Su ritual de macumba es el mismo antes de cada partido de Brasil: Helio prende cuatro velas con los colores de Brasil en una caja rectangular que representa una cancha de fútbol donde ha colocado muñequitos que representan a los jugadores, a quienes envía "fuerza y energía".
"Ahí en la caja meto amuletos para dar suerte, una manito para neutralizar las cosas negativas, un cristal y un sol para dar energía y en medio collares de 'orixás' (divinidades africanas) para protegerlos", explica Helio Sillman.
Ha montado un pequeño altar en la entrada de su tienda "Mundo de los Orixás" del mercado popular de Madureira, en la zona norte de Rio, donde se pueden comprar toda suerte de amuletos y objetos rituales como tam-tam para las ceremonias de candomblé, macumba y umbanda (ritos afrobrasileños).
En un pequeño plato de barro cocido, hay otros pequeños muñecos --Helio los llama "mis brujitos"-- que tienen los pies atados o los ojos vendados con una cinta negra.
"Son los cuatro equipos que Brasil ya eliminó de la Copa": Croacia, México, Camerún y Chile, dice Helio, pegándoles y poniéndolos cabeza abajo en el plato para asfixiarlos.
"Es de esta manera que neutralizo los equipos rivales antes del partido. Agarro al jugador que es el líder del equipo y le ato los pies para impedirle que se mueva en la cancha. El que tiene los ojos vendados es el golero mexicano Ochoa, que era muy bueno para detener el balón. Vendándole los ojos, le dificulto la tarea. Cuando al líder le va mal, todo el equipo sufre", afirma.
Muñecos de James y Juan Cuadrado
A pocas horas del partido por cuartos de final entre Brasil y Colombia en Fortaleza (noreste), Sillman prepara dos muñecos que representan al astro James Rodriguez, el número 10 colombiano, y Juan Cuadrado, el 11. Les ha colocado la camiseta amarilla que vestirán y les ata cuidadosamente los pies.
Prenderá velas cuando comiencen a sonar los himnos nacionales en el estadio. "Deben durar todo el partido", dice.
Si Brasil gana este viernes y afronta más tarde a Argentina o a Francia, serán Benzema o Messi quienes tendrán los pies atados en el pequeño platito de barro.
En Brasil, el país más católico del mundo, el sincretismo religioso está muy presente. Tras asistir en masa a la misa de Navidad, millones de brasileños se visten de blanco la noche del 31 de diciembre para hacer sus ofrendas a Yemanjá, diosa del mar en el candomblé. Muchos de ellos creen en los espíritus, en la reencarnación y en varias supersticiones.
A pesar de prejuicios ancestrales y de la intolerancia actual de las poderosas iglesias evangélicas, el candomblé y su primo umbanda aún tienen muchos adeptos en este país de 200 millones de habitantes.
Sillman tiene esta tienda "Mundo dos Orixás" y dos otras similares desde hace más de 30 años en este inmenso mercado techado de varios pisos donde se encuentran también diversos artículos para apoyar a la Seleçao y material para fiestas de aniversario, sobre todo.
Explica que su ritual sirve pàra aportar "una fuerza espiritual a la Seleçao" porque en una Copa del Mundo equilibrada donde todos los equipos son buenos "son necesarios cracks como Neymar, pero también es necesaria la suerte".
"Y ahí es que intervengo", afirma.
Confía en que cuando un "pai de santo"(sacerdote del Candomblé) viene a su tienda a comprar objetos para las ceremonias aprovecha "para pedirle que toque, hable a la Seleçao para que su 'axé' (su suerte) se torne más fuerte".
"Es por eso que ya somos cinco veces campeones del Mundo. Brasil tiene mucho axé, pensamiento positivo, es un pueblo optimista", garantiza sin pestañear este sesentón, que comenzó sus rituales en 2006, para el Mundial de Alemania.
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