Más allá del lógico alboroto generado por la comprobación de sobornos en los cuadernos que evidenciaron otra parte de la trama de corrupción del kirchnerismo, no deben quedar sin mencionar hechos trascendentes de la semana política provincial, como las asunciones de Dalmiro Garay en la Suprema Corte de Justicia y Lisandro Nieri y María Paula Alassino en los ministerios de Gobierno y de Hacienda, respectivamente.
Lo de Garay en el máximo tribunal representa el más claro posicionamiento del Gobernador en un terreno hostil para él, como la Justicia, al colocar en un lugar destacado a quien hasta hace pocos días fue el inspirador de la mayoría de las medidas de reforma del sistema judicial que viene promoviendo el Ejecutivo.
Y la asunción de Nieri y Alassino, como ya se ha dicho, representa la ratificación de confianza de Cornejo a su equipo de trabajo. Enroques y promociones para que la estructura siga funcionando. Nadie llega a un escenario político y administrativo que no conozca previamente.
Cornejismo puro. Detrás de su imagen de moderación y amabilidad, Dalmiro Garay refleja el más puro pensamiento cornejista en la función pública y no esconde su disposición a hacer valer esas premisas desde su nuevo puesto. Tal vez por eso dijo, tras su juramento, que es responsabilidad de la Corte contribuir en el “desarrollo sustentable de las políticas del Estado y que le den la posibilidad de solucionar las crisis de manera rápida al gobierno...”.
Se puede interpretar, entonces, que la nominación de Cornejo a su ministro de Gobierno no fue tanto un premio por su compromiso con la gestión sino, preferentemente, parte de una estrategia que le permita al actual gobierno dejar su impronta en la Justicia provincial cuando termine su mandato constitucional, en diciembre del año próximo.
Habrá celo para que las medidas se apliquen y, según prometió Garay en entrevista con Los Andes el mismo día del aval del Senado a su nominación, motivación para “impulsar a la Corte a elaborar sus propios proyectos de ley, algo que no ha hecho nunca”.
Cuando en diciembre del año pasado asumió José Valerio como miembro de la Corte, el primer juez nominado e impuesto por Cornejo en la máxima instancia judicial, el jefe del Ejecutivo negó que su intención fuese controlar a la Justicia, respondiendo a acusaciones de dirigentes partidarios, al no proponer a personas de su entorno político. Indudablemente, no ocurre lo mismo con el caso de Garay, más allá de que el amplio respaldo que recibió del Senado no deja lugar para futuras críticas o suspicacias.
En el acto de asunción del martes, el Gobernador confirmó fuertemente su decisión de buscar eficiencia en la Justicia al comentar que respondieron "al mismo objetivo" las postulaciones de Alejandro Gullé para la Procuración como de José Valerio para el máximo tribunal. Y dijo que ceder a Garay "es como perder un brazo", aunque en la práctica lo que hizo fue colocar su brazo político en un lugar que pretende mejorar desde la política, justamente.
Lo que viene. Cornejo hace un esfuerzo para que su gestión no se vea afectada por la caída de la imagen del gobierno de Macri como resultado de la crisis económica. En ese marco enfrenta el problema irresuelto aún de su sucesión al frente de la Provincia. De Marchi y Cobos son dos anotados que miden muy bien en las encuestas, con mucha ventaja, por lo menos hasta ahora, sobre los nombres que juegan del lado del Gobernador.
Mientras el intendente Suárez dijo que por ahora no aspira a pelear por la Gobernación, el ministro Martín Kerchner hizo su virtual lanzamiento en un medio televisivo. Habrá que esperar con respecto al jefe de la Capital y ver si Kerchner es realmente el postulante predilecto de Cornejo.
Además, hay quienes se preguntan si detrás de esta semana de novedades pensando en el año electoral que viene se pueden estar gestando acercamientos que deriven en un acuerdo con Cobos y De Marchi que permita a todo el oficialismo provincial encolumnarse detrás de Kerchner, evitando desgastes en las primarias provinciales.
La relación con el intendente de Luján es óptima en estos momentos, pero quienes frecuentan al referente local del Pro aseguran que el Gobernador conoce muy bien el objetivo político provincial que se ha fijado el lujanino.
Un posible entendimiento le permitiría a Cornejo mantener su liderazgo en la provincia, uno de sus atributos políticos que lo posicionaron siempre como referente a nivel nacional, en especial a partir de su cargo como presidente de la UCR. Está claro que el futuro político nacional de Cornejo no puede correr riesgos por desinteligencias en su propia provincia. El no deseado contexto económico y político acelera los tiempos de la campaña electoral.
En cuanto a la posición nacional del radicalismo están los que aseguran que la presencia en Cambiemos redituará mayores espacios políticos.
En cuanto al justicialismo, los intendentes concretaron un importante cónclave en Tunuyán, aunque no tienen un candidato a gobernador definido. Aseguran que Adolfo Bermejo sólo aceptaría nuevamente si se diera un marco de unidad partidaria.
En el sector identificado con La Cámpora, Jorge Tanús, Carlos Ciurca y otros referentes hablan de que tendrían una intención de votos de 20 puntos porcentuales y eso los tentaría a competir solos, sin buscar acuerdos dentro del PJ.
Hay que tener en cuenta que la relación con la presidencia del partido es malísima. Anabel Fernández Sagasti aparece como la gran apuesta de dicha corriente (ver página 4A), lo que podría complicar el panorama de los intendentes, que cuentan con el arrastre sureño de los hermanos Félix (Omar, diputado nacional y titular del partido, y Emir, intendente de San Rafael).
Estos serían los más dispuestos a algún tipo de acercamiento con otros partidos; en ese aspecto, la buena medición de José Luis Ramón y asociados siempre tienta.
