Bienvenidos a Mendoza, un lugar para vivir y disfrutar

Los miles de turistas que nos visitan tienen la posibilidad de participar en la Fiesta de la Vendimia, disfrutar de una provincia maravillosa y conocer a tantos hombres y mujeres que forjaron con su esfuerzo una cultura en el desierto.

Bienvenidos a Mendoza, un lugar para  vivir y disfrutar

La Fiesta de la Vendimia constituye un momento propicio para que quienes nos visitan participen de los actos conmemorativos, a la vez que puedan conocer y disfrutar de una provincia que, además de sus bellezas naturales, cuenta con una población con vocación cosmopolita, que no deja de lado las virtudes propias del montañés, defensora de su terruño pero con gran apertura mental.

Mendoza es una provincia con un clima desértico. Con un régimen de lluvias que no supera los 180 milímetros anuales, lo que equivaldría a dos o tres lluvias fuertes en la Pampa Húmeda.

Pero la naturaleza cubrió esas falencias otorgando una dosis de fortaleza anímica y de afán de superación a sus habitantes, lo que permitió aprovechar al máximo el agua de los deshielos a fin de generar oasis productivos a lo largo de su geografía. Esos oasis crecieron en el norte, irrigados por el río Mendoza; en el Valle de Uco, con el río Tunuyán, y en el Sur, con el Atuel, derivando el agua que baja de la montaña a través de miles de kilómetros de canales y cauces. Aun así y controlando al máximo el agua, que para la provincia es esencial, sólo está aprovechado poco más del 3% de la superficie total de la provincia.

Esa necesidad de cuidar el agua generó la creación de un organismo -el Departamento General de Irrigación- que ha ganado trascendencia internacional, de lo cual un buen ejemplo es que la distribución del agua en Israel tiene como base gran parte de lo establecido por el organismo mendocino. Se trata de una entidad democrática, donde los regantes tienen directa participación con la posibilidad de elegir a quienes tendrán a su cargo el control de gestión en sus delegaciones.

La actividad económica de mayor trascendencia internacional es la vitivinícola. Que produjo, en las dos últimas décadas un cambio fundamental en el afán de trascender las fronteras.

Quedaron de lado aquellos vinos genéricos para volcarse hacia la implementación de los varietales, a caballo de un malbec considerado el mejor del mundo y un torrontés que ganó a los paladares más exigentes. Así entonces, Mendoza supera los mil millones de dólares en exportaciones entre vinos y mosto.

Pero Mendoza no es sólo vinos. Tiene una importante actividad olivícola, con productos de una calidad superlativa a nivel internacional, lo que llevó a que el aceite de oliva mendocino haya logrado implementar su denominación de origen. Al decir de los especialistas, la calidad del vino, del aceite de oliva y de las frutas que se producen en Mendoza -manzanas, peras, duraznos, damascos, etc.- responde a un terruño ideal y a un clima con días cálidos y noches frescas, lo que permite un crecimiento y maduración más moderada de la fruta.

Mendoza fue, hasta hace algunos años, la mayor exportadora de ajos en el mundo, sólo superada por el ingreso masivo de ajo chino en los mercados internacionales. La papa local es considerada la mejor del país y el orégano responde a las máximas exigencias internacionales. Sólo tres ejemplos dentro de la muy importante actividad hortícola.

En el plano de la geopolítica, la provincia tiene una incidencia fundamental en el funcionamiento del corredor Atlántico-Pacífico y en la derivación de la producción argentina y brasileña hacia los puertos asiáticos.

Esa conexión suele enfrentar problemas generados por la naturaleza, como las intensas nevadas del invierno y las fuertes lluvias de la temporada estival, lo que obliga a trabajos casi permanentes en el mantenimiento de la ruta. Para superar esos inconvenientes hacen falta inversiones, pero muchas veces las mismas no llegan porque los mil kilómetros que separan a Mendoza de la Capital Federal también suponen una distancia importante en la toma de decisiones.

Mendoza también es historia. Fue aquí donde San Martín conformó el Ejército de los Andes e ideó la estrategia para la liberación definitiva de la Argentina, de Chile y de Perú. Mendoza dio sus hombres y gran parte de sus bienes para alcanzar la victoria definitiva de la gesta libertadora. Con toda seguridad, ese legado que dejó San Martín trascendió en el tiempo y permitió que la provincia cuente con instituciones sólidas y estables que impiden el personalismo en la vida pública.

Tienen razón quienes dicen que Mendoza es una provincia rica, pero es rica por el esfuerzo y tesón de su gente, que supo transformar el desierto en oasis productivos. Es, sin dudas, un lugar propicio para vivir, para disfrutar y para continuar visitando.

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