Siempre es una buena noticia recibir un dinero extra a nuestra paga mensual, ya que sirve para hacer determinados gastos que no esperábamos poder afrontar.
Por supuesto que estos $ 5.000 de ninguna manera nos salvan el año, que de hecho ha sido bastante malo y difícil para el asalariado, quien ha visto disminuir su poder adquisitivo a causa de una inflación-devaluación muy superior a la esperada a la hora de las paritarias.
Y si bien habrá empresas que no puedan pagar este aporte fijado por el Poder Ejecutivo nacional, una buena parte sí lo podrá concretar, lo que permitirá incrementar el consumo de fin de año de buena parte de los trabajadores, es decir de los habitantes activos, en una época tradicionalmente crítica en nuestro país.
Recordemos que el salario promedio de bolsillo privado asciende, en Mendoza, a $25.000, situación que va a implicar que el bono represente aproximadamente un 20% de incremento de poder de compra a fin de año, que es época de gastos extras, lo que no es poca cosa.
Sin lugar a dudas esta ayuda no deja de ser tan solo un paliativo a la situación recesiva que estamos viviendo; la única manera de que la gente vea subir su poder de consumo de manera sustentable es con la economía creciendo y ganando productividad, algo que hoy claramente no tenemos, pero que con muchas posibilidades se pueda lograr más adelante, durante 2019, si prosperan las reformas que está encarando la administración del presidente Mauricio Macri.
Lo que si podemos decir es que de ninguna manera se va a lograr con los “cantos de sirena” demagógicos que proponen los que quieren volver a la época kirchnerista, caracterizada por subsidiar todo sin demasiada lógica económica, llevando al país a una crisis fiscal de la que recién estamos intentando empezar a recuperarnos.