La mascota del Mundial representa a una especie de armadillo que es exclusiva de Brasil y está amenazada. El gobierno de ese país decidió poner en marcha un plan para conservar al armadillo, después de recibir el reclamo de un grupo de científicos. Por una votación del público, la mascota se llama Fuleco, que resulta la combinación de “fútbol” y “ecología” en portugués”.
El nombre científico de la especie que representa es Tolypeutes tricinctus, que habita en el matorral espinoso del Noreste (que se conoce como "caatinga") y en el centro de Brasil. Pero cada vez quedan menos ejemplares, porque han destruido su hábitat y los han cazado desmesuradamente. Su población sufrió un descenso del 30% en los últimos 10 años y su estado de conservación es considerado “vulnerable”.
El grupo integrado por Felipe Melo, Enrico Bernard y otros investigadores reclamaron en abril en la revista Biotrópica que la FIFA y el gobierno debían aprovechar la publicidad de la mascota y dejar un legado, que incluyera que se declaren 1.000 hectáreas de área protegida por cada gol que se haga durante la Copa. Calcularon que podrían conservarse más de 171.000 hectáreas.
Ahora, el Instituto Chico Mendes de Biodiversidad llevará adelante un plan a favor de los armadillos: prometen crean un área protegida en la zona de “caatinga” que alguna vez ocupó el 11% de la superficie de Brasil y ahora llega a menos de la mitad.