Dio el salto a la arena de la política partidaria. Y le fue muy mal. Raquel Blas, la histórica dirigente de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), la que gana espacios mediáticos durante las discusiones paritarias, la que en algún momento fue el terror de los tres últimos gobernadores, jura que su carrera en el Partido Obrero (PO) no está terminada, a pesar de haber quedado afuera en la competencia hacia el Senado nacional, y que siempre estará donde haga falta, más allá de las candidaturas.
Una persona es muchas cosas, pero la definen las decisiones que toma. Por un lado hay que decir que Blas es maestra, tiene 50 años, dos hijos y una nieta de cuatro años; por otro, es ese personaje duro que suele fustigar y hasta maltratar a funcionarios para sacarles más de lo que quieren dar. Aunque hay quienes dicen que nunca aprieta demasiado y siempre tiene puentes tendidos.
En los últimos tiempos el puente estaba tendido en la esquina de Peatonal Sarmiento y Patricias Mendocinas. Es innegable que el vicegobernador, Carlos Ciurca, supo ser el interlocutor de este período, sus críticos lo señalan marcando sospechas sobre esa cercanía, otros simplemente lo asumen como parte del juego del diálogo.
Si las decisiones nos definen, Blas ha decidido que este mes de agosto y principios de setiembre se transformen en un tiempo plagado de definiciones.
No sólo compitió en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para ser candidata a una banca en el Senado nacional, el 2 de setiembre además tendrá otro round electoral: habrá elecciones en ATE y ella se juega la posibilidad de ser secretaria general del gremio de los estatales a nivel nacional.
Volviendo al pasado reciente, Blas ingresó hace algo más de un año al PO y empezó a construir su candidatura a legisladora nacional. El problema es que el PO es socio del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT). Y el PTS también tenía su candidato para esa banca, Lautaro Jiménez, quien, colgado de la candidatura presidencial de Nicolás del Caño, a la postre fue el ganador de la PASO al obtener 79.745, contra los sólo 8.294 que sacó Blas.
De hecho, sólo superó en votos en la categoría de senadores nacionales a la lista del Movimiento Socialista de los Trabajadores. El resto de los que compitieron, sacaron más que ella.
“Sabíamos que iba a ser difícil. Nicolás (Del Caño) fue candidato varias veces y ahora quería ser presidente, Noelia (Barbeito) fue candidata a gobernadora”, argumentó la aspirante derrotada. La justificación es que Del Caño y Barbeito son dirigentes ya posicionados e identificados con el FIT que traccionan el voto.
-Ellos están instalados, pero usted también lo está. Es una dirigente con mucha exposición.
-Sí, pero soy conocida vinculada al conflicto, no a lo partidario. Son cosas distintas. La gente nos decía ‘vamos con el FIT, vamos con Del Caño’ y no les vamos a decir que se equivocan.
-No parece tan idílico desde afuera...
-La dinámica de los partidos de izquierda es distinta a la de los partidos tradicionales. Hay quienes quieren que nos llevemos mal con los otros espacios del FIT. No somos enemigos.
¿Y ahora qué va a hacer?, se le preguntó y Blas respondió con la fórmula de ocasión: “Para quienes suscribimos al ideal revolucionario, las elecciones son luchas pequeñas.Voy a estar fortaleciendo el Frente de Izquierda donde me toque estar”.
Blas está en campaña otra vez, aunque la contienda que enfrenta es del terreno que conoce hace tanto tiempo, el sindical. El jueves anduvo por Río Negro, el viernes por Neuquén. Encabeza la lista Bermellón y aspira a conducir los destinos de ATE nacional, enfrentada a sus viejos aliados de la lista Verde Anusate, de la cual también se desprendió otro sector que armó la “Verde y Blanco”.
Ella acusa. Dice que los de la Verde y Blanco se han arrimado al kirchnerismo, que en la lista nacional de esa agrupación “está Edgardo de Petri, el diputado nacional del Frente para la Victoria. Esa lista tiene el aval del Ministerio de Trabajo”.
Entonces, como si oliera la pregunta inevitable, dice que en su lista “no todos son del Partido Obrero. Es una agrupación en la que estamos quienes coincidimos en la defensa de la clase trabajadora y en la autonomía de los partidos patronales”.
No serán todos del PO, pero sus palabras suenan innegablemente marxistas y de hecho la Bermellón es la lista en la que abrevan trabajadores de las distintas tradiciones revolucionarias. En otro momento dirá que su secretaria adjunta, Ana Laura Lastra, es una militante del PTS que se desempeña en el Indec.
En todo el país, la lista de Blas es Bermellón, un color rojo intenso que deja claras las filiaciones. Acá en Mendoza la lista que responde a la actual titular de ATE es Naranja y no faltan quienes remarcan ese color como un vínculo más que la une a Ciurca, el hombre de la ola naranja en Mendoza.
Blas tiene un desafío en Mendoza: dejar a su delfín, Roberto Macho, al frente de ATE Mendoza, quien también debe enfrentar adversarios de la lista Verde y Blanco, encabezados por otro hombre que supo ser parte de la conducción de ATE: Carlos Simón.
Desde que Blas se arrimó al Partido Obrero, las diferencias en ATE brotaron incontenibles hasta llegar a esta instancia: dos listas con dos viejos socios enfrentados.
La 'seño' Raquel
Raquel Blas ha sido militante de base peronista. Ella reivindica su trabajo desde muy joven en el barrio Las Tablitas, cerca del padre Contreras. Estudió durante tres años filosofía, pero sus intereses la llevaron a otra carrera y se convirtió en maestra.
Ejerciendo como docente, se acercó al SUTE, donde llegó a la conducción de la mano de Marcos Garcetti. Pero apenas duró un año y se fue. “Juré que nunca más iba a estar ligada al sindicalismo”, ha dicho innumerable cantidad de veces a los medios. Pero acá está. En 2003 se transformó en secretaria adjunta de ATE; en ese tiempo el titular del gremio era Vicente Frezza. Ya en aquellos años ambos eran pareja, aunque los dos hijos de Blas nacieron de un matrimonio anterior. Uno de esos hijos le dio una nieta hace cuatro años.
Cuando Blas era secretaria adjunta, el mecanismo de las paritarias volvió a Mendoza con el entonces gobernador Julio Cobos. En esas discusiones Blas ganó la notoriedad que la llevó a la conducción de ATE en 2007 y a ser reelecta en 2011. Cobos, Celso Jaque y Francisco Pérez saben de su lengua filosa cuando de discutir se trata.
El 2 de setiembre se juega la continuidad de su grupo más cercano y también su lanzamiento al firmamento nacional del sindicalismo estatal.