La complicidad de barrabravas con dirigentes deportivos y políticos es caldo de cultivo a la violencia en el fútbol argentino, que alcanzó otro clímax con la agresión a jugadores de River en el superclásico de Copa Libertadores con Boca.
Hinchas violentos se mueven como peces en el agua en los clubes. Manejan fortunas con reventas de boletos, cuidado de autos en la
calle e incluso mercadeo de falsos productos oficiales de las entidades. Se involucran en riñas callejeras con saldo de más de 200 muertos en los últimos 40 años. Son usados como grupo de choque por líderes del fútbol y de la política pero a su vez los extorsionan con amenazas.
Los violentos cruzaron una frontera al atreverse a atacar por primera vez a futbolistas dentro de una cancha. Escándalo y vergüenza mundial. Se infiltraron en la manga protectora y arrojaron agentes químicos y gases irritantes. Jugadores de River sufrieron quemaduras y lesiones oculares en este partido de la Libertadores.
“La conformación de los barras viene de décadas y en connivencia con la dirigencia deportiva, política y sindical”, advirtió el secretario de Deportes de Buenos Aires, Alejandro Rodríguez.
En medio del estupor, la tristeza e indignación, la suspensión de Boca-River hizo voltear de nuevo la mirada hacia la impunidad de los violentos.
En la mira quedaron el presidente de Boca, Daniel Angelici, y el secretario de Seguridad del gobierno, Sergio Berni. El primero, por anunciar que no tiene por qué impedir que vuelvan a las tribunas dos hampones. Son los jefes Rafa Di Zeo y Mauro Martín, expresidiarios involucrados en crímenes; y Berni, por haber desplegado más de 1.300 policías e, insólitamente, no había ninguno en el lugar donde los intrusos atacaron.
Con un país que no sale aún del asombro y el bochorno en un clásico de fama mundial, la dirigencia se muestra evasiva. El presidente de la AFA, Luis Segura, dijo que “no corresponde” que opine sobre los hechos.
Pablo Alabarces, sociólogo experto en violencia en el fútbol, dijo que “el dinero clandestino no lo genera la barra sino la dirigencia deportiva, política y policial”. Agregó sobre los que tienen el poder: “No se puede esperar que contribuyan a solucionar el problema los que, por el contrario, son los que más lo motorizan; son grandes culpables”.
Dirigentes "barrabravas"
Tres personas murieron en lo que va de 2015 por violencia en las canchas. El saldo fatal de 2014 fue de 16 muertos. En 2013 perdieron la vida 12, igual número que en 2012, según la ONG Salvemos al Fútbol. Víctor Perrotta, exjuez que en 1998 se atrevió a ordenar la paralización de los torneos, dijo que “hay dirigentes que, por miedo, no asumen responsabilidades de denunciar a los violentos”.
“Muchos dirigentes también son barrabravas. Cuando pedí a los clubes que revelen si hay grupos de presión, la respuesta de todos fue negativa, una burla”, aseveró.
En Argentina los hinchas visitantes no pueden concurrir a los estadios a modo de drástica prevención. La broma que circulaba ayer en la calle era que ahora hay que prohibir también a los jugadores visitantes.