Por Maxi Salgado - Editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar
Los Juegos Panamericanos nos han vuelto a demostrar que hay vida después del fútbol, más allá de que vivamos en un país en el que todavía se paran hasta las clases para ver la Selección de Martino, pero no se hace nada para que se televise la definición de un mundial de hockey sobre patines, una actividad -muy arraigada en nuestra provincia- en la que Argentina tiene más títulos mundiales que las otras actividades más marquetineras.
Esta semana, todos vibramos y nos alegramos con las diferentes medallas que fueron llegando desde Toronto. Y esto debería servir entonces para comenzar a cambiar esa futbolización que nos está jugando en contra.
Parece un despropósito, por ejemplo, que los clubes de fútbol de nuestra provincia se hayan parado frente al gobierno para pedirle que se les subvencione la policía, sin importar si las otras actividades pueden funcionar o no.
“Nosotros le damos contención social a miles de chicos”, es el caballito de batalla y, la realidad, es que no están mintiendo; pero obvian mencionar que las otras actividades también hacen lo mismo.
Y a fuerza de ser sincero, el fútbol debe reconocer que es la actividad a la que más se la ayuda en estos pagos. La mayoría de los clubes tienen en sus camisetas la leyenda: “Mendoza, espíritu grande”, que viene acompañada de un subsidio y hasta también lucen el logo del Casino de Mendoza, otro de los sponsors que es público y no privado.
Esto sin contar que, los que juegan en los torneos nacionales, reciben un monto de Fútbol para Todos por la televisación de los espectáculos. Y en esta última palabra está la raíz de la discusión. El fútbol ya se ha transformado en un espectáculo y eso hace que sus dirigentes deban pensar ahora como productores y ya no como esos entusiastas que se acercaban al club por amor a los colores. “Le pagamos a técnicos, a los jugadores, a los árbitros y no queremos pagar la policía”, decía el presidente de Murialdo hace un tiempo atrás en forma muy acertada.
Justamente esta semana se conoció la noticia que a los pilotos mendocinos que corren en categorías nacionales, se les ha cortado la ayuda por problemas presupuestarios. Pero ellos no han salido, al menos por el momento, a amenazar con un paro de actividades. Entienden la realidad de otra manera.
El gobierno debe dejar de ser el único encargado de subvencionar el accionar de las instituciones, al menos no hasta que exista un control estricto de donde va a parar ese dinero, porque sino todo se pone en saco roto y se convierte en un círculo vicioso.
No hay que olvidar que también salió a la luz el subsidio de dos millones de pesos que se le dio a San Martín para hacer un gimnasio. Si bien despertó alguna polémica, hay que destacar que estas ayudas son beneficiosas para la sociedad y deben defenderse y mantenerse.
Es una buena noticia que finalmente se haya llegado a buen puerto y que los dirigentes hayan entendido que el pago a los efectivos hay que hacerlos. Cómo también festejo que las autoridades de la seguridad, quienes se habían “adueñado” de los espectáculos y determinaban cantidad de efectivos y horarios a gusto y piacere, acepten que los dirigentes puedan tener voz y voto a la hora de armar los operativos.
En el plan estratégico que impulsa la Confederación Mendocina de Deportes (Comede), se asegura que las federaciones y asociaciones deben tener previsibilidad para sus gastos. Hasta tanto esto no se cumpla, ellos tratarán de echarle la culpa al Estado de su propia impericia y nuestro deporte seguirá estancado.