Si fuera una película de la última década, la trama mostraría más superficie con viñedos y más ventas, a pesar de los vaivenes de la economía, traccionadas por las bodegas de San Martín, corazón del Este mendocino, Luján, núcleo de la Primera Zona Vitivinícola, y Maipú como líder.
Eso se desprende de un estudio elaborado por investigadores de la UNC en base a datos del INV, que entre otras conclusiones indica cómo le fue a la industria y cuál fue el comportamiento del mercado interno entre 2003 y 2015.
En términos de superficie de viñedos, que creció 9,3% en ese período dominado por uvas tintas (aumentaron 38%), en detrimento de rosadas (21%) y blancas (6%), la zona Este conserva el liderazgo con más de 4 de cada 10 hectáreas productivas a pesar de haber sufrido un leve recorte de 3 puntos su área vitícola. Como contraste, de acuerdo al análisis, fue el oasis del Valle de Uco el que registró un incremento explosivo en los últimos 12 años: un 82% respecto al área implantada que había en 2003.
Con todo, los establecimientos asentados en San Martín y Luján se afianzan como los que más crecimiento han logrado. Sin embargo, en el mercado interno los más vendedores son los maipucinos con más de la mitad del total, pese a una merma de 15%.
Por caso, las bodegas de Maipú colocaron unos 4 millones de hectolitros en 2015, seguidas desde bastante atrás por las sanmartinianas, con casi 1,1 millón, equivalente a casi 1 1/2 mes de despacho promedio el año pasado. Aunque el volumen comercializado es menor, Luján acredita un mayor crecimiento interanual en todo el período (más de 70%).
El dato tiene más relevancia todavía si se tiene en cuenta la caída del consumo. Como lo refleja el informe, de cada 10 litros comercializados en 2003, desde entonces las ventas a nivel nacional cayeron más de 2 litros.
“Es el departamento con mas cantidad de bodegas, es decir que tiene que ver con una cuestión de infraestructura instalada”, analiza José Zuccardi, de Familia Zuccardi, que desde su bodega de Fray Luis Beltrán y la más reciente en San Carlos posiciona un par de líneas a nivel nacional, como Santa Julia y Alambrado.
Al margen de despachos que, de acuerdo a los últimos datos del INV repuntaron 5,27% en agosto hasta superar los 901 mil hectolitros, no alcanza para revertir un acumulado que en lo que va de 2016 es 8,2% negativo. Al mensualizarse, los 6,1 millones arrojan un promedio de 760 mil hectolitros, un nivel incluso más bajo que el de 2015.
Para Zuccardi, difícilmente las bodegas puedan cerrar el 2016 con un mejor desempeño. “Se va a seguir los lineamientos generales, con despachos que bajaron y probablemente lo sigan haciendo”, añadió.
Aunque el fraccionado en tetrabrik en algunos casos supera los $ 35 en góndola y se acerca peligrosamente a la cerveza, para varios de sus impulsores no va a ceder terreno. En pleno polo productivo de San Martín, Pedro Carricondo explica el crecimiento en el tipo de producto elaborado y asegura que se va a mantener en el tiempo, “porque el tinto genérico es siempre accesible en un país acostumbrado a las crisis”.
Cómo se porta el mercado
No obstante, a la luz de los resultados Carricondo reconoce que tampoco hay que esperar poner grandes volúmenes en el mercado.
“El vino no escapa a las generales de la ley. Las condiciones económicas impactan en el consumo”, reflexiona.
Tampoco puede escapar del análisis el factor precio. Y al parecer, llegó el momento temido: algunas marcas de envases multilaminados rozan los $ 40 en supermercados, y superan a la cerveza más vendida del país ($ 35).
Desde fines de 2015, algunas vinerías recibieron sucesivos cambios de listas y ya acumulan más del 40% de incrementos en algunas líneas.
A criterio de Osvaldo, ex representante comercial de una reconocida bodega lujanina y hoy dueño de un local en Ciudad con gran variedad de etiquetas sobre todo de pequeñas bodegas, “lo que más busca la gente es el malbec, no tanto marcas o zonas. El tema es que no siempre se sostiene la relación precio-calidad”.
Desde el otro lado del mostrador rotulan a muchos bodegueros de inescrupulosos “porque dicen una cosa y hacen otra”.
Con la demanda de la alta gama más frenada por la falta de turistas, los puntos de venta acreditan que el mayor movimiento de precios actualmente se concentra en el rango que llega hasta los $ 150.
Exportaciones fluctuantes
Otra película es la de las ventas al exterior. Los establecimientos del Este tuvieron una etapa más favorable hasta el año 2008, cuando al cabo de cinco años pasaron de 300 mil hectolitros a 1,2 millón.
Desde ahí una curva descendente los llevó en 2015 al mismo nivel de 2003. “Son oscilaciones que se explican por la performance de los commodities, y su escaso margen de rentabilidad”, dice la académica de la UNC Elizabeth Pasteris, coordinadora de Reicos (Red de Instituciones para la Competitividad Sostenible) y a cargo del estudio.
En línea con esa mirada, algunos industriales rescatan al precio como principal atributo, para justificar el mix que integran el vino a granel con los de denominación varietal de bajo valor.
80% de exportaciones de manufacturas son de vino
“Las exportaciones se concentran en forma más marcada por rubros y más suavemente por destinos”, explica Pasteris, respecto al comercio exterior.
En general, las ventas desde Mendoza al mundo se cuadruplicaron en volumen, y crecieron 39% en valor, según el análisis de la matriz productiva provincial 2003-2015 elaborado por Reicos con datos de Pro Mendoza y el INV.
En ese lapso creció Estados Unidos (hoy representa 29%, gracias a que compra 5 veces más, seguido de cerca por Bélgica) y se retrajo Brasil (del 20 al 15%), con la Primera Zona, junto a Tunuyán y Rivadavia, como responsables de más del 80% del volumen. En una mirada global de las MOA (Manufacturas de Origen Agropecuario), las más importantes dentro de los productos exportables de Argentina, las ventas de productos vitinícolas pasaron de 60% en 2003 al 79%.