"Está cayendo fruta, latas de gaseosa, Zabaleta se retira corriendo... Ahora se puso peligroso, están cayendo todo tipo de objetos en la cancha, están arrojando sillas... qué triste, trsitísimo lo que está pasando en esta jornada de Copa Davis", describía el relator de la cadena oficial de Chile que transmitía el segundo partido de la llave de semifinales del Grupo I de la Zona Americana de la Copa Davis de 2000 que pasó a la historia como "la serie de los sillazos" pero que fue, en realidad, el mayor escándalo en la historia del certamen que desde entonces sufrió cambios drásticos.
La primera jornada de aquella llave se jugó el 7 de abril de 2000. Ese día, el clima en el Parque O'Higgins era extraño, tenso. Nueve días antes, el 29 de marzo, Argentina y Chile se habían enfrentado en el estadio Monumental por la primera fecha de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial de Corea-Japón 2002 y lo que ocurrió esa noche fue el disparador de lo que ocurriría después en el marco de la Copa Davis.
La Selección, entonces dirigida por Marcelo Bielsa, se fue al descanso con ventaja de 2-1 por los goles de Gabriel Batistuta y Juan Sebastián Verón, mientras que Rodrigo Tello había marcado el empate parcial para los trasandinos. Luego, en el complemento, la Brujita amplió la ventaja por medio de un penal y Claudio El Piojo López estableció el marcador definitivo al minuto 87, ante los casi 46.500 espectadores que asistieron al Monumental para generar un inolvidable clima de clásico que los de Nelson Acosta sufrieron desde el inicio del encuentro.
Argentina había vapuleado a Chile y, así, muchas de las personas que asistieron al Parque O'Higgins para la serie de Copa Davis habían ido a cobrarse lo ocurrido a nivel fútbol. Sobre esto, una marca de cerveza que auspiciaba en el torneo regalaba bebida a los locales, que entraron exacerbados al estadio.
El equipo argentino estaba integrado por Mariano Zabaleta, Hernán Gumy, Sebastián Prieto y Mariano Hood. El capitán era Franco Davin pero no estuvo en Chile debido a un problema de salud de su padre por el cual debió viajar a Miami. Lo reemplazó Alejandro Gattiker, quien definió que fuera Gumy quien abriera la serie frente a Marcelo Ríos, entonces N°8 del mundo, y quien le dio a Chile el primer punto al imponerse por 6-4, 6-3, 4-6 y 6-1.
Ya en ese primer encuentro los hinchas chilenos se dedicaron a insultar a los argentinos. Fueron varios los pasajes del partido en que tanto el árbitro como el capitán del equipo chileno, Patricio Cornejo, debieron pedirle al público que calmara sus ánimos para permitir seguir con el desarrollo. Lejos de esto, los hinchas dedicaron cantos, silbidos e insultos a los jugadores argentinos. Ese primer compromiso pudo finalmente llevarse a cabo.
Lo que ocurrió después
La Federación de Tenis de Chile presionó para continuar con la serie a puertas cerradas pero en una reunión conjunta de todo el equipo argentino se decidió por el retiro. Cuando Zabaleta vio lo que había ocurrido con su padre dijo que no estaba ya en condiciones de jugar y el resto de la delegación nacional cerró filas tras él. Increíblemente, la Federación Internacional de Tenis declaró a Chile como ganador de la serie por 5-0.
Mariano Hood, integrante del equipo argentino, contó entonces: "Después de lo que le había pasado a Zabaleta padre, que llegó al vestuario con la cara ensangrentada, Mariano se volvió loco y estaba muy mal animicamente. Lo único que quería en ese momento era irse de Chile".