En medio de la conmoción por el asesinato de Fernándo Báez Sosa (19) a manos de 11 rugbiers en Villa Gesell, en las redes sociales reflotó un hilo de tuits de un joven que durante 11 años jugó al rugby y, más allá del deporte, dio detalles de los horrores de los que fue testigo.
"Voy a hablar de mi experiencia con el RUGBY, deporte que me fascina, que consumo, que practiqué durante gran parte de mi vida y que, a su vez, veo como un REFUGIO DE HOMBRES que necesitan REAFIRMAR SU MASCULINIDAD constantemente. BAUTISMOS, ABUSOS SEXUALES, PELEAS BOLICHERAS y +", comenzó a contar Julián Princic, quien trabaja en la producción de contenidos de TyC Sports.
"El objetivo implícito siempre fue causar impacto. Impresionar. Porque las peleas no eran mano a mano en una plaza vacía. Las chicas tenían que verlo. Porque lo importante es conseguir chicas. Es una de las metas que nadie te enseña como meta pero que sabés que está", reconoció.
Tal como denunció el tuitero en la red social, detrás de la "Integridad, Pasión, Solidaridad, Disciplina y Respeto" hay otro tipo de características, algo más oscuras, que se deben adquirir para formar parte de los planteles de algunos clubes.
"Los bautismos son rituales para forjar la personalidad. O al menos eso se cree. Yo vi con mis propios ojos abusos como palizas atroces a chicos desnudos y objetos metidos en el culo. Rehusarse no es opción porque el castigo será peor (...) La excusa es que se hace esto para emular situaciones traumáticas en las que te veas obligado a sacar esa personalidad superadora y salir adelante", agregó.
"Porque es ahí donde encuentran respaldo los violentos. Se crea un entorno en el que los golpes son moneda de cambio, en el que los putos son motivo de burla y las minas son un objetivo. Entorno ideal para muchos cavernícolas.
¿Pero entonces el problema es el rugby? NO. El problema es que, en Argentina -porque esto no sucede en todo el mundo-, el rugby ha mutado a una "filosofía de vida" en la que se pregonan valores que han quedado desactualizados en este contexto histórico", evaluó Princic.
A modo de crítica, el joven pidió una "limpieza" en las autoridades del rugby argentino y que no se limiten solamente a cartas de repudio cada vez que suceden ataques.
"Estoy seguro que, como así hay muchos retrógradas en cargos importantes, también hay gente con ideas nuevas y con ganas de cambiar esto. El rugby puede y debe sanar", cerró.