Era un binomio muy particular.
Él, un docente doctorado en letras. Ella, analfabeta. Inevitablemente se encontraron en una biblioteca de la ciudad. Él, devolviendo un libro. Ella, buscando otro para aprender las letras.
El violento flechazo fue directo al corazón... Cupido, de rulos llenos de ictericia, apuntó fieramente a ambos y luego huyó velozmente sobre el viento Zonda a realizar otra fechoría.