Poco le habrá importado estar unas horas de más en el aeropuerto de Posadas, aguardando por el vuelo que venía demorado. El celular no lo dejó ni un minuto.
Respondió cada felicitación y dio entrevistas a las radios antes de partir hacia Capital Federal, donde ya tenía la agenda cargada para visitar los estudios de Campeones y Carburando con el fin de detallar la carrera que se adjudicó el reciente domingo.
Fue un día agotador, pero Bernardo Llaver lo disfrutó al máximo sabiendo que vive un momento único. El sanmartiniano, que estuvo en boca de todos al lucirse en Oberá con el Fiat Línea del PSG16 Team, aprovechó los minutos previos a grabar el programa de Campeones para dialogar con Más Deportes sobre su victoria en la sexta cita de Súper TC 2000.
-Este logro llegó con media temporada disputada. ¿Fue antes de lo imaginado?
-Me imaginaba en el podio; la victoria era demasiado. Pero estoy en un gran equipo. Este es un año de transición, los autos andan bárbaro y contamos con los mejores ingenieros.
En Oberá tenía un auto excelente en clasificación pero pero no lo pude aprovechar, algo que sí hice en la carrera.
-¿Qué se te cruzó por la cabeza cuando faltaba poco para la bandera a cuadros?
-Como la carrera terminó por tiempo me sorprendió ver la bandera; no sabía que era la última vuelta. Venía bien porque la diferencia con (José Manuel) Urcera y Agustín (Canapino) era tranquilizadora. Dio sus frutos haber enfriado las gomas, porque pude escaparme e imprimir buen ritmo.
-¿Cómo analizás la polémica maniobra entre ellos?
-No puedo opinar porque primero tengo que ver todas las cámaras y no tuve tiempo para eso (se ríe). Lo que puedo decir es que sabía que Canapino lo buscaría a Urcera ya que tenía un buen auto, entonces decidí cuidar las gomas enfriándolas un poco porque empecé a patinar al calentarse cuando fui detrás de Manu.
-¿Imaginabas que Matías Rossi se acercaría a parque cerrado dándote un abrazo?
-Matías es el más grande. Es un gran amigo. Es un profesor. Fue un lindo momento.
-Habrá sido raro no poder festejar con la familia.
-Fue muy difícil. Me hubiese encantado que mi viejo estuviera conmigo. Pocas veces ha faltado a una carrera.
-Mucha gente se puso feliz por tu éxito. ¿Qué sentís?
-Que la gente esté feliz es porque ven el esfuerzo que hace mi viejo para que yo pueda correr. Este triunfo es para él.
-En la carrera te apercibieron por una maniobra en perjuicio de Canapino. ¿Qué pensás de la sanción?
-Hubo un quiebre cuando me apercibieron. No me cayó bien porque considero que el roce no era para una sanción.
-¿Y la maniobra cuando te pasó en la última curva?
-Cometí un pequeño error porque el auto se puso de costado en la recta, bajando. Ahí Canapino se acercó y en una maniobra muy áspera se tiró sobre un lugar donde se dan la mayoría de los sobrepasos. No me gustó mucho porque me pegó fuerte en la rueda, se torció la dirección y el volante se había corrido de posición.
Tuve suerte de poder seguir porque pensé que se rompía por la fuerza del golpe. Por eso perdí terreno, aunque lo recuperé cuando empezaron a pelear por la primera posición.
-Buenos Aires u Oberá. ¿Con qué triunfo te quedás?
-Con los dos (risas). En el Gálvez gané por primera vez en TC 2000 y fue nada menos que los 200 Kilómetros, pero con Mauro Giallombardo como invitado. Con el Fiat gané por primera vez en Súper TC 2000 y encima fue un 1-2 histórico para la marca. Creo que este es muy importante porque el nivel actual de la categoría es muy alto. Las terminales están apostando fuerte.
-Esperaste casi seis años para retornar a la victoria.
-Fue mucho tiempo y costó bastante. Sigo afirmando que ganar ahora llega en un momento justo porque lo necesitaba para seguir confiando en mí mismo y porque cada vez está más complicado reunir el presupuesto. Aparte, ganar en Súper TC 2000 no lo logra cualquiera y yo tuve ese privilegio.