Entre 2003 y 2011 la moneda brasileña no dejó de apreciarse en términos reales, a punto tal que alcanzó niveles similares a los observados durante el Plan Real, la versión de nuestra Convertibilidad. La consecuente pérdida de competitividad en los últimos años condujo a una constante desaceleración del crecimiento de la economía, hasta alcanzar sólo 0,7% en los primeros nueve meses del 2012. La apreciación incluso llevó al terreno de la recesión a la industria manufacturera, que todavía refleja un nivel de producción inferior al observado previo a la crisis sub-prime, cuatro años atrás.
Desde la llegada del nuevo gobierno se intenta desandar el camino que llevó a apreciación del real. Para ello se bajó la tasa de interés Selic nuevamente a un dígito -actualmente a 7,25% anual- y se impuso un impuesto a entrada de capitales especulativos con una tasa del 6%.
Menor crecimiento económico, menores tasas de interés e impuestos al ingreso de capitales lograron frenar el frenesí de entrada de capitales a la economía brasileña, quitando presión en el mercado de cambios y dando lugar a una devaluación del real que lo quite del atraso cambiario, que no deja crecer a la economía y ahoga a la industria.
Según cálculos del Banco Central de Brasil, la devaluación nominal del 33% que acumula el real desde mediados de 2011, permitió una devaluación del tipo de cambio real multilateral de casi 23% en igual período, ponderado por sus principales socios comerciales.
El nuevo contexto de precios relativos y estímulos al consumo, vía políticas fiscales y monetarias expansivas, está dando el marco macroeconómico para quitar a la industria paulista de la recesión, luego de año y medio en ese terreno.
En efecto, en octubre por primera vez la industria manufacturera brasileña reflejó un incremento interanual positivo del +2,2%. Si bien todavía en acumulado en lo que va del año refleja una contracción del -3,0%, se espera un rebote con mayor fuerza para lo que resta del año y principalmente para 2013.
Brasil deja en evidencia que cuando el tipo de cambio entra en terreno de notorio atraso, no hay entrada de capitales que permita sacar a la industria de la recesión o hacer crecer la economía. El ingreso de capitales especulativos apreciaba la moneda hasta alcanzar valores récord, financiando el consumo a costa de ahogar a la industria paulista.
En números, según se desprende del Balance de Pagos de Brasil, entre 2010 y 2011 la entrada de capitales en el economía superó los 213 mil millones, que permitió financiar el déficit en cuenta corriente acumulado de 100 mil millones en el período, y el resto incrementar el reservas internacionales del Banco Central por 113 mil millones. En porcentaje del PBI, implica un ingreso de capitales a la economía de casi del 5% anual en promedio, la mitad para financiar el déficit en cuenta corriente y la otra mitad ingresó a la economía al exigirles reales al Banco Central a cambio de divisas.
Desde que Brasil dio señales de desandar el camino a la apreciación, los capitales redujeron a la mitad su ritmo de ingreso a Brasil. En 2012 la entrada de capitales a la economía es casi de igual proporción al déficit en cuenta corriente del Balance de pagos (2,2% del PBI), lo que no permite al Banco Central acumular grandes cantidades de reservas internacionales como en el pasado. De hecho, sólo crecen 6,7% a octubre último.
En suma, Brasil desanda el camino que lo llevó al atraso cambiario, tras perder el crecimiento económico y dejar la industria en recesión. En poco más de un año quitó a la moneda del terreno del atraso y ya empiezan a observarse señales de reactivación en la industria. Lamentablemente, mientras Brasil logra salir del atraso cambiario, Argentina entra.