"Aquí pasé una niñez muy feliz", señala Mariela Taret (26), una futura maestra que vive en el barrio Módica, ubicado al este de la avenida San Martín y dentro de la jurisdicción de la ciudad de Las Heras.
No es que la educadora no esté contenta con la actual realidad del conglomerado, pero claro... los tiempos han cambiado. Desde el punto de vista de la seguridad, especialmente.
Al Módica se accede por la calle Ortiz, que hace esquina frente al Cementerio de Capital, con San Martín. Allí se encuentra la moderna escuela Mariano Necochea, donde muchos habitantes, hoy mayores de edad, se educaron en el pasado. El otro centro educativo es la escuela Doctor Vicente Polimeni, sobre calle Corrientes, para alumnos con discapacidad.
El conjunto habitacional lleva el nombre del constructor, Vicente Módica, empresario de Luján, que levantó otros barrios en el Gran Mendoza y casas individuales.
Él compró un terreno de unas 8 hectáreas, antiguos viñedos y olivares. Su construcción comenzó en los tiempos finales del gobierno militar de 1976-1982, y fue entregado por la administración radical de Santiago Felipe Llaver, cuando el ministro de Obras Públicas era el arquitecto Gerardo Américo Andía.
Se trata de un hábitat de clase media, con 151 unidades habitacionales, que albergan aproximadamente a unos 800 habitantes. Hacia el este, el vecino más inmediato es el Municipal y lo demás son hogares en el ámbito del radio ciudad.
Penosa experiencia
Cuando se iniciaba 1985, la firma estaba terminado el barrio, a través de una operatoria del Banco Hipotecario Nacional.
Pero se produjo el terremoto del 26 de enero y el caos se adueñó de la zona. Con o sin razón (los diversos comentarios se inclinan por esta última alternativa), las casas fueron ocupadas ilegalmente por personas de la zona, que vieron la oportunidad de acceder a una mejor construcción, hubieran sufrido o no daños en sus moradas.
El hecho fue traumático y así lo vivieron los legítimos adjudicatarios, como el arquitecto Juan Alfredo Malbec (67) y Fanny Pegorín (59), con su esposo, Francisco Eduardo Yudica, este último ya fallecido.
"Fue muy tensionante -dijeron Alfredo y Fanny-, ya que estábamos por mudarnos cuando se produjo el movimiento de tierra, y el inmediato ingreso de los apropiadores ilegales".
Se puso en marcha entonces un movimiento de las familias tendiente a recuperar el bien, con gestiones ante el gobierno y la Justicia. En el Poder Ejecutivo encontraron el apoyo de Marcelino Iglesias, entonces subsecretario de Promoción Social y presidente del Comité de Emergencia que se había formado por el destructor sismo. "Felipe (Llaver) -quien con los años fue presidente de OSEP- se molestó mucho por la situación y nos instruyó para que la destrabáramos".
Los actuales moradores recordaron también la gestión del juez del Segundo Juzgado de Instrucción, Felipe Seisdedos, ante quien los damnificados presentaron recursos de amparo por el despojo. "Ese magistrado y otras autoridades llegaban diariamente y disponían los desalojos, caso por caso", evocaron el arquitecto y la señora Pegorín.
El saldo de la incursión de los okupas fue, en cierta manera vergonzante, porque aunque dejaron las casas, antes de retirarse produjeron roturas y robos de artefactos sanitarios, entre otros elementos.
La contracara de esta mezquindad fue la postura asumida por otras personas. Una mujer le dijo a Malbec que le diera tiempo, que le iba a desocupar el inmueble y así lo hizo.
Al presidente de la unión vecinal, ingeniero agrónomo Raúl Jaurrieta (62), le pasó algo parecido. Le tomaron dos veces su techo, pero en la segunda oportunidad quienes ingresaron fue una joven pareja y su hijo recién nacido.
"Me pidieron un plazo para salir y reubicarse, y en ese lapso cuidaron las instalaciones, que dejaron en perfecto estado cuando se fueron", narró Raúl, que fue director de Bosques durante la gobernación de José Octavio Bordón.
Hubo algunos preadjudicatarios que se adelantaron a la intromisión forzada que sufrió gran número de propiedades. Fueron 14 familias, una de ellas es la de Franco Caín (66), ex empleado de la firma Olivetti, quien tomó posesión anticipada con su esposa y sus 3 hijos, que tenían 5, 9 y 10, respectivamente.
Logros vecinales
Los antiguos moradores recordaron el buen comportamiento de la constructora Módica, que se hizo cargo de las reparaciones de los daños producidos por quienes habían entrado por la fuerza a los domicilios, el día después del terremoto.
Entregado el barrio, en un acto que fue evocado como muy emotivo por las peripecias sufridas, se formó la unión vecinal, de la que fueron titulares, en distintas épocas, los nombrados Jaurrieta y Malbec, junto con otros vecinos. La entidad logró la instalación de la red de gas (a través del plan Vecinos de EMSE); el refuerzo del suministro de agua potable y del hormigonado de las calles Almafuerte y 25 de Mayo.
Hoy no se cuenta con una organización vecinal, herramienta que se extraña y que se necesita porque, por ejemplo, la presión del líquido de cañería sigue siendo muy baja en días como los de la semana pasada, con temperaturas orillando los 38 grados. Asimismo, no pocos desearían ver más presencia policial por la jurisdicción.
Barrio Módica: usurpado y recuperado después del terremoto
Las casas estaban terminadas el 26 de enero de 1985, pero varios adjudicatarios debieron esperar a que se fueran los “okupas” para mudarse.
Lo Más Destacado