Por Zulema Usach
Especialistas dedicados a abordar las emociones apuntan que la clave está en generar espacios y momentos que colaboren a lograr la paz interior y el equilibrio.
A simple vista, los conceptos parecen similares y poco distinguibles, sobre todo cuando el estrés cotidiano poluciona las emociones más profundas y las vuelve casi indescifrables. ¿Cómo se relaciona el bienestar, con el placer por un lado y el disfrute por el otro? ¿Es posible hacer consciente esta anhelada tríada para lograr la tan ansiada armonía?
Los especialistas en salud mental, como así también los profesionales que han incursionado en novedosas investigaciones centradas en abordar al ser humano como un ser integral, movilizado en todos los aspectos por sus emociones, brindan algunas pautas al respecto.
Aseguran, en líneas generales, que es posible remar entre mareas de internas hasta llegar al justo equilibrio entre el pensar, el sentir y el hacer. De allí en más, el desafío dependerá de cada ser que, de acuerdo a su bagaje, necesidades, fortalezas y subjetividades, podrá arribar a un sano vivir. Desde una mirada compleja e integral del ser humano, la coach especializada en bio decodificación, Valeria Sederino, ofrece algunas respuestas, aunque prefiere alejarse de cualquier generalización. Junto con su socia, Guadalupe Peña y Lillo, la especialista ha desarrollado un método de trabajo que consiste en lograr la reprogramación emocional, energética y celular con cada una de las personas que apuestan a esta terapia. "Para nosotros, el bienestar es la mayor cantidad de tiempo que podemos estar sin estrés", dice la especialista y detalla que esta mirada está basada en el hecho de que todas las personas, de alguno u otro modo, están atravesadas por situaciones de altibajos.
Por lo tanto, postula, "todas las emociones tienen un mensaje que dar y todas deben ser abordadas apuntando a la salud", dice y detalla que, justamente, su trabajo se centra en permitir a las personas contar con herramientas adecuadas para manejar el estrés y lograr que su mirada respecto de determinada situación sea distinta.
Justamente, la idea de “estar bien” se relaciona a esta posibilidad de no quedarse en la queja y salir en busca de nuevas miradas y, en consecuencia, de accionares más asertivos. Un poco menos aliados a este concepto “madre” de lo que implica el bienestar, se ubica –desde el punto de vista de Sederino- el placer.
Ocurre, de hecho, que si bien pueden existir situaciones y accionares que brindan momentos de goce, esto no siempre está en sintonía con la integralidad del vivir en bienestar. Un claro ejemplo de esto, tiene que ver con situaciones en que el motor disparador del placer se potencia de manera que plantea un “efecto rebote”.
En general, las adicciones son un ejemplo de ello. Fumar, para una persona puede generar sensaciones de sosiego y placer de manera momentánea, pero ello no implica una situación general de bienestar, sino todo lo contrario.
Jorgelina Araoz (32), comparte su vivencia para dar cuenta de esta situación. "Soy fumadora desde los 17 años y desde entonces siento que me es muy difícil poder abandonar una adicción que sé que es perjudicial para mi salud. Por momentos la sensación es la de no poder manejar determinadas situaciones si no prendo un cigarrillo. En el momento me da cierto placer, pero no lo disfruto", asegura la joven, que está a punto de recibirse de arquitecta.
Justamente es aquí donde se pone en juego el concepto de disfrute. "Todas las personas saben lo que les gusta, aquellas cosas y compañías que les hacen bien, con mayor o menor intensidad. Lo que hay que plantearse es qué obstáculos existen para que no lo estés haciendo", apunta Sederino y recomienda permitirse el encuentro con lo que nos hace bien y lo que queremos.
Para la psiquiatra Gabriela Prats, hay estados emocionales como la paz, la armonía o la felicidad que guardan en común la posibilidad de brindar al ser humano un equilibrio que permite el disfrute. "No así los momentos de placer, porque puede haber accionares que lo generen pero que no siempre generan a largo plazo un bienestar", detalla la profesional.
Erica Ramírez (42), es contadora y mama de dos pequeños de 7 y 5 años. Desde su vivencia, comparte que no le es simple encontrar espacios de relax que le ayuden a aplacar la adrenalina que le plantea el día a día. "Hace cinco meses empecé a ir a Yoga y la verdad me costó organizarme para tener un tiempo propio. Ahora no puedo dejar de asistir a las clases porque siento que me falta algo, ya que no sólo mi salud física ha mejorado, sino el modo en el que afronto los desafíos diarios", confió la mujer al compartir su mirada en relación con el bienestar.
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