“No quiero que tengamos miedo ni que nos sintamos menos que nuestros rivales", asegura a cada paso el entrenador Marc Wilmots, quien fue internacional belga y ganador de la Copa de la UEFA con el Schalke 04.
El técnico de 45 años, sin embargo, se muestra modesto. Tras años de subsistir sin destacar en el fútbol europeo, maduró una generación que ya ahora es dorada para la pequeña nación: el superastro Eden Hazard, de 23 años, fue fichado por el Chelsea hace poco por 40 millones de euros (unos 55 millones de dólares).
El volante Alex Witsel fue adquirido por la misma cifra por el Zenit de San Petersburgo. Y Marouane Fellaini cambió al Manchester United por 32 millones de euros (unos 44 millones de dólares).
Es sobre todo la combinación de factores la que hace que Bélgica sea imprevisible para los rivales: la destreza técnica de Hazard y la habilidad de Kevin de Bruyne (Wolfsburgo) para driblear actúan codo a codo con la fuerza de los combativos Witsel, Fellaini o Moussa Dembélé (Tottenham).
Además de los grandes talentos y de los jóvenes, la selección se completa con jugadores experimentados. El zaguero Daniel van Buyten ya tiene 36 años pero sigue siendo una figura fija en el plantel. Van Buyten explica el auge de su equipo con la experiencia ganada en grandes ligas europeas.
"Lo más importante es que todos los jugadores jóvenes de repente empezaron a jugar en el exterior. Antes todos jugaban en Bélgica y allí eran buenos, pero tenían el nivel de la liga belga", dice Van Buyten, ganador de la Champions League con el Bayern Múnich.
Y es también gracias a esta evolución que los “Diablos Rojos” por primera vez en doce años vuelven a estar en un Mundial. En total, estuvieron en once Copas del Mundo. En 1986 incluso alcanzaron las semifinales.
Y el sueño ahora es repetir ese éxito.
Pero en Brasil no sólo se tratará de deporte. El equipo que el ex arquero belga Jean-Marie Pfaff llama “la promesa más caliente del fútbol europeo” podría ser además un modelo para toda la nación. En 2010, la disputa idiomática llevó a Bélgica al borde de la escisión. Durante 541 días, no hubo gobierno elegido, hasta que el socialista Elio Di Rupo asumió como nuevo primer ministro.
Este 2014 trae la oportunidad de unirse por una causa: la camiseta roja. Van Buyten asegura que ya todos se la compraron. Por lo tanto durante el Mundial, el país se unirá, como lo harán los jugadores en el campo: “No importa si eres flamenco o valón”, dice el entrenador Wilmots orgulloso.
¿Cómo se llegó a esta generación de tantos cracks? Motivos hay varios: una apertura cultural, gracias a la cual los hijos de los inmigrantes pudieron probar suerte en el fútbol, un nuevo plan de juveniles y la experiencia que muchos de estos jugadores adquirieron al irse muy de jóvenes a grande ligas europeas.
Esos jóvenes empezaron a crecer y le dieron los primeros réditos a Bélgica en juveniles. Con algunos integrantes de esta actual selección, salió 4ª en el Europeo Sub 17 de 2007 y en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Muchos de esos futbolistas que se destacaban ya jugaban en grandes ligas de Europa: Hazard se fue a los 14 años a Lille, de Francia, Alderweireld y Vertonghen tenían 16 cuando se marcharon a Ajax, Lukaku, con 18, ya estaba en Chelsea y otros como Fellaini, Chadli, y De Bruyne fueron transferidos a la Premier League con algo más de 20 años. Según la prensa belga, es la unión de modelo francés (campeón en 1998 con una selección de "inmigrantes") y el español (la apuesta a la técnica individual).
También dicen en Bélgica que esta selección logró unir a una sociedad con problemas de racismo. Kompany, descendiente de congoleños, es el capitán y símbolo de este equipo y un ejemplo para el país. El defensor del City habla cinco idiomas y tiene una maestría en administración.
Sufrido, pero justificado
Bélgica confirmó su cartel de selección prometedora en el Mundial y se metió en los cuartos de final tras ganar 2 a 1 a Estados Unidos con goles de Kevin de Bruyne y Romelu Lukaku en el alargue. El alargue entre belgas y estadounidenses fue el quinto en ocho partidos de octavos, la primera vez que sucede desde que los mundiales implementaron el formato actual en 1986.
De Bruyne hizo bueno el monólogo belga a los tres minutos del arranque de la prórroga, cuando cruzó un potente derechazo dentro del área ante la salida del arquero Tim Howard, héroe estadounidense en los primeros 90 minutos. “Cuando llegas a este punto, una jugada define el resultado”, comentó el volante estadounidense Michael Bradley. “En un partido así, ambos partidos tienen oportunidades. Al final del tiempo reglamentario, tuvimos una oportunidad para ganar el partido”.
Bradley se refería a la oportunidad que Wondolowski tuvo en el último suspiro del tiempo reglamentario, cuando tuvo el arco a su disposición y remató desviado ante la salida del arquero Courtois. A los 105 minutos, Lukaku, que empezó el partido desde el banco, culminó un rápido contragolpe belga en lo que parecía la sentencia definitiva.
Pero Estados Unidos no se rindió y Green enganchó una preciosa volea con la pierna derecha a los 107 minutos para devolver la emoción al marcador.
En una espectacular jugada de estrategia a pelota parada, con una pared en el área, Dempsey pudo haber mandado el partido a los penales, pero Courtois lo tapó.
Tim Howard, un arquero récord con 16 atajadas
El arquero Tim Howard dio una demostración de como atajar y fue la única razón por la que Estados Unidos logró resistir hasta el alargue ante Bélgica. El arquero del Everton inglés se interpuso una y otra vez a sus rivales y atajó 16 lanzamientos de los Diablos Rojos en el partido que cerró los Octavos de final, más que ningún arquero desde Inglaterra 1966.
Bélgica “es un gran equipo”, dijo Howard al término del encuentro, añadiendo que “nosotros no jugamos un gran partido, pero el mérito es de Bélgica que nos aplicó una presión enorme”. “Son un gran equipo”, reiteró Howard.
Howard advirtió ya en el primer minuto de juego -cuando le ganó con su pie derecho al delantero Divock Origi- que iba a ser un hueso duro de roer para Bélgica, en el partido jugado ante más de 50.000 espectadores en el estadio Arena Fonte Nova de Salvador.
El estadounidense, elegido con absoluta justicia el mejor jugador del partido por la FIFA, hizo paradas soberbias, con sus manos y también con sus pies. “Seguro que realicé algunas atajadas muy buenas, pero el fútbol no es un deporte individual. Se juega en equipo y el nuestro es uno joven que promete mucho”.