"Estoy desesperado, / soy tan vulnerable a tu amor. / Ella ya se ha ido, / un hueco en mi habitación...".
Sábado 7 de setiembre de 1985, 22 horas. Respetando la hora de inicio anunciada -casi con puntualidad inglesa- los tres músicos que la noche anterior se habían presentado con su banda en el boliche Al Diablo comienzan a interpretar el tema más conocido de su primer disco.
El cantante -de nombre Gustavo- luce uno de esos "raros peinados nuevos", mientras que sus dos compañeros (Héctor, alias "Zeta", y Carlos, o "Charly") lo acompañan en el escenario, también con llamativos looks capilares. Por si todavía hace falta aclararlo, la banda es Soda Stereo, y se encuentra por esos días realizando su primera gira nacional y este es su segundo toque en Mendoza.
El escenario de ese show que recién está comenzando en este relato y que tiene como protagonistas a un trío cuya fama también está recién comenzando a forjarse es el viejo cine del barrio Centro Empleados de Comercio, en la zona oeste de Godoy Cruz. Está ubicado en el imponente edificio que lleva el mismo nombre del barrio y que en 1985 es el centro comercial de quienes allí viven.
Viernes 1 de marzo de 2019. En una de las ventanas de lo que supo ser ese cine se lee en un cartel sobre las puertas de vidrio: "Iglesia El Encuentro". Todos los domingos por la mañana recibe a cientos de fieles. Este templo evangelista es uno de los pocos aunque no tan pocos- locales y espacios del gigante que ocupa toda una manzana que aún se mantiene con vida activa.
También están operativas las cocheras del subsuelo, la rotisería La Parra, la librería y polirrubro VIP, un local de quiniela, una central de radio para taxis, una casa de estampado y serigrafía, La Boutique de la Limpieza, una heladería y un Laverap; entre otros locales. El Centro de Capacitación para el Trabajo (CCT) Margarita Corvalán está en el segundo piso y la FM Infinita, en el tercero, junto con una terraza -que se extiende en las alturas prácticamente a lo largo y ancho de toda la manzana- completan la poco más de decena de locales aún activos. Aunque también hay rincones que se quedaron en esa época del "toque" de Soda Stereo.
Como el amplio espacio donde funcionaron dos supermercados (Viñas, luego Vea) y que hoy es un depósito cerrado al público. O como lo que alguna vez fue el Videoclub Enigma, y que hoy es parte de la cocina de la rotisería, pero que aún luce su cartel que da al pasaje Río Gallegos y donde -como si se tratara de una postal que uno halla tras viajar en el De Lorean de Volver al futuro, casualmente hasta 1985- se lee: "Alquiler de compact disc, quiniela, regalos, disquería".
"¡Acuéstate! ¡Levántate! No puedo seguir así, ¡oh no!". Por segunda y tercera vez; Cerati repasa las estrofas de "Sobredosis de TV" acompañado por Bosio y Alberti en la sala del cine del CEC aquella noche del 7 de setiembre de 1985. "Tuvieron que arrancar tres veces, porque a medida que iban tocando, la gente no dejaba de llegar, sobre todo con gente que vivía en la zona", rememora -ya de nuevo en 2019- Sergio Muñoz, quien vive en el barrio hace más de 40 años y fue uno de los testigos del toque memorable de Soda.
"Antes del primero de los shows fueron al Canal 7 y estuvieron en el programa 'Aquí Cuyo', con Alberto Beato. Estaban los tres sentados, tímidos y recuerdo que pasó un técnico que me dijo: '¿Y a estos quién los conoce?' ¡Un visionario!", acota a su turno y entre risas nostálgicas el productor Roberto Di Gregorio. "Estuve esa noche en el recital del CEC y estaba lleno, casi 400 personas. ¡Recién empezaban a sonar! Y sí: tocaron tres veces 'Sobredosis de TV'.
Es que arrancaron muy puntuales, y vos viste cómo somos los mendocinos con la puntualidad", sigue el actual subdirector de Radio Nacional. Además de haber sido testigo del show de Soda, Sergio también lo fue de los años de esplendor del edificio.
"Este era el centro comercial para quienes vivían acá. La gente ni iba al centro para hacer sus compras. Claramente la población era menor también" continúa el hombre, quien asistió al jardín de infantes que funcionaba en donde hoy está en CCT. Y quien recuerda las tardes enteras jugando en la terraza del edificio. "Se fue apagando muy de a poco", sintetiza Sergio, quien señala uno de los locales donde hoy se venden remeras y aclara que en los años dorados funcionó allí una sucursal del Banco Mendoza.
A su lado y mientras recorren la manzana -comprendida por las calles Marcos Sastre, América, el pasaje Río Gallegos y Cayetano Silva- está María Godoy ("Chelita"), una vecina que vive desde hace 50 años en la zona.
"Entre los años 70 y 80 se vivió el esplendor del edificio. En las épocas en que estuvieron los supermercados, todos los locales estaban ocupados. Pero en los 90 empezó a decaer. Cuando el Vea se fue, la gente y el comercio también mudaron su actividad", acota Chelita mientras va a buscar su auto a la cochera subterránea del edificio (con lugar para más de 60 vehículos y más operativa que nunca).
“Si bien hay movimiento y tiene un consorcio, no es nada comparado con esos años. Es un edificio que se ha quedado en el tiempo”, agrega. Por dentro y por fuera del gigante de cemento, a la altura de la planta baja se ven detalles que transportan a los transeúntes al pasado. Los viejos carteles de los supermercados -incluso con indicios de los productos y ofertas de antaño- y chapas con logos y marcas ya extintos son parte de las postales.
"Empezamos como bazar hace 45 años y con el tiempo los dueños pudieron comprar cada local. El cine era el punto de encuentro de todo el barrio. No sólo para ver películas, sino que se hacían recitales, muestras de ballet, actos escolares y eventos barriales", acota Cacho Videla, dueño del local VIP y otro comerciante histórico.
En el primer piso se encuentra el acceso al cine devenido en iglesia evangélica aunque manteniendo su fisonomía- y la central de taxis. En ese mismo lugar brillaba un salón de fiestas donde se festejaban cumpleaños y otros eventos masivos. Y en el segundo piso está el CCT. "Viene mucha gente a aprender oficios al lugar. Por especialidad debe haber unas 30 personas que se capacitan", sostiene a su turno Silvia Bravo, una de las encargadas del CCT 6-001.
Siguiendo con el recorrido por el interior del edificio, en el último piso- está la FM Infinita (98.5). Es, por excelencia, la radio que se escucha en todos los comercios del lugar y combina música clásica con programas en vivo. Rodeando la radio está la interminable terraza, la que "¡era el patio de todos nosotros!", según palabras de Sergio Muñoz.
