Para el Yoni son días de mucha euforia y también de mucha tristeza. Euforia, porque está ahí de una chance mundialista. Tristeza, porque dejó de existir uno de los grandes formadores y maestros: Ricardo Bracamonte.
Mostró una profunda pena cuando fue a despedir los restos del Braca, como también un gran entusiasmo por el momento que le toca vivir: la pelea eliminatoria mundialista FIB que sostendrá frente al japonés Satoshi Hosono, el próximo 3 de octubre, en Japón.
El viernes el mendocino y ex campeón mundial pluma AMB, viajará a Buenos Aires junto a Pablo Chacón, desde donde se embarcará a Tokio.
Una de las grandes novedades en esta preparación del Yoni es que volvió a entrenarse junto a un viejo amigo, Juan Carlos Reveco.
Pasaron 6 años desde la última vez que trabajaron juntos con “Cotón”. Hoy esa vieja sociedad se entrena la parte física con el profe Pablo Stahringer.
A sus 32 años se siente íntegro, en lo físico y mental: “Sueño con volver a ser campeón mundial. El equipo y yo coincidimos en que es una de las mejores preparaciones que he tenido. Ni cuando fui campeón del mundo llegué en estas condiciones. Faltan muchos días para la pelea y hace dos semanas que estoy un kilito arriba de la categoría”, cuenta orgulloso el pupilo de Pablo Chacón.
- ¿Qué tan distinto es para vos, esta posibilidad de tener una chance por el título mundial a la anterior?
- Cuando fui campeón del mundo la vez anterior, era distinto. En ese momento quería serlo para salvar a mi familia, darle un bienestar.
Antes anhelaba tener esto, aquello y dejaba de lado lo esencial del deporte. Hoy, si bien me interesa el dinero, voy a buscar el sueño de volver a ser campeón mundial. Quiero volver a ser campeón del mundo. Hoy el compromiso es conmigo.
- ¿Estás muy enchufado?
- Sí. Por ejemplo llego sin exigirme, sin deshidratarme, sin hacer todas esas cosas que antes hacía mal. He aprendido a comer con un nutricionista (Carlos Quevedo) y la verdad, haciéndole caso me ha cambiado la vida.
- ¿Qué cosas cambiaron a partir de perder el título y esas malas experiencias en Las Vegas y México?
- Fueron malas peleas. Hoy hago todo diferente. En ese momento me convenció el número de la bolsa y dije: “Vamos”, sabiendo que no estaba en condiciones.
En este momento llego a tener un inconveniente familiar o de otra cosa y no voy a pelear. No voy a hacer un papelón a ningún lado, principalmente por orgullo.
- ¿Cómo ha sido la vuelta con Pablo Chacón?
- Nunca toqué el tema cuando volví a entrenarme con Pablo (Chacón). Me fui en 2010 y volví en 2012. Nos sentamos en un café, charlamos, nos dijimos lo que pensábamos y cuando volví al gimnasio fue como si nunca me hubiera ido.
Me sentí tan cómodo que hasta volví a cambiar mi manera de boxear.. Estoy comodísimo. Más allá de las diferencias que tuvimos con Pablo, tengo que decir que ese gimnasio es mi casa.
- Y ahora volviste a entrenarte con Reveco.
-Sí, con el enano volvimos a entrenarnos. Es más o menos lo mismo que me pasó con el gimnasio de Pablo; es como que nunca dejamos de entrenarnos juntos.
Tenemos una gran conexión. Sale todo natural y nuestra relación es muy buena. Más allá de la desvinculación, nunca tuvimos diferencias.
Nos alejamos por el entorno de cada uno nada más. Nos entrenamos todos los días juntos. Nos juntamos y recordamos muchas cosas. Nos pusimos como meta ser campeones mundiales y lo fuimos.
- ¿Te acomodaste económica con el boxeo?
- La verdad es que no me puedo quejar. Veo felices a mi esposa a mis hijos Axel (8 años) y Martina (4 años) y que no pasen necesidades, algo que sí pasé yo. Me hacen sentir completo, satisfecho. No tengo para tirar manteca al techo pero mis hijos tienen una vida digna, lo que yo no tuve. Todo gracias al boxeo.
- ¿Hay Yoni para rato?
-Empecé de grande a boxear, casi a los 18 años y fui dos años y medio amateur; luego me hice profesional y sigo yendo a entrenarme como si nada; siento que hay Yoni para rato. Quizá pueda dejar de ser boxeador, pero difícilmente deje de ser deportista.
- ¿Sentís que te faltó reconocimiento de la gente?.
- No he sido la figura que me hubiera gustado ser, al menos hasta hoy.