Blanquear los resultados de los nuevos PISA

La evaluación internacional de alumnos de nivel medio vuelve a colocar a alumnos mendocinos en un nivel cada día más preocupante. Desde la DGE, un marcado silencio.

Blanquear los resultados de los nuevos PISA

La educación es uno de los grandes temas nacionales y por supuesto también lo es dentro de la provincia de Mendoza, con su sistema de enseñanza repartido en múltiples instituciones, una multitud de profesores y alumnos, con remate en la UNCuyo e importantes universidades de nivel privado.

La educación de alta calidad, imaginativa y proyectándose sobre la juventud, se convierte en una de las llaves para salir de los escollos que cierran el progreso a los argentinos.

El domingo 5 de octubre, Los Andes publicó una extensa nota sobre educación, titulada “Cuyo, por debajo del Noreste en lectura”, cuyo contenido debería preocupar a autoridades, padres y a los propios interesados, que son los miles de estudiantes del ciclo secundario. Dicha investigación periodística develó los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, más conocido como PISA por sus siglas en inglés.

Este estudio es llevado a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), integrada por 34 países cuya misión es promover políticas para mejorar el bienestar económico y social de las personas en todo el mundo.

Una de las conclusiones del Informe PISA fue que los jovencitos de Cuyo no tuvieron buen desempeño en lectura, matemática y ciencias, mientras que la región Noreste fue la única del país que mejoró en las tres materias.

Sin embargo, lo más llamativo, según el informe que elaboró la entidad argentina Proyecto Educar 2050, a partir del dossier de OCDE fue que el desempeño de los adolescentes de San Juan, San Luis, Mendoza y La Rioja “desmejoró” en lectura.

Además, el porcentaje de alumnos en los niveles más bajos de desempeño aumentó en matemática. Y aunque en ciencias no hubo cambios, está por debajo del promedio nacional.

Lamentablemente, en el ámbito oficial, que en nuestro estado es la Dirección General de Escuelas, no hubo comentarios y sí un marcado silencio, cuando en general las autoridades suelen batallar y discutir con cierta determinación y tenacidad los temas relativos a la formación de los jóvenes. Por lo menos, es la tendencia y condición que evidencia permanentemente la titular del área.

Esconder la cabeza en la tierra como el avestruz no resolverá los problemas, ya que concentrándonos en el tema de la lectura y por más que se hagan esfuerzos en los niveles educativos, nuestros niños y adolescente leen poco, y comprenden también con estrechez lo que leen. Claro, se lee poco en los hogares, y ese es otro problema.

Sería deseable que el ámbito oficial mendocino de la enseñanza hubiera aceptado y debatido estas conclusiones, aunque más no fuera para mostrar cuáles son los puntos en los que no está de acuerdo con el informe internacional y desarrollar para todos la mirada que el Gobierno local tiene sobre el panorama educativo.

Incluso hay funcionarios que manifiestan no estar de acuerdo con la participación en este relevamiento.

Sin ser concluyentes, podemos aportar desde estas líneas buenos ejemplos en materia de investigación y lectura de alumnos mendocinos, que evidencian un sentido de superación.

Así pueden ser considerados los resultados de trabajos realizados por alumnos del Profesorado de Educación Secundaria en Lengua y Literatura del Instituto de Educación Superior Docente 9-024 de Lavalle, que recopilaron y narraron por escrito tradiciones orales que aún circulan por las calles de Villa Tulumaya y que tienen lugar en la zona rural del mismo departamento. Esos jovencitos leen bastante e investigan con criterios muy serios. Una vara elevada, en medio de innegables puntos negativos que se observan en otros colegios.

Creemos, junto con los especialistas consultados por Los Andes, cuyos testimonios están incorporados en la nota del 5 de octubre pasado, que los datos proporcionados por la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) no deben ser dejados de lado por el sector oficial y deben ser aprovechados para una consideración profunda de la educación secundaria, que coloque a más jovencitos en condiciones de encarar sus realidades laborales y sociales, si es que no van a estudiar más, y si continúan con los estudios superiores, como es deseable, que dispongan de más y mejores herramientas para encarar el mundo universitario.

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