Brasil registró 61.619 muertes violentas en 2016, una cifra récord que refleja tanto un aumento de la letalidad policial como del asesinato de agentes, especialmente en Rio de Janeiro, según cifras de la ONG Foro Brasileño de Seguridad Pública.
El 11º Anuario Brasileño de Seguridad Pública, considerado el informe más extenso sobre este asunto en el país, destaca que el aumento de muertes violentas elevó la tasa a 29,9 muertes por 100.000 habitantes el año pasado o, lo que es lo mismo, siete personas muertas cada hora.
Esta cifra contempla homicidios intencionales, asesinatos durante robos y lesiones corporales seguidas de muerte, así como muertes provocadas por la policía y de agentes abatidos en servicio y fuera de éste. Y supera con creces el límite de 10 muertos por 100.000 habitantes que la ONU considera como violencia endémica.
En 2015, las muertes violentas registradas en la primera economía latinoamericana, de más de 200 millones de habitantes, totalizaron 58.870, una tasa de 28,8/100.000, según la ONG.
Aunque, en números absolutos, Rio de Janeiro está a la cabeza de esas tristes estadísticas, nuevamente los empobrecidos estados del nordeste registraron una tasa muy superior a los 37,6 muertos por 100.000 habitantes de Rio: Sergipe es el estado más violento (con una tasa de 64/100.000), seguido de Rio Grande do Norte (56,9) y Alagoas (55,9).
El Foro Brasileño de Seguridad Pública también resalta la brutalidad con la que actúa la policía brasileña.
La letalidad policial creció 26,8% en 2016 respecto al año anterior, con al menos 11 personas asesinadas cada día durante incursiones de las policías militar (a cargo del mantenimiento del orden) y civil (especializada en investigaciones), casi una cuarta parte de ellos solo en Rio de Janeiro.
En ese estado, al borde de la bancarrota y confrontado a una grave crisis de seguridad desde el fin de los Juegos Olímpicos de 2016, un total de 925 personas murieron durante incursiones policiales, 43% más que el año pasado, generalmente en las favelas dominadas por traficantes.
Si bien la policía de Rio es la segunda que más mata del país, sólo por detrás de Amapá (norte), sus oficiales son también los que más mueren. El año pasado, 40 agentes murieron estando de servicio y 92 fuera de él.
El Anuario destaca por primera vez el número de desaparecidos en el país, donde 71.796 personas fueron registradas como tal solo el año pasado.
La ONG lamenta que esas cifras escalofriantes se produzcan en paralelo con una disminución de las inversiones gubernamentales en seguridad.