José Luis Palazzini (63) es ingeniero civil, trabajó como director de escuela y ya está jubilado. Sus últimos años de actividad transcurrieron mientras atravesaba algunas complicaciones que afectaban su vida cotidiana.
Estas mismas complicaciones están vigentes en la actualidad y, según explicó, tienen que ver con una serie de inconvenientes que surgieron hace más de 25 años, cuando comenzó a construir su casa al fondo de lo que era el hogar de su madre. Una "casa fantasma" podría decirse.
Es que si bien Palazzini cuenta con su propio libro de obra donde figuran todos los avances hasta 1994 -y él dispone de documentación que certifica que la obra tiene número de expediente y todo-, su propiedad no está registrada como tal aún en la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza y paga tasas como "terreno baldío".
Lo que agrava un poco más su situación particular es que hace 20 años un consorcio ubicado detrás de su casa instaló rollizos de cemento para bloquear la salida de su terreno hacia el Oeste, a lo que es un callejón comunero que da a calle 9 de Julio y también instalaron un portón metálico de dos hojas que bloquea el acceso por ese pasillo a la altura de la vereda. En pocas palabras, quedó bloqueada cualquier conexión del terreno con 9 de Julio.
"Mi hermana murió en octubre del año pasado y ahora estoy en su casa que tiene entrada por calle San Martín. Pero cuando termine el trámite de sucesión, si deciden vender esta casa, voy a quedar aislado. Porque mi casa no tiene salida por ninguna calle ¡Queda en el medio! Estoy padeciendo situaciones que no debería padecer", sintetizó el hombre a Los Andes.
Lo que frena la construcción de su casa hace un cuarto de siglo son inconvenientes con otra vecina, relacionados a una higuera que está pegada a la medianera y que pone en riesgo cualquier muro o construcción lindante.
"En 2010 la Municipalidad labró un acta donde fijaba que esa higuera debía ser erradicada. Sin embargo, eso nunca se concretó", detalló con desesperación el hombre.
En tanto, desde la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza destacaron que, a raíz de los recientes reclamos del hombre, retomaron dos expedientes vinculados a la situación que se encontraban archivados.
Respecto a la traba para que avance la obra de la casa, en los últimos días se intimó a la vecina para que erradique el árbol. Mientras que para resolver el tema de la numeración de la casa, también se le solicitó que inicie un trámite para formalizar la dirección en 9 de Julio al 2201, hoy una numeración inexistente.
En cuanto al acceso al callejón comunero, destacaron que se trata de una disputa judicial entre privados e indicaron que a Palazzini se le ha ofrecido también iniciar una mediación con miras a solicitar el desbloqueo. No obstante, ninguno de esos trámites está en marcha aún.
Encerrado
De forma momentánea, José Luis Palazzini se conecta con el mundo exterior por la vivienda ubicada en San Martín al 2208 de Ciudad. Allí se encuentra la histórica casa familiar, que perteneció a sus bisabuelos, que fue puesta a nombre de su madre en 1948, y luego a nombre de su hermana.
Además, la familia compró el inmueble lindante con su casa -hacia el Oeste y que tenía salida al callejón que conecta con 9 de Julio- a mediados de la década del 60. Es aquí precisamente donde José Luis comenzó la construcción de su casa, la que se encuentra trunca.
"El problema viene de hace muchísimos años. Pero a raíz de la muerte de mi hermana (en octubre del año pasado) encaré en serio el trámite. A principios de diciembre me presenté en la municipalidad y el 11 lo hice por escrito. Y lo único que me dicen es que espere. Mis padres y mis hermanas tenían sus complicaciones físicas y psiquiátricas y ya se habían entregado a no hacer nada", detalló Palazzini.
La preocupación del hombre es que una vez que salga la sucesión de la casa donde está viviendo actualmente -que era de su hermana-, el destino del inmueble será incierto. Una de las tantas posibilidades es que sea vendido, lo que dejará encerrado y aislado realmente a José Luis. Porque quedará con su casa a medio construir en la mitad de la manzana, con el callejón que lo podría conectar con 9 de Julio bloqueado y sin la casa que hoy le permite entrar y salir por San Martín.
“Dicen que yo frené la obra hace 25 años, pero la realidad es que me obligaron a pararla mientras no se erradique la higuera”, se explayó sobre una de las tantas situaciones que lo aquejan.
En este sentido, la directora de Obras Privadas de la Municipalidad de Ciudad, Estefanía Serdoch, destacó que al retomar el expediente "de la higuera", se hizo una inspección en la casa de la vecina que tiene ese árbol. "Encontramos que no respeta la distancia que debería tener con la pared -de 3 metros, o de 1 metro con cantero-. Está a un metro sin cantero, por lo que se la emplazó a que regularice la situación", destacó la funcionaria.
El callejón
Siempre de acuerdo a lo manifestado por Palazzini, la disputa por el callejón comunero que sale a calle 9 de julio comenzó hace más de 30 años; y ya su madre había iniciado el reclamo.
"Cuando comencé con la construcción, el callejón estaba abierto y lo conectaba con el inmueble que era de mi familia; aunque tenía algunas disputas. El tema es que ahora el municipio quiere presentar esto como un conflicto entre particulares, pero el problema es que la dirección de Catastro lo generó. Hay un pasillo comunero sobre el que tenemos derecho los integrantes del consorcio y yo", resumió Palazzini.
Ya ubicados fuera de la propiedad del hombre y parados en calle 9 de Julio, la postal es un resumen claro de la problemática. Sobresalen dos construcciones antiguas y similares. Están separadas por una estrecha calle, que tiene un portón metálico cerrado con llave, y al final se observa una chapa y los rollizos. Son los que se instalaron bloqueando el portón de Palazzini y la calle estrecha es el mentado callejón. "Cerraron el callejón y las dos construcciones tienen el 2187 como número. Y la casa siguiente tiene el 2205. Al final del callejón está la entrada a mi casa, y ahí está en teoría el 2201; mientras que el ala que está al Norte debería tener el 2203", agregó el hombre.
Incluso indicó que hay algunas boletas que llegan a su nombre -de una propiedad registrada como baldío-, con domicilio en 9 de julio 2201 y que agrupan a la propiedad como si fuese parte del consorcio. "No tenemos nada que ver", repitió.
“El cartero, quienes vienen a hacer lectura de agua o gas, tienen que llegar hasta el final del pasillo para dejar las facturas. Si los vecinos del consorcio tienen problemas de inseguridad, que pongan cámaras o tomen otras medidas. Pero no pueden bloquearlo o poner rollizos donde está mi portón”, sintetizó.
Respecto a este reclamo, la directora de Obras Privadas de Ciudad destacó que los pasillos comuneros dependen de todos los vecinos que tienen propiedades lindantes con ellos. "No son públicos, por eso es que le hemos propuesto al vecino que inicie una mediación con los otros vecinos a fin de llegar a una solución. Los inspectores han ido a hacer dos intervenciones y en una de ellas hablaron con los vecinos. Por lo visto ni siquiera todos los vecinos tienen muy en claro cómo funcionan los pasillos comuneros", sintetizó Serdoch.
Desde el área que encabeza, recomendaron a Palazzini que incluya en el mismo expediente de mediación la solicitud para que se proceda a colocar la numeración “2201” a su casa.