El presidente electo de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, desmintió ayer en Río de Janeiro que los refugiados venezolanos presentes en el estado fronterizo de Roraima sean devueltos a su país, pero afirmó que habrá un régimen de control para su ingreso.
"Ellos no son mercancía ni billetes para ser devueltos", dijo el mandatario electo tras participar en los actos conmemorativos del 73 aniversario de la Brigada de Infantería Paracaidista en la ciudad carioca.
Bolsonaro hizo estas declaraciones luego de que su correligionario y futuro gobernador de Roraima, Antonio Denarium, defendiera la deportación de los migrantes venezolanos.
El ultraderechista aseguró que no dejará “a su suerte” a los venezolanos que están huyendo de la crisis económica, política y social de su país.
Control
"Debe haber un régimen de control para esa gente que esta huyendo del hambre y de la dictadura, pero también hay gente que no queremos en Brasil", precisó.
El empobrecido estado de Roraima se ha convertido en los dos últimos años en la puerta de entrada en el gigante sudamericano de miles de venezolanos que huyen por tierra de la crisis institucional y humanitaria que atraviesa el gobierno de Nicolás Maduro.
Las autoridades brasileñas estiman que entre 700 y 800 venezolanos cruzan diariamente a la localidad de Pacaraima, único paso fronterizo entre Brasil y Venezuela, y uno de los municipios más pobres de ese estado.