La cordillera de los Andes es una barrera natural que ha unido a Argentina y Chile en muchos aspectos, generando de esta forma una alianza natural que desde años ha conformado un negocio bilateral.
Por más de 20 años hemos visto una gran apuesta por parte de grandes grupos económicos y bodegas chilenas por el mercado argentino al instalarse en diversas zonas vitivinícolas para potenciar el malbec, ya sea comprando viñedos, lanzando sus propias marcas o bien, embotellando una marca particular en origen, sin tener bodega.
Esto ha llevado a las bodegas argentinas de capitales chilenos a elevar su participación tanto en el mercado nacional como extranjero gracias a su amplia red de comercialización que se ve beneficiada por la ampliación de su portafolio, uniendo los vinos de los Andes, y ofreciendo grandes exponentes de ambos lados de la cordillera.
Entre las bodegas chilenas que tienen bodegas y marcas en Argentina destacan Concha y Toro (Trivento), Santa Rita (Doña Paula), Santa Carolina (Finca el Origen), San Pedro-Tarapacá (Finca La Celia y Tamarí), Bodega Renacer (Familia Reich), Montes (Kaikén), Aresti (Espíritu de Argentina), Cristóbal Undurraga (Alianza con Ricardo Tosso), Grupo Belén - Viña Morandé (Zorzal Wines), Bodega Cruzat, Viu Manent (ViBo), Veramonte (Cruz Andina en Mendoza)
Estos últimos meses, el número de bodegas en venta entre Chile y Argentina ha aumentado de forma preocupante. Sumado a eso, el negocio se está concentrando y zonas vitivinícolas de zonas extremas o de bajo posicionamiento en las mentes de los consumidores están sufriendo el aumento de producción de vinos a granel que se exportan para poder equilibrar el stock nacional.
El boom de la atracción de inversionistas extranjeros que tuvo Argentina los últimos 10 años está llegando a un estancamiento. Esto se ve reflejado en una disminución del ritmo de construcción de bodegas y se inicia el ordenamiento natural de un proceso exitoso de llegada de americanos y europeos que veían en la imagen de Argentina, a un país diverso asociado al terroir del malbec con el tango, y una naturaleza patagónica.
Sumado a esto, un alto número de bodegas en mano de extranjeros que no residen en el país comenzaron a evaluar poner en venta sus propiedades debido al sobrestock de botellas de vinos en sus bodegas, y comenzaron a vender sus uvas, en vez de embotellar. Inclusive, es común ver a reconocidos enólogos asociarse con inversionistas extranjeros para lanzar vinos y rentabilizar la operación.
Las bodegas argentinas líderes por su parte, siguen mejorando su posicionamiento internacional y nacional, concentrándose aún más el negocio y buscan cepas alternativas para continuar con el éxito del malbec que les permita abrir nuevos mercados.
Todo lo anterior se ve reafirmado luego de la reciente visita de un gran número de catadoras y periodistas especializadas de vinos de varios países que se presentaron en un evento de Wines of Argentina hace unas semanas.
Las especialistas recomendaron a los bodegueros que deben empezar a ampliar su portafolio de vinos para no depender del malbec e ingresar a más mercados. El malbec ha sido exitoso en los mercados que ha ingresado, pero está limitando el real potencial comercial de Argentina que debe traspasar más allá de sólo una cepa emblemática.
Tenemos claro que la bonarda y el torrontés deben ser potenciados, al igual que el cabernet franc, que lograron interesantes puntuaciones, sin embargo, acá hablamos de una amplitud del mercado real que se lleva a cabo mediante la oferta un portafolio amplio de cepas y calidades que les permita competir de mejor manera frente a la sola oferta de malbec de diferentes zonas vitivinícolas.
Para la mayoría de los bodegueros argentinos esto no está entre sus planes, pero bodegueros chilenos han visto el potencial del malbec y han buscado antiguos viñedos de esta cepa en Chile, existiendo registros de que el malbec fue llevado desde Chile hacia Argentina, hecho que ha sido reafirmado por el historiador argentino Pablo Lacoste, que vive en Chile.
Es más, en el centro y sur de Chile se han encontrado viñedos de malbec de más de 140 años, lo que me lleva a pensar que sería una estrategia interesante de parte de bodegueros argentinos el embotellar malbec chileno que entrega un vino único y diferente a los encontrados en Argentina por varias razones como el tipo de suelo y el clima.
Acá no se trata de competir con Argentina, sino más bien unir fuerzas para potenciar el malbec de ambos lados de la cordillera. Por el momento, Chile embotella malbec argentino y está potenciando malbec chileno, que pese a la crítica de parte de Argentina, es una realidad. El malbec es tan antiguo como el trasandino y al ser embotellado, está llegando a excelentes niveles de calidad.
¿Llegó el momento para las bodegas argentinas de cruzar los Andes e incluir en su portafolio un sauvignon blanc de Casablanca, Leyda o Bío Bío, quizás un Carmenere de Maule o Curicó, o quien sabe, un cabernet sauvignon de Maipo, y de esta forma ampliar las posibilidades de negocio si ya tienen mercados consolidados que no van a crecer más si no logran innovar?
Ahora bien, el hallazgo de cepas de malbec de antigua data en el sur de Chile está en pleno desarrollo y experimentación, ya que pese a los más de 140 años de antigüedad, los viñedos se encuentran en una zona que no está reconocida con una denominación de origen por tratarse de una zona que perdió por años la tradición de producir vinos.
Gracias a estos viñedos de malbec se generó un gran interés por seguir buscando entre viñedos abandonados a orillas de los ríos de Laja y Bío Bío.
Es más, ya existen enólogos que están embotellando malbec de la zona de “San Rosendo”, alcanzando valores de 30 dólares la botella, lo que hace pensar en grandes vinos que saldrán de ese sector en los próximos años.
Por Maximiliano Morales - Ingeniero agrónomo - Consultor en Marketing de Vinos en Chile