El presidente interino de Brasil, Michel Temer, perdió hoy su tercer ministro acusado de corrupción en el marco del escándalo de Petrobras, en un nuevo revés para su cuestionado gobierno a sólo un mes de haber asumido.
Henrique Eduardo Alves presentó su renuncia a la cartera de Turismo, tras ser mencionado por un delator en el esquema de corrupción en la petrolera estatal.
Alves explicó en una carta pública que dejaba el cargo para "no comprometer o crear ninguna dificultad para el gobierno".
El delator Sergio Machado, expresidente de la subsidiaria de Petrobras Transpetro, acusó a Alves de recibir más de 1,5 millones de reales (USD 442.850) en sobornos provenientes del esquema delictivo montado en la petrolera.
Temer acaba de completar su primer mes al frente del gobierno tras la suspensión provisoria de Dilma Rousseff, que enfrenta un juicio de destitución en el Congreso por supuesto maquillaje de las cuentas públicas.
Alves es el tercer ministro de Temer en renunciar golpeado por el mayor escándalo de corrupción en la historia de Brasil.
Sospechas también sobre Temer
En los primeros 20 días de mandato, Temer ya había visto caer a Romero Jucá, que fungía comoministro de Planificación, quien fue grabado en secreto por Machado afirmando que era necesario que cayese el gobierno Rousseff para "frenar la sangría" causada por la investigación del megafraude.
Fabiano Silvera dejó el cargo de ministro de Transparencia después de que se filtraran grabaciones en las que criticaba la investigación por corrupción.
Las declaraciones de Machado a la fiscalía, con jugosos detalles del fraude a cambio de una reducción de su condena, saltaron a la luz el miércoles.
En el documento de 246 páginas, al que accedió la AFP, Machado detalla transacciones ilegales con una veintena de políticos, incluido el presidente en ejercicio Michel Temer.
Machado, un gran conocedor de los bastidores de la política brasileña, asegura que el presidente interino le pidió recursos ilícitos por 1,5 millones de reales para financiar la campaña de un aliado a la alcaldía de Sao Paulo en 2012.
Temer lo niega tajantemente y calificó la declaración de Machado como "liviana, mentirosa y criminal".
"No voy a dejar que esto siga de largo. Hablo con palabras indignadas para registrar una vez más que esta liviandad no puede prevalecer", dijo Temer en la mañana del jueves, horas antes de conocerse la renuncia de un tercer ministro.
En los últimos meses, otro delator del caso acusó a Temer de "apadrinar" a dos jerarcas investigados por fraude en Petrobras.
Los fiscales también descubrieron mensajes telefónicos que señalan que Temer habría recibido cinco millones de reales de la constructora OAS, investigada en el megafraude, pero el mandatario niega toda acusación y dice que fue una donación legal de campaña.
Patinaje sobre "hielo fino"
"El gobierno Temer transita por un lago de hielo fino que se puede quebrar en algún momento", ilustra el analista político André Cesar, de la consultora independiente Hold, en Brasilia.
Para Cesar, la salida de Alves es una señal de la "fragilidad política" que aqueja a Temer, que podría verse en jaque si continúan renunciando ministros vinculados con hechos de corrupción, si surgen en boca de delatores nuevas acusaciones contra su partido, o si se comprueba que él mismo recibió dinero ilegal.
Además de sobrevivir a esta "turbulencia" política, Temer debe hacer frente a la severa crisis económica para convencer a los brasileños de que puede mantenerse en el poder, sostiene Cesar.
"Si el gobierno no da respuestas rápidas a esos problemas de la economía (inflación, desempleo y caída del PIB), que pesan en el bolsillo de la gente, ciertamente no tendrán más paciencia y volverán a las calles", puntualiza.
Las llamadas "delaciones premiadas" son la base de la investigación que destapó el fraude en Petrobras y llevó a prisión a dueños y directores de las principales constructoras de Brasil, jefes de la petrolera y encumbradas figuras políticas.
La red desvió más de 2.000 millones de dólares de Petrobras en una década.
Después de golpear de lleno al izquierdista Partido de los Trabajadores de Rousseff, el caso se transformó en una amenaza de alto riesgo para el PMDB, que heredó el poder.
Si, concluido el proceso de impeachment, Rousseff es destituida, Temer completará el mandato hasta el 31 de diciembre de 2018, año en que están previstas las próximas elecciones generales.