Los grandes jugadores se ven en los momentos donde el peso de la camiseta de multiplica exponencialmente. Por si había alguna duda, Carlos Tevez volvió a ratificar su mote de crack en el partido que trasladó a Boca hasta la Final.
Con una cantidad excesiva de minutos en el lomo y ante un trámite friccionado, el Apache brilló para guiar en el triunfo 2-0 sobre Lanús en la Semifinal de la Copa Argentina.
Los de Guillermo quisieron jugar un duelo definitorio con más fuerza que astucia y allí dejaron la puerta abierta para que los de Arruabarrena utilicen sus herramientas para sacárselos de encima con simpleza. Boca movió la pelota de lado a lado, con tranquilidad y bajo la tutela del capitán, quien mostró su carácter en medio del penal que Diego Braghieri le hizo a César Meli y Nicolás Lodeiro cambió.
Desesperado, el “Granate” careció de ideas y planes de auxilio: no incomodó en ningún momento a su rival. Para colmo, el ex Juventus se metió a las espaldas de Gustavo Gómez, le ganó el choque de guapeza, se llevó la pelota y definió de caño ante la salida de Matías Ibáñez para poner las cifras definitivas del partido, a modo muy tempranero.
El segundo tiempo sobró y así lo hicieron sentir los propios jugadores de Lanús, que intentaron aproximarse al utópico descuento con pelotazos sin precisión de Víctor Ayala y gambetas inofensivas de Miguel Almirón.
Frente a esa carencia, comenzaron los golpes típicos de un equipo desesperanzado: Gustavo Gómez vio la roja tras una criminal patada al Apache y Matías Fritzler por una tonta acción sobre Gino Peruzzi.
Mientras duda en el campeonato local, Boca demuestra entereza en la Copa Argentina. Es un justo finalista y sueña con la doble corona.