Solidaridad: bicicletas para ir a clase en el desierto

Ex compañeros  del secundario reunieron y acondicionaron 95 rodados que donaron para los chicos del lejano paraje rural de San José.

Solidaridad: bicicletas para ir a clase en el desierto
Solidaridad: bicicletas para ir a clase en el desierto

En San José, Lavalle, sobra polvo y falta agua. Para llegar hay que andar unos 30 kilómetros desde la ruta por un camino de tierra, pedregoso y poceado. Esos donde "no hay un alma" y a los costados sólo acompañan los pocos arbustos que el desierto dejó crecer.

Y esos son los caminos que tienen que andar los chicos del pueblo para llegar a la escuela, reunirse con algún amigo o visitar un familiar. Generalmente se recorre a pie ya que no hay transporte público, y son pocos los que tienen el privilegio de tener un caballo, moto o auto.

Pero ayer algo cambió: desde entonces todos los chicos de San José tienen su propia bici gracias a la acción generosa de XL Solidaria.

Sol (9) recibió su bici con una gran sonrisa, había estado esperando en la fila que le tocara a su curso y luego escuchar su número. Finalmente sucedió y pudo así concretar lo que tanto había anhelado: tener una bicicleta. "Vengo con mi hermano caminando a la escuela (él va a séptimo grado y ella a tercero) ahora vamos a poder venir en bici", dijo entusiasmada.

A Jair (6) le tocó una azul y blanca que le encantó, iba feliz aunque la llevaba caminando porque no sabe andar. Lo acompaña su mamá todos los días a pie a tomar clases, quizás ahora podrá tener un medio de transporte. "Voy a poder ir a jugar a la plaza", apuntó.


Carlos junto a su bicicleta que usará para jugar, pasear, visitar a sus amigos de puestos cercanos y para ir a clases. | Marcelo Rolland / Los Andes
Carlos junto a su bicicleta que usará para jugar, pasear, visitar a sus amigos de puestos cercanos y para ir a clases. | Marcelo Rolland / Los Andes

San José es una comunidad de unas 500 personas ubicada a unos 100 kilómetros de la ciudad de Mendoza, gran parte es de origen huarpe. Allí no hay colectivos por lo que hay que andar a pie y si se tiene, a caballo. Son pocos los lugareños que tienen una moto y menos los que poseen un automóvil.

Arón (10) ya sabe lo que hará: "voy a ir a visitar a mi abuela y voy a poder ir a ver las cabras", destacó. Se refiere a las que tiene su familia en el campo, algo que dijo le encanta hacer.

Aunque algunos ya habían tenido bici, la mayoría dijo que es algo que anhelaban. Jugar, ir más lejos y visitar a amigos y familiares son los principales objetivos. "Voy a poder visitar a Michael y Fabricio más seguido, antes iba caminando o a caballo", señaló Eric (11) en referencia a sus amigos.

El gran momento

La amplia calle principal del pueblo lucía tranquila, la plaza, un comedor, un almacén, algunos perros. Si el viento quería cada tanto se rompía el silencio con la voz y las risas de los alumnos de la escuela Maestro Pablo Pizzurno. Aunque es domingo es un día de clases normal, pero este es especial: esperan una sorpresa.


Felices. Pasado el mediodía de ayer, las niñas comenzaron a girar en sus flamantes rodados. | Marcelo Rolland / Los Andes
Felices. Pasado el mediodía de ayer, las niñas comenzaron a girar en sus flamantes rodados. | Marcelo Rolland / Los Andes

A media mañana, la calma de la calle se interrumpió y una caravana de autos y camionetas llegaron con la ansiada carga. Traen bicicletas: 95, una cada para niño.

Ha sido un trabajo arduo, la suma de las mejores voluntades de un grupo de amigos que quisieron hacer este acto solidario: regalar una bici a cada chico, saben que son pocos los que tienen y que son muchos los kilómetros por recorrer.

XL Solidaria es una organización conformada por 33 egresados del Liceo Militar Genera Espejo que decidieron hacer algo por otros. Son la promoción 40 y egresaron en el 92, contó Darío Saua.

Bajo el sol intenso del mediodía, ellos junto a sus parejas e hijos comenzaban la descarga de todo lo que traían: además de los rodados, casco e inflador para cada uno. También llevaron juguetes y todos los implementos para hacer un festín infantil: hamburguesas, papas fritas y helados.


    Marcelo Rolland / Los Andes
Marcelo Rolland / Los Andes

Con intriga y ansiedad las caritas de los chicos se asomaban curiosas por las ventanas para ver el desfile.

Estaba todo organizado: los visitantes pasaron por los cursos y entregaron una etiquetita a cada uno con un número, estaba repartido según el tamaño del usuario. 
Luego de una presentación llegó el gran momento: había que hacer que la etiquetita se encontrara con la bici correspondiente.

Ansiosos esperaron a ser llamados y cuando ocurrió pudieron finalmente tomar su bici.

"Tremenda máquina", le decían a un niño mientras se la entregaban. "Sin casco no hay bici", apuntaba otro papá más allá. Es que los visitantes fueron con sus hijos que entregaban los cascos, e incluso algunos se los colocaban a otros de su misma edad.


    Marcelo Rolland / Los Andes
Marcelo Rolland / Los Andes

Y del tumulto salían transformados en ciclistas: con su bici en mano, casco colorido y una sonrisa que expresaba la mejor emoción.

Y así, el gran patio de la escuela -también de tierra- se inundó de chicos en bicicleta en todas direcciones. Quienes no saben usarla tendrán la oportunidad de dejar el caballo y aprender cómo es eso del pedaleo. 

Incluso Juliana, una niña con discapacidad motriz, tuvo su bici adaptada ya que le habían colocado detrás un asiento para que otra persona la traslade.

No es la primera vez que este grupo realiza tareas solidarias en el lugar. Hace un tiempo ya habían llevado juguetes, colchones, mochilas y otras cosas.

Esfuerzo

Tomar clases todos los días es algo que requiere esfuerzo, algunos caminan hasta 15 kilómetros y otros tienen que quedarse a dormir toda la semana.


    Marcelo Rolland / Los Andes
Marcelo Rolland / Los Andes

"Algunos se trasladan entre 40 y 50 kilómetros, a los que vienen de tan lejos los busca un transporte por su casa y los trae, se quedan 8 días, de lunes a lunes", contó Marcela Rojas, maestra auxiliar de dirección, quien los conoce en detalle, a ellos y a la comunidad. La semana siguiente asiste la secundaria y se alternan.

Contó que quedarse les cuesta mucho, sobre todo a los más chiquitos y que es también difícil para los padres ya que son muy apegados.

Por eso destacó que hay quienes eligen caminar mucho, hasta 14 kilómetros con tal de no dejarlos y en general van acompañados de un familiar.

A la primaria asisten 83 chicos de los cuales 43 se quedan a dormir. 

Dijo que allí no hay televisores ni internet. "Por ahí les puede faltar un calzado  o ropa pero son chicos felices con lo que tienen y contenidos por sus familias", comentó.

Para Rafael Barroso, director de la institución, tener los rodados es muy importante para ellos: "es deporte, juego, entretenimiento porque está la plaza pero muchos viven lejos y quizás la bici les permita acercarse".


    Marcelo Rolland / Los Andes
Marcelo Rolland / Los Andes

Contaron que hace 7 meses que no llueve y que la dieta es abundante en carne ya que la crianza de animales es una de las principales actividades. También hay jornaleros, artesanos, apicultores, empleados públicos y otros que hacen "changas". 

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