No es un "Breaking Bad" del subdesarrollo. Ni funciona como "Weeds", "The Wire" o "Gomorra". El narcoculebrón hace bandera de una impronta propia, de un tipo de actuación, de un cliché y de una idiosincrasia tercermundista. El narcotráfico es apenas una excusa para narrar lo que son las sociedades sudamericanas, con su color, su lunfardo, sus guiños, su alto índice de criminalidad y sus heridas.
Habrá que viajar hasta 2008 para buscar una punta del iceberg del narcoculebrón. Revisar "Sin senos no hay paraíso" (aquí, "sin tetas") para entender el posterior avance de ese género que combina la telenovela con el thriller, los besos con la sangre, el viejo estereotipo masculino y femenino con el tráfico de drogas y sus telarañas.
Aquella historia de Telemundo -adaptación de la novela homónima escrita por Gustavo Bolívar- "fundó" una horma televisiva, un patrón narrativo, y se transformó en una "madre" de la narconovela. Tanto que el streaming hoy reedita viejos títulos "costilla" de ese clásico, para que los catálogos se pueblen de "mulas", sicarios, y amor y sexo, entre cargamentos y cárteles.
Las telenovelas colombianas "Café con aroma de mujer", "Pasión de gavilanes" o "Betty, la fea" quedaron como fósiles a la hora de la exportación. La cocina y el tráfico de drogas, más los vínculos de amor/horror que se tejen alrededor del negocio, provocan que plataformas como Netflix las recuperen y las agrupen como un poderoso gancho para las audiencias latinas.
La mayoría cumplió su recorrido por canales de aire, pero aquí llegan como oferta "nueva", difícil para maratonear, porque responden a esquemas de más de 50 u 80 capítulos (o más). El contraste es el gran protagonista de estas historias: marginalidad versus opulencia, taperas de un lado, castillos en otro. La cámara se posa en el mundo pobre y en el rico continuamente.
Se es "malo" al extremo o demasiado "bueno", muchas veces no hay grises, y sí cierta estigmatización desde el guión. El arquetipo implica reproducción de un sistema arcaico, vigente en varios países latinoamericanos: mujeres esculpidas a gusto de los hombres, odas a las siliconas como vehículo de visibilización ante los ojos del hombre. Algunas historias recientes rompen un poco con eso y se atreven a que sean las mujeres las que lideren el gremio.
¿Cómo delimitar la frontera entre una serie y un narcoculebrón? La línea es delgada. Algunos títulos como las mexicanas "Monarca" o "El dragón" oscilan entre thrillers, dramas y telenovelas. Momentos en los que flotan entre una y otra.
Más allá de dilemas y rótulos, lo claro es que la infinita oferta de producciones creadas o importadas por el streaming funda permanentemente subrubros o etiquetas marketineras para agruparlas: así como surgieron categorías tales como la Psycho series, los narcoculebrones ya zanjaron su espacio. Y hoy ya generan un vendaval de spin off (una serie derivada de otra), secuelas, precuelas, remakes y hasta plagios.
Aquí, 10 que valen la pena ver.
1. Sin senos sí hay paraíso
Disponible en Netflix
La historia: Es una secuela de “Sin tetas no hay paraíso”, y su a vez adaptación del libro de Gustavo Bolívar. Se emitió en Telemundo. La historia se dispara cuando Hilda Santana (Catherine Siachoque), embarazada, recibe la noticia de la muerte de su otra hija, Catalina (Carmen Villalobos). El disgusto la lleva a un parto prematuro. Llamará Catalina a la bebé, e intentará evitar que se repita el final feliz: para proteger a la niña del crimen organizado en el barrio, le prohibirá salir sola de la casa. Pero no podrá impedir que pasen más tragedias.
El gancho: El cliché telenovelesco, cómo se construye la historia fiel a los elementos indispensables del culebrón.
2. La reina del Flow
En Net Tv y Netflix
Una historia musical que combina el reggaetón con lo narco. Los arrabales de Medellín, los sueños de progreso y las redes del narcotráfico que se conectan con las de la industria musical. Hits, cárceles, mansiones y la venganza como tópico principal.
Yeimy Montoya (María José Vargas) aspirante a compositora, se enamora de un vecino, Charly. Su libreta de futuros hits cae en manos de él, quien la engaña poniendo droga en su valija. Décadas después, en libertad, buscará vengarse adoptando nueva identidad y asociándose a la DEA. Con Carolina Ramírez, Andrés Sandoval y Juan Manuel Restrepo.
El gancho: el retrato del mundo del reggaetón y cómo se fabrica una estrella.
3. Las muñecas de la mafia
Disponible en Netflix
La primera temporada tiene diez años, la emitió Caracol Televisión (Colombia) y está basada en el libro “Las fantásticas”, de Juan Camilo Ferrand y Andrés López López. Con Amparo Grisales, Fernando Solórzano, Caterin Escobar, Angélica Blandón, Andrea Gómez, Yuly Ferreira y Alejandra Sandoval. Cinco mujeres, que por diferentes motivos terminan involucradas en la mafia colombiana.
El gancho: Las diversas subtramas y la posibilidad de analizar el estereotipo al que se somete a la mujer, tan característico de Sudamérica.
4. Rosario Tijeras
Disponible en Netflix
Una historia mexicana que emitió TV Azteca, adaptación de la serie de televisión colombiana (basada en el libro de Jorge Franco). Rosario (Bárbara de Regil) es una joven estudiante que entra al mundo de la mafia para vengarse del asesinato de una amiga. Su primer modus operandi: apuñalar al agresor en sus genitales. De allí ganará el apodo “Tijeras”. A la cuestión de los negocios turbios y la violencia se le suma un intenso triángulo amoroso (con Antonio Gaona y José María de Tavira).
El gancho: El ritmo de la historia, la intensidad del personaje y lo que ésta provoca alrededor.
5. La reina del Sur
Disponible en Netflix
Producida por Telemundo, está basado en la novela homónima del autor español Arturo Pérez-Reverte. La primera temporada contó con un presupuesto de 10 millones de dólares, lo que en ese momento la convirtió en la telenovela más cara producida por esa cadena. La protagonista es Kate del Castillo, actriz ya símbolo de este género televisivo (a quien acusaron de mantener una amistad con “El Chapo” Guzmán). El comienzo: en Culiacán, Sinaloa, Teresa debe huir luego del asesinato de su novio, el “Güero” Dávila (Rafael Amaya).
El gancho: La acción y los variados escenarios (la historia transcurre entre España, y parte en México, Colombia, Marruecos y los Estados Unidos).
6. El desconocido
El sello mexicano para contar la historia de Orso Iván Gastelum, “El Cholo” (Guillermo Iván), conocido por ser mano derecha de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Un narcoculebrón corto, de cinco episodios de una hora cada uno, escondido en el streaming, y de los menos populares. Líder del cartel de drogas más poderoso de México, “Cholo” nació en una familia de narcotraficantes en un pequeño pueblo de Sinaloa. Su padre, “El Cobra” lo introduce en ese universo. Un oficio que se hereda.
El gancho: la posibilidad de entender cómo se construye un narco, el modo en que un padre abre un camino, y qué ocurre con los vínculos a la hora de los pactos de silencio.
7. El señor de los cielos
Disponible en Netflix.
Emitido por Telemundo, este narcoculebrón narra las “aventuras” y los delitos del mexicano Amado Carrillo, cuyo nombre en la historia se cambió por Aurelio Casillas. Llamado el señor de los cielos, es un narcotraficante que logró infiltrarse y dominar al gobierno mexicano, por lo que se convirtió en uno de los hombres con más dinero y poder en México.
El gancho: Los noventa, una gran flota de aeronaves para transportar la droga y las maniobras de lavado de más de 200 millones de dólares a través de Colombia para financiar esa flota. Enemigo del Cártel de los Robles.
8. El chema
Disponible en Netflix
Es un spin-off (una derivación o extensión) de “El Señor de los Cielos”. Con Mauricio Ochmann (”El Chema”) y Mariana Seoane. El protagonista, Don Venegas, y su potente camino hasta llegar a ser cabeza del crimen organizado y de su cartel que dirige El Señor de los Cielos.
Una extenuante persecución por aire y por tierra, intervienen el Ejército de México, la policía y la DEA, pero José María Venegas no puede ser capturado. Pez en el agua en las profundidades de los túneles, un mago que sabe cómo escapar cuando se ve acorralado.
El gancho: la sagacidad, la rapidez, el ingenio del personaje para desaparecer y aparecer.
9. Narcos México
Es el más cinematográfico de estos narcoculebrones. Pensado originalmente para ser la cuarta temporada de la serie original de Netflix “Narcos”. Finalmente se desarrolló como una historia complementaria, enfocada en el tráfico de drogas ilegales en ese país.
El surgimiento del Cártel de Guadalajara en los ochenta, cuando Félix Gallardo (Diego Luna) toma las riendas y monta un imperio. El agente de la DEA Kiki Camarena (Michael Peña) se muda con su familia desde California a Guadalajara y se enreda en una misión que parece imposible.
El gancho: la estética ochentosa, la calidad de la realización, y lo ágil: son diez capítulos.
10. Sobreviviendo a Escobar
Disponible en Netflix.
Una historia producida por Caracol Televisión, basada en el libro de Jhon Jairo Velásquez y protagonizada por Juan Pablo Urrego. Velásquez, “Alias Popeye” y su estadía en la cárcel, desde su captura ante la muerte de Pablo Escobar hasta los últimos años de la prisión. El foco en la realidad de las cárceles (hacinamiento y violencia) y la corrupción política.
El gancho: La historia real, la biografía de este hombre que mató a unas 300 personas y era llamado "uno de los sicarios favoritos de Pablo Escobar". Un retrato de aquella guerra de cárteles que tuvo lugar en Colombia en los años ochenta y noventa.