Tras ser ratificada su prisión preventiva, los ocho rugbiers imputados por el brutal asesinato de Fernando Báez Sosa (19) siguen tras las rejas en el penal de Dolores, aunque con algunas particularidades para evitar conflictos con otros reclusos violentos, que ya emitieron amenazas incluso por videos.
Su menú cotidiano se conforma de pastas con carne al mediodía y carne con ensalada a la noche. Si bien es la misma comida que se le da a los internos, no es la preferida de los jóvenes. Las viandas de familiares los jueves por la tarde resultan un alivio: "Cuando vienen las visitas les traen comida porque la del penal es un asco. No la pueden comer, la rechazan, la dejan de lado".
Los padres de los rugbiers no pueden llevar frutas o papas que sirvan para fermentar y hacer "pajarito", bebidas alcohólicas clandestinas, tampoco pueden llevar envases de vidrio que se puedan usar como filos para apuñalar, comida con rellenos como budines o tartas que oculte droga o cualquier otra cosa: la harina y el café se traspasan en el mismo lugar a bolsas de plástico y deben venir en su envase original cerrado.
Las latas también se abren. Una botella de gaseosa oscura, una bebida cola por ejemplo, está fuera de cuestión: adentro puede haber un cuchillo. Las biromes también tienen que ser transparentes. Adentro de un tubo oscuro puede haber cualquier cosa.
Los ocho rugbiers están en un pabellón apartados de la población carcelaria. Se trata del lugar donde habitan los evangélicos y de buena conducta. "Si quisieran salir al patio, tendrían que hacerlo con custodia y en un horario diferente al de los demás. No pueden moverse por el penal y los pabellones como lo hacen el resto de los internos", reveló una fuente consultada por Clarín.
Desde su llegada a prisión, los jóvenes acusados de matar a Fernando mantienen apenas un vínculo con los evangélicos: "Ellos les ofrecieron ropa horas después de instalarse en penal ya que habían llegado con lo puesto".
Como tienen acceso a la biblioteca, leen la Biblia, revistas, novelas y hasta participan de algunas charlas reflexivas brindadas por un pastor, indicó Perfil.
"Por momentos no caen en que están en una cárcel; pero por la noche, algunos lloran", aseguran desde el penal. Frecuentemente, los detenidos son visitados por médicos y psicólogos del Servicio Penitenciario.
Pericias psicológicas e identificación del sospechoso 11
Los abogados de la familia de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado en la puerta del boliche Le Brique de Villa Gesell, pedirán que los rugbiers acusados sean sometidos a pericias psicológicas y psiquiátricas y aportarán en las próximas horas la identidad de otro joven que sospechan que estaba con el grupo que cometió el ataque.
Fuentes vinculadas al particular damnificado adelantaron a Télam que los letrados Fernando Burlando y Fabián Améndola pedirán los estudios tanto para los ocho acusados que están bajo prisión preventiva, como para los dos rugbiers que fueron liberados la semana pasada, Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, quienes continúan vinculados a la causa.
Además, tal como adelantó Burlando, ya tienen identificado a un 11vo. joven que habría estado junto al grupo acusado de cometer el crimen en la puerta del boliche, cuyo nombre incorporarán a la causa y pedirán que se investigue.
"Vamos a apuntar al 'número 11', a pesar de que la fiscalía lo ha negado. Ya tenemos identificado al masculino, vamos a aportar claramente la imagen que surge de lo que tiene la fiscal (Verónica Zamboni)", aseguró el letrado.