Preguntar en términos generales, a qué mujer no le gustaría poder contar con un armario colmado de las más diversas alternativas en prendas, zapatos y accesorios que ofrece el mundo de la moda parece casi una obviedad. Al menos para aquellas a las que les atrae.
Sin embargo y con los pies sobre la tierra, los presupuestos y obligaciones diarias no permiten (para el común de la población) hacerse todo el tiempo de la ropa que marca el pulso de la tendencia, o que se desea desde el otro lado de la vidriera.
La buena noticia es que existen los denominados “básicos” imbatibles que no sólo pueden lucirse con el acompañamiento adecuado en diversas temporadas del año, sino que además (¡y lo mejor de todo!) son inmortales.
El por qué de la inmortalidad de estas prendas nace sencillamente en su versatilidad, ya que permite conjugarlas con aquellas otras que son de temporada, que ya se tenían o que fueron simplemente heredadas desde generaciones anteriores. Optimizar el armario en este sentido resulta positivo en dos aspectos: se invierte una sola vez en algo bueno que aparecerá inmune al ritmo de los cambios y las tendencias, mientras que por otro lado se trata de prendas que representan grandes comodines para todo tipo de momento y época del año.
Amores fashionistas
Entre las prendas que suelen realmente convertirse en grandes aliadas figuran:
El blazer. Presentado en sus dos binomios más clásicos y convenientes (blanco y negro) perfila como el acompañante ideal para una mujer de cualquier edad. Lo que se dice un complemento perfecto. Elegante, más canchero, reinventado o hasta reversionado puede aspirar a armar un outfit más formal (por ejemplo con un pantalón de vestir, una falda lápiz) o más casual (el jean boyfriend, roto o clásico, e incluso con un short). Invertir en esta prenda permite armar literalmente muchos looks, incluso en diferentes temporadas (en verano con camisitas o remeras y en invierno con opciones en manga larga).
El jean. Conforma un mundo en sí mismo y vuelve siempre a ser "el gran favorito". Lo más conveniente, si complica la economía, es elegir aquel de color más formal o que permita más juego con otras prendas (azul intenso, negro o un celeste más sufrido serían adecuados). Si bien el jean "destroyed" (o roto) vuelve a retomar su liderazgo, al igual que las opciones en nevado o los jeans boyfriend ( holgados, amplios, caídos), si se tiene que economizar y apostar por algo perdurable y siempre chic, los tonos y líneas más clásicas (pueden ser achupinadas) son las indicadas.
Stilettos. Con su simplicidad elegante encauzan cualquier look a un lugar común: el del toque de distinción. Con faldas, vestidos y pantalones son lo que se denominan "clásicos" que jamás decepcionan. Combinados con jean y chaquetas suman un outfit canchero y fresco, pero con una seducción que invita a una segunda mirada.
Para una ocasión formal, son los grandes favoritos para proyectar elegancia y sensualidad a los diseños elegidos. En negro permiten multiplicidad de combinaciones con el resto de la ropa y sus tonalidades.
La camisa blanca. Por su tono suele ensuciarse fácilmente; por lo que si se pueden tener dos. una para ocasiones más elegantes, con guiños fashionistas en mangas, cuello o corte y otra para la diaria, resulta ilimitada para jugar con prendas y colores. Elegante y sobria conforma una alternativa genial para lucir "divine".
Ballerinas (o chatitas). Cómodas e ideales para épocas de transición (primavera-verano y verano) son femeninas y queribles en el armario de mujeres de toda edad. Prácticas y definitivamente muy fashion colman con su diversidad de tonos y modelos algunas de las mejores opciones para invertir y adaptar a diversas situaciones.
La chaqueta de cuero negra. Adornada, más o menos rockera, con mucho o nada de entalle, con o sin toques fashionistas (hebillas, tachas, solapas diversas) y total y absolutamente adaptable para toda ocasión: con jeans, vestidos, shorts, maxifaldas, y pantalones. Una prenda inmortal en la que vale la pena invertir por su gran poder de versatilidad y el aire de glamoroso desenfado, que subyace más allá de la línea.
Maxifaldas. Femeninas desde su esencia son una buena alternativa para lucir outfits más bohemios, románticos o formales (en el caso de maxifaldas de corte campana, en texturas de seda vaporosos, con algún crop top para un evento de noche).
Animal print. Cuando hace años los prints salvajes eran lucidos por divas como "Su" Giménez (una opción válida, quizá más aplicable en aquellos momentos a las grandes figuras) nadie pensó que se convertirían con el tiempo en una estampa tan chic como necesaria (para aquellas a quienes les agrada) de los armarios femeninos. Ya sea para un outfit total, o para potenciar con su toque detalles (cuellos, flecos, accesorios, etc). Lo único que necesita para brillar en una prenda es un sano equilibrio para no abrumar. Las camisas, vestidos, maxibolsos y zapatos (entre muchas otras prendas) suman un buen toque al look.
Accesorios. La buena noticia es que seleccionando los adecuados tienen el poder de modificar, potenciar o acompañar cualquier look de día, o para un gran evento, haciéndolo parecer uno totalmente opuesto al ya visto. Los collares y colgantes, ya sea juntos, o por separado (según la ocasión) enaltecen la prenda superior, los escotes y los cuellos, según lo que se luzca. Los aros con protagonismo, así como las pulseras y anillos, marcan la diferencia en un mismo outfit.
Éstas son, junto a otras opciones, algunas de las prendas en las que vale la pena invertir, y que en juego con otras no sólo optimizan el gasto, sino que también se proponen como disparadores para la creatividad femenina.
Un armario de prendas inmortales (muchas o pocas) se prestan al servicio de quien la luce y con su toque personal para combinarlas.