Belén occidental: en busca de ser algo más que un destino religioso 

Con la Iglesia de la Natividad como atracción central, la ciudad vive del turismo. Pero ahora también su tradición culinaria.

Belén occidental: en busca de ser algo más que un destino religioso 
Belén occidental: en busca de ser algo más que un destino religioso 

Belén Occidental  Los habitantes de Belén están acostumbrados a ver los colectivos turísticos que llegan a la Iglesia de la Natividad, descargan sus pasajeros por unas horas en el sitio donde nació Jesús y regresan a Israel.

En los últimos años, no obstante, ha surgido una nueva alternativa turística, enfocada en los residentes de los pueblos palestinos de la Margen Occidental del río Jordán, en su cultura, su historia y sus dificultades bajo la ocupación israelí.

El aluvión de turistas que se espera para la época navideña tiene ahora la opción de quedarse en casas antiguas, saborear los platos locales en los mercados y empaparse del arte distópico de un hotel diseñado por el artista británico de graffitis, Banksy.


Diseño Bansky. El artista ideó el hotel Walled-Off.  | AP
Diseño Bansky. El artista ideó el hotel Walled-Off.  | AP

La gran atracción de Belén es la Iglesia de la Natividad, del siglo VI, construida en el sitio donde se cree que nació Jesús, en un pesebre. Renovaciones de los últimos años evitaron el derrumbe del techo y sacaron a la luz coloridos mosaicos en las paredes con escenas de ángeles y santos.

Este mismo mes el Vaticano devolvió una pequeña parte de lo que los cristianos creen que es el pesebre original, que había sido enviado a Roma como un regalo al Papa en el siglo VII. La reliquia, del tamaño de un dedo, está guardada en una caja de plata y puede ser vista en una capilla de la iglesia.

En la Plaza del Pesebre, pegada a la iglesia, hay un enorme árbol de navidad y se planifican allí ceremonias de distintas denominaciones. El 7 de enero se desarrollará en Belén una convención internacional de Santa Claus.

En ascenso

La violencia entre israelíes y palestinos ha afectado el turismo pero el Ministerio de Turismo palestino calcula que en  2019 habrá habido 3,5 millones de visitantes a Belén, bastante más que los tres millones del año previo, y muchos piensan que esa cifra puede seguir aumentando.


Ofertas navideñas. En las calles comerciales de Belén.  | AP
Ofertas navideñas. En las calles comerciales de Belén.  | AP

"En general, Palestina y Tierra Santa son muy seguras, más que la mayoría de los países, por eso la gente viene'', expresó Elías al-Arja, presidente de la asociación local de hoteles. Señaló que Tierra Santa tiene los sitios más importantes de la cristiandad, incluidos los lugares donde, según la tradición, nació Jesús, donde pasó su infancia, donde fue crucificado y donde resucitó. Sin embargo, a pesar de ello, atrae menos visitantes que el Vaticano. "Podemos atraer más gente'', afirmó.

El turismo religioso es un puntal de la economía local, pero muchos palestinos se sienten ignorados por los visitantes.

Situación difícil 

Israel capturó la Margen Occidental, junto con la parte oriental de Jerusalén y la Franja de Gaza, en la guerra de 1967. Los palestinos consideran esos territorios como propios y esperan que algún día sean parte de un Estado independiente.

Los visitantes llegan a Belén tras cruzar un control fronterizo de Israel y luego recorren una ruta paralela a un muro que los israelíes construyeron durante la segunda intifada'' (alzamiento) palestina, a principios de 2000. 

Israel dice que la barrera es necesaria para prevenir ataques, pero los palestinos la ven como una maniobra para apropiarse de territorios, ya que un 10% del territorio palestino queda del lado israelí de la barrera. Belén está prácticamente rodeada por el muro y por una serie de asentamientos judíos.

Posibilidades

Los problemas de la ciudad se hacen evidentes en los alrededores del Walled-Off Hotel, diseñado por Banksy y que abrió sus puertas en 2017. Desde el hotel se puede ver el muro, que está cubierto de graffitis y paneles que explican la vida bajo la ocupación. En el lobby del hotel hay estremecedoras obras de Bansky.

En el centro de la ciudad, a pocas cuadras de la iglesia, hay otra forma de turismo alternativo pensada por los propios palestinos. La municipalidad restauró un albergue del siglo XVIII y lo alquiló al chef palestino-francés Fadi Kattan.

"Opino que el turismo religioso se promueve solo, no necesita que el sector privado lo promueva'', explicó Kattan. "Promovamos otra cosa. Nuestra comida, nuestra cultura, nuestra historia''.

Kattan quiere promocionar la cocina palestina que, según él, fue apropiada por los chefs israelíes y los autores de libros de cocina. Igual que casi todo lo relacionado con el conflicto de Oriente Medio, hay dos versiones. La cocina israelí  debe mucho también a los inmigrantes judíos de las comunidades antiguas de Oriente Medio y el norte de África.

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