Bicentenario del glorioso campamento

Hace 200 años, San Martín ordenó la construcción del predio que serviría para instruir a las tropas del ejército cuyano. Terreno que conocemos hoy como el Campo Histórico “El Plumerillo”.

Bicentenario del glorioso campamento

A mediados de diciembre de 1815, el entonces gobernador de Cuyo y coronel mayor José de San Martín, ordenó la construcción del campo de instrucción que sirvió para las tropas del entonces llamado Ejército de Cuyo. Allí, parte de la plaza militar se acantonó momentáneamente para realizar los ejercicios.

Tropas en capilla
Desde la llegada de San Martín a Mendoza, y luego de la derrota por parte de los patriotas chilenos en Rancagua el 2 de octubre de 1814, la mayoría de las tropas que defendían a Cuyo se encontraba alojada en varios conventos de la ciudad. En ellos se distribuyó el piquete del Batallón 8 y las milicias. Luego se incorporaron el Batallón 11, la artillería y dos escuadrones de Granaderos a Caballo.

La situación militar y política en aquel tiempo era muy delicada. Faltaban hombres, recursos y pertrechos. Además, la preocupación principal del jefe del  llamado “Ejército de la Patria” era la falta de instrucción de las tres armas -infantería, caballería y artillería- para poder enfrentar a un enemigo que amenazaba con invadir la provincia por los pasos cordilleranos.

En esta situación, San Martín, buscó la mejor ubicación para establecer un campamento destinado a ejercitar a sus soldados. Luego de recorrer algunas zonas, se decidió instalarlo en esas tierras que se encontraban a unos tres kilómetros al norte de la ciudad.

Más viejo que San Martín
A principios del siglo XVII, los terrenos del campamento pertenecían a los jesuitas y, luego de la expulsión de éstos, al Estado.

La Junta de Temporalidades fue la encargada de vender esas tierras a varios vecinos como don José Reta, Isidro Sáenz de la Maza y doña María Prudencia Escalante. Las haciendas fueron poblando el norte y se trazaron algunas calles que se conectaban con la ciudad como la calle de la Casa de la Pólvora - actual calle Lisandro Moyano que corre de norte a sur-, también la calle de la Chimba, hoy Olascoaga.

Es importante destacar que cuando se estableció el campo de instrucción en aquella zona, se lo conoció como “El Campamento” y nunca se llamó “El Plumerillo”, pues se lo denominó así a partir de 1930. Además, el actual predio se encuentra a más de un kilómetro de distancia al sur de donde se estableció el antiguo campamento.

Entre tierras y galpones 
El campo de instrucción tuvo como finalidad practicar las maniobras de batalla para las fuerzas del ejército. En setiembre de 1815 se iniciaron los trabajos de delineación de estos terrenos del Estado y la misma estuvo a cargo del mayor José Antonio Álvarez Condarco. A mediados de octubre, el teniente coronel Manuel Corvalán fue el encargado de construir las barracas junto a Saturnino Saraza que concluyeron un mes después.

Ya a mediados de 1816 se inició la extensión del mismo, con el aporte de los vecinos de diferentes materiales y, recién en noviembre de ese mismo año, las tropas se alojaron definitivamente en las precarias instalaciones para luego salir, en pequeñas divisiones, desde el 9 de enero de 1817.

Maderas para las obras públicas
Desde aquel diciembre de 1815, las prácticas militares se ejecutaron hasta el mes de marzo del otro año, cuando cesaron los ejercicios. En agosto de 1816 y con la creación del Ejército de los Andes, el campamento, comenzó a recibir las tropas que se conglomeraron con el fin de ejecutar la reconquista de Chile.

Recién en diciembre, el General San Martín y su staff se establecieron permanentemente en las instalaciones con los batallones y regimientos.

A principios de enero de 1817, se inició la marcha hacia el país trasandino por los diferentes pasos cordilleranos.

El campo de instrucción fue desmontado en abril de ese año y sus maderas sirvieron para las obras públicas.

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