Brasil es nuestro socio estratégico, no nuestro rival

El crecimiento de la economía brasileña a nivel de reconocimiento internacional ha sido exponencial en los últimos años. Forma parte del BRICS, junto con Rusia, India, China y Sudáfrica, lo que debería ser aprovechado por la Argentina, el socio estratégic

Brasil es nuestro socio estratégico, no nuestro rival

El principal obstáculo para una seria integración entre Brasil y la Argentina se debe a que en los últimos años se han presentado diferencias entre los dos países, en las que cada uno de ellos intentó adoptar políticas de resguardo de su economía por la necesidad de evitar, en la medida de lo posible, un desfasaje en la balanza comercial y, a la vez, resguardar su propia industria.

La aparición del Mercosur no fue fruto de la casualidad. Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay observaban cómo se iban conformando importantes bloques económicos a nivel internacional y frente a ese nuevo escenario mundial resultaba necesario actuar en conjunto.

Así se decidió la libre circulación de mercaderías entre los países, a la vez que acordaron establecer aranceles externos comunes para el ingreso de mercaderías desde otros bloques o países.

La estrategia  dio muy buenos resultados hasta que Brasil y la Argentina comenzaron con la aplicación de trabas para-arancelarias a los efectos de resguardar sus economías.

El propio canciller brasileño, Luiz Alberto Figueres, fue claro días pasados cuando señaló que son serios los problemas que se plantean con las licencias no automáticas impuestas por la Secretaría de Comercio de la Argentina, que frenan el ingreso de manufacturas brasileñas, asegurando que no se pueden dejar esas cuestiones sin decisión, porque pueden contaminar al conjunto de la relación comercial.

Dejó además una frase preocupante, al señalar que cuando hay obstáculos, las partes terminan por buscar otros socios.

Una buena relación con Brasil es fundamental para Mendoza. Hacia ese mercado van millones de dólares de exportaciones locales de papas, cebollas, ajos, zanahorias, peras, cerezas, ciruelas, aceitunas, aceite de oliva, uvas y, sobre todo (en razón de que ese país se ha convertido en el tercer mercado, luego de Estados Unidos y Canadá), los vinos argentinos. Además, el mayor poder adquisitivo logrado por la población brasileña abre perspectivas optimistas para la inserción de productos locales.

La Argentina debe mirar a Brasil como socio estratégico, no como país competidor tal cual parece hacerlo en la actualidad. Debería considerar que la inserción de Brasil a nivel internacional ha sido exponencial en los últimos años. Integra, junto con Rusia, India, China y Sudáfrica el BRICS (este último, sumado en 2011).

Esos países tienen en común una gran población, un enorme territorio que les proporciona dimensiones estratégicas continentales, una gigantesca cantidad de recursos naturales y, lo más importante, las enormes cifras que han presentado de crecimiento de su PIB y de participación en el comercio mundial en los últimos años, lo que los hacen más atractivos como destino de inversiones.

En síntesis, si se mira a futuro, no quedan dudas de que la Argentina debería sumarse como socio estratégico del Brasil y para ello cuenta con un organismo fundamental como el Mercosur. Los dos países -y en menor medida Uruguay y Paraguay- poseen economías complementarias, con lo que la oferta de productos se puede ampliar.

A ello debe sumarse que actuando como bloque, como lo establece el propio Mercosur, las posibilidades se amplían en oportunidad de las discusiones en los acuerdos bilaterales con sus pares de la Unión Europea o el Nafta, de América del Norte, imprescindibles para toda relación comercial global.

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