Está transcurriendo setiembre, que ha sido declarado el mes del Patrimonio por la Secretaría de Cultura provincial, con la realización de actividades para profesionales y público en general.
La gestora de esas acciones es la Dirección de Patrimonio Cultural, y no puede menos que ponderarse esa forma de proceder para que más ciudadanos se involucren y se conviertan en militantes de la causa por la defensa de los bienes culturales.
El panorama en este ámbito de la vida mendocina no es totalmente deficitario, pero tampoco todo lo halagüeño que podría esperarse, en atención a que existen varias estructuras que deberían estar mejor protegidas y cuidadas, y en cambio no se encuentran en su mejor expresión.
En este somero balance que insinuamos ponemos como un paso al frente el comienzo de la recuperación del Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú-Casa de Fader, cerrado desde 2012 por preocupantes fallas estructurales en su edificio de Mayor Drummond. Nunca debió permitirse que esta sede del arte se cayera y permaneciera inactiva tanto tiempo. Esa ausencia la sufren amantes de la pintura del medio y no pocos visitantes del mundo que recalaban por sus instalaciones. Deseamos ver pronto las puertas abiertas de esta institución, aunque no será antes de por lo menos dos años. Y lo mismo debemos decir del Museo Municipal de Arte Moderno y el Espacio Contemporáneo del Arte (ECA), sobre los que se aguarda que vuelvan al servicio mucho antes.
Otra señal de alerta sobre un lugar muy querido por los mendocinos y los visitantes la formula el arquitecto Ricardo Bekerman. El profesional sostiene que el teatro griego Frank Romeo Day debería ser atendido en forma permanente, mejorando las gradas y realizando las necesarias intervenciones en vestuarios, sanitarios y depósitos. Un ex director de Turismo y veterano periodista, Alfredo Del Giusti, agrega que este escenario en los cerros podría ser jerarquizado creando allí un museo de la Fiesta de la Vendimia, y que añadiría una oferta más en el mercado turístico.
Asimismo ha preocupado en centros de estudios la noticia publicada por Los Andes el 11 de agosto pasado alertando que el edificio donde funcionó el Hogar de Ancianos San Vicente de Paul se encontraba abandonado.
Las especialistas Silvia Cirvini, investigadora del Conicet Mendoza y Luciana Silvestri, becaria posdoctoral de la misma organización científica, se preguntan "por qué somos incapaces de valorar nuestros bienes culturales y por ende, ni siquiera parpadeamos cuando su continuidad es amenazada".
La misma inquietud por saber qué pasará alcanza a otras construcciones, que seguramente en otros lugares del mundo serían amparadas. Nos referimos a la casa donde habitó Benito Marianetti, histórico dirigente del Partido Comunista, ubicada en calle Perú casi Espejo de la Capital, en peligro de ser demolida si se produce la venta que legítimamente sus herederos quieren concretar. La octogenaria casona del ex gobernador de Mendoza, Francisco Gabrielli, en la esquina de Godoy Cruz y Patricias Mendocinas de Ciudad, puesta en venta por su actual propietario el Sindicato Unido de la Educación (SUTE), y la Bodega Arizu, construida en 1888 y cuya propiedad pertenece a la empresa chilena Cencosud, la cual si bien se salvó de ser demolida para convertirse en un espacio comercial gracias a una declaratoria que la convertía en patrimonio cultural de la Provincia y de la Nación, hoy arriesga su integridad a falta de quien la recupere y refuncionalice.
Cerca de este establecimiento vitivinícola, afortunadamente hay una realidad que muestra una cara más halagüeña: la Municipalidad de Godoy Cruz encarará la restauración de un edificio que parecía condenado a la piqueta: la Sociedad Italiana Cristóforo Colombo, donde funcionarán una sala de arte, un museo del inmigrante y aulas para talleres.
En síntesis, esperemos que cambien las decisiones y que abandonemos de una vez para siempre la desidia por lo cultural, lo patrimonial, lo bello, lo digno de ser preservado y valorizado.
