Por Fabián Galdi - fgaldi@losandes.com.ar
A Boca Juniors y River Plate les tocará definir quién continuará en camino hacia las instancias finales de la Copa Libertadores y quién se quedará en los octavos de final. En el plano deportivo, no hay manera de rebatir que el duelo entre ambos rivales compone uno de los superclásicos más intensamente vividos a nivel internacional. En la faz económica, la relación se invierte: aún consagrándose campeón de la 56ta. edición de la más importante competición continental, el premio conseguido es inferior al que recibe cualquiera de los equipos participantes en la primera fase de la Liga de Campeones de Europa. Estas asimetrías, inclusive, se observan cada vez con mayor frecuencia a la hora del Mundial de Clubes, donde el ganador de la Champions League supera hasta diez o doce más en recompensa monetaria al de este lado del planeta.
Lejos de disminuir, las diferencias se agrandan: mientras la CONMEBOL ratificó los montos de premiación de la Libertadores 2015 (iguales a los de 2014), la UEFA anunció que en el período 2015/2018 habrá un incremento fuerte al momento de repartir los beneficios entre los clubes europeos. Si utilizáramos una metáfora, millones de billetes – pesos o dólares – parecieran perderse en las aguas del Río de la Plata, cerca del Monumental, y del Riachuelo, lindante a la Bombonera, a diferencia de lo que sucede con el viejo continente.
Veámoslo: luego de haber superado la fase de grupos, los octavos de final, los cuartos de final y las semifinales, el futuro campeón de la Copa Libertadores 2015 percibirá alrededor de 5.100.000 dólares como premio, gracias al cuadro de ingresos acordado con la Conmebol por los derechos de transmisión televisiva. Además, quedará automáticamente clasificado para la edición 2016, pero también tendrá acceso a dos competencias más durante este año: la Recopa Sudamericana contra el ganador de la próxima Copa Sudamericana y el Mundial de Clubes, que se disputará en diciembre próximo.
El premio, etapa por etapa, es el siguiente: 900.000 dólares por haber jugado la fase de grupos; 550.000 dólares por los octavos de final; 650.000 dólares por los cuartos de final; 700.000 dólares por las semifinales y 2.300.000 dólares por consagrarse campeón ó 1.000.000 de dólares por terminar con el subcampeonato.
Si los valores medidos en dinero extranjero representan un calmante para las respectivas tesorerías de cada club sudamericano, son cifras irrelevantes si es que se las compara con las que accede cada participante de la Champions. Es más, el sólo hecho de haberse clasificado le permite a cada club europeo asegurarse alrededor de 9 millones de euros; ergo, casi el doble de lo que ganará el campeón de la Libertadores. Inclusive, el plan trienal para las tres próximas temporadas, presenta el siguiente esquema: 12 millones de euros por participar; 1.500.000 euros por cada partido ganado en la gase de grupos ó 500.000 por cada empate; 5.500.000 euros por jugar octavos; 6.000.000 de euros por jugar cuartos; 7.000.000 de euros por jugar las semifinales; 15.000.000 de euros por salir campeón ó 10.500.000 de euros por terminar como subcampeón.
¿Cuál es la causa de semejante disparidad en cuanto a las ganancias, más allá de la calidad de vida que diferencia a los dos continentes? Sencillo, cerca del 80 por ciento de los ingresos comerciales por la Champions quedan en poder de las entidades intervinientes en el torneo. Para que esto fuera posible, hay un origen que puede catalogarse como bisagra entre un momento y otro: en 1992, comenzó la transformación de la Copa de Europa en la Liga de Campeones de Europa como lo es en la actualidad y a partir de allí se construyó un fenomenal aparato de comercialización y de percepción de los derechos televisivos.
En la órbita de la Confederación Sudamericana de Fútbol, en 2013 comenzó un movimiento de los clubes uruguayos para lograr un mayor porcentaje de reparto de los derechos televisivos. Es más, las entidades afiliadas a la Asociación Uruguaya de Fútbol iniciaron una demanda contra la Conmebol por falta de transparencia en la presentación de las cuentas. De esta iniciativa no participaron los clubes argentinos, aunque sí lo hicieron otras instituciones repartidas por el continente. A fuerza de demandas, se logró corregir la cifra por parte de la entidad sudamericana y así llegar a los premios que se han pagado durante las ediciones 2014 y la actual que se está disputando este año.
Para tener otra muestra taxativa del poderío de la UEFA en relación a la Champions, vale mencionar qué sucedió con la FIFA en relación a los premios que otorgó en la pasada Copa del Mundo Brasil 2014.
Así, el campeón (Alemania) percibió 35 millones de dólares, una cifra menor a la del ganador de la Champions. El subcampeón (Argentina) se hizo acreedor a 25 millones, el ganador de la final por el tercer puesto (Holanda) cobró 22 millones y el que terminó cuarto (Brasil), 20 millones, siempre en billete estadounidense.
En tanto, las selecciones que alcanzaron los cuartos de final se hicieron con la suma de 14 millones de dólares; las que llegaron a octavos, 9 millones y las eliminadas en la primera fase 8 millones.
Tanto para River como para Boca, los tres superclásicos en tan poco margen de tiempo les implicará contar con una oportunidad magnífica para aumentar sus ingresos durante la actual temporada.
En Nuñez, por ejemplo, estiman que la ganancia para el juego de ida por los octavos de la Copa les dejará alrededor de 20.000.000 de pesos. La suma, de por sí significativa, le llega justo a la dirigencia que preside Rodolfo D'Onofrio, ya que el "Cálculo de recursos y presupuesto de gastos de inversores para el ejercicio 1/9/2014 – 31/8/2015" arrojó un pasivo estimado en los 460.000.000 de pesos según el comunicado que el propio club difundió públicamente.
En la Ribera, los 14.000.000 de pesos como superávit del último ejercicio, al menos sirven como paliativo para encarar futuros proyectos, pero no – por ejemplo – para pagar la cláusula de rescisión del contrato de Carlos Tevez con la Juventus, estimada en 11.000.000 de euros. Los dos juegos – torneo de 30 y revancha de octavos – en el estadio xeneize también servirán para aumentar el activo aunque en ninguno de los casos para acercarse a lo que percibe un club europeo solamente por jugar la fase de grupos de la Champions.
En síntesis, el fútbol sigue siendo una expresión igualadora nata, pero sólo dentro de la cancha. En las cuentas bancarias, en este lado del mundo se sigue perdiendo por goleada.