Después de recorrer Nueva Delhi, Agra y Fatehpur Sikri abordé un tren nocturno desde Gorakhpur hacia Benarés, ciudad santa del hinduismo. Fueron once horas de viaje en vagón-cama. Me instalé en el Hotel Alka con vistas al Ganges desde la habitación.
Es el río sagrado para el ochenta por ciento de la población india que practica el hinduismo. Ellos creen que morir en Varanasi (su nombre en hindi) y arrojar sus cenizas al Ganges les permite la liberación del espíritu y la paz definitiva.