“Basta!”, el grito guarro de las guerreras

El unipersonal de café-concert que estrenó Jessica Torrijos, aunque efectivo, descansa demasiado en la improvisación.

“Basta!”, el grito guarro de las guerreras
“Basta!”, el grito guarro de las guerreras

Si hay dos artistas locales que han sabido construirse y sostenerse dentro de un género que ya está casi extinto son Jessica Torrijos y Adrián Sorrentino.

Es que el café-teatro, aquel que hasta fines de los ‘90 era cita recurrente en los bares del país y la provincia, ha ido perdiendo puntos a medida de que el tsunami de estandaperos (que salen hasta de las piedras, o de YouTube, que es casi lo mismo) ha ido ocupando esos espacios.

Pese a este panorama, Sorrentino y Torrijos no solo resisten sino que solventan con sus puestas el espíritu de este tipo de espectáculos: basados en la interpretación del actor, que con fuertes rasgos satíricos ironiza en temáticas actuales casi siempre desde el humor, bajo la premisa del quiebre de la “cuarta pared”.

El café-teatro -en el caso de Torrijos y Sorrentino- con predominantes rasgos de café concert, es un ámbito que ha permitido el fortalecimiento del monólogo teatral, un texto muy distinto al del stand-up.

En estas aguas navega el nuevo espectáculo de Jessica Torrijos al que llama "Basta!". 

La tesis de su monólogo se basa en qué hubiera pasado si las mujeres “lo hubieran dicho” mucho antes. Esta premisa, que deja abierta la pregunta, se vuelve ilustración de casos con desopilantes personajes, anclados en anécdotas muy distintas a las de la “historia oficial”.

Marilyn Monroe, Ana Bolena, Cleopatra, entre otras, construyen un abanico divertidísimo y ocurrente que tiene como subtexto la culpa, la dominación y el abuso.

Ya lo dijimos: el monólogo y la actuación son las bases del éxito en estas puestas. Y, dentro del texto, la improvisación es la encargada de la frescura y fluidez estructural.

El problema en "Basta!" es justamente el desbalance entre la construcción dramática del monólogo y las dosis de improvisación que Torrijos le aporta. En criollo: más improvisación que ideas textuales cerradas hacen que las buenas ideas narrativas no terminen de afianzarse.

En tanto que la narración se corta en el ritmo por la entrada y salida de personajes, asunto que seguramente se pulirá con el devenir de las funciones.

Más allá de este desequilibrio que marcamos, “Basta!” es un digno producto de su mentora, con sello distintivo asegurado: guarra, divertida y fresca a más no poder.

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