Durante los últimos años el sector almendrero fue noticia por las grandes inversiones que realizó en Mendoza, como las 800 hectáreas implantadas en Lavalle por la cordobesa Aceitera General Dehesa (AGD) durante 2017. La provincia es uno de los principales productores de este fruto seco en Argentina, con 2.700 hectáreas de las 4.200 activas en el país. Belén Bobadilla, viverista e ingeniera agrónoma, habló sobre el presente del cultivo en el Valle de Uco y sobre las perspectivas de desarrollo.
–¿Qué superficie con almendros posee Mendoza?
-Según los datos del Instituto de Desarrollo Rural (IDR), hay 2.730 hectáreas cultivadas en la provincia. Entre las zonas de mayor extensión se ubican Lavalle y San Martín; luego se ubica Maipú, donde comenzó a desarrollarse este cultivo con variedades de floración temprana, de origen principalmente californiano que requerían de la plantación de varias variedades y de insectos para su polinización. En el Valle de Uco, en tanto, el desarrollo del almendro tiene una extensión de 100 hectáreas, producto de la introducción de variedades de floración tardía y autógamas (capacidad de autopolinizarse sin necesidad de depender de abejas u otros insectos).
-¿Cuál podría ser su potencial en el Valle de Uco?
-El almendro es una especie mediterránea, prefiriendo regiones geográficas con inviernos suaves y con regímenes de lluvia que no afecten la polinización durante la primavera, ni sean muy frecuentes en verano durante la cosecha porque el ambiente húmedo favorece el desarrollo de enfermedades fúngicas. Para desplazar el cultivo a zonas más frías como el Valle de Uco necesitamos replantear la elección de las variedades, eligiendo aquellas que permitan superar los problemas locales de las heladas.
Hoy la superficie en producción pertenece a aquellos agricultores que han decidido buscar una alternativa a riesgo de no saber cuáles son los resultados de esta inversión con pocas alternativas y sobre todo sin saber si se adaptan a nuestras condiciones climáticas.
-¿Por qué?
-El potencial en el Valle de Uco está sujeto a las heladas, es uno de los principales obstáculos para el desarrollo del cultivo. Hoy debería pensarse en la elección de variedades de floración extra-tardía, con sistema de defensas contra heladas. En segundo lugar deberíamos ir a plantaciones más intensivas que permitan retornos más rápidos y la mecanización para su recolección, aquí hay una gran evolución y adaptación de maquinarias por lo cual es un campo no explorado aún que tiene un futuro prometedor que entusiasma a los productores.
-¿Se acrecentó el área de plantación de almendros?
-En cuanto a la extensión es un cultivo que no logra desarrollarse en la zona, el área de producción no se ha visto en aumento. Es muy importante contar con información (datos climáticos, estudios de suelo, disponibilidad de recursos hídricos, etc.) para que el sector productivo pueda tomar mejores decisiones.
Desde la Cámara de Tunuyán bregamos para que el Estado lidere una zonificación productiva que permita conocer las limitantes y/o oportunidades del lugar a los fines de incentivar el desarrollo de los cultivos.
-¿Cuál es el rinde que han tenido las plantas?
-Cuando me preguntan por los rendimientos, en los últimos cinco años en nuestra pequeña superficie cultivada, hemos logrado solo una buena cosecha de almendras; este año llevamos tres defendidas de heladas y aún no sabemos cuánto vamos a cosechar. Hay mucho por evaluar en la zona y aprender de esta experiencia. El desafío está en poder lograr producciones con menos riesgos, para lo cual hay que trabajar en genética y atender las limitaciones que hoy presenta el Valle de Uco. En términos generales los rendimientos esperados deberían estar entre los 2.500 a 3.000 kilos por hectárea de pepita.
-¿Cómo es el mapa productivo por sus variedades?
-El almendro de acuerdo al panorama varietal, según los datos relevados por el IDR, se distribuye principalmente en Guara, Felisia y Non pareil. A la Guara (de procedencia española), corresponde al 29% del total de las plantas productivas, en tanto que el 16% es de la variedad Non pareil y Felicia con el 13%. La verdad es que esto marca un panorama varietal muy acotado, y con algunos problemas que afectan a las producciones de Non pareil por una anomalía conocida como fallo de las yemas (bud faillure), su polinización y ser afectada por la plaga de las catas. La Felicia, en tanto, el mayor dilema es su lenta entrada en producción.
Perfil
Nombre y Apellido: Belén Bobadilla.
Profesión: Ingeniera Agrónoma.
Propietaria de Vivero Bobafrut, emprendimiento familiar en donde desarrolla los plantines de frutales. Es Secretaria de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán.