Casi traccionado por las circunstancias, Javier Cantero fue tentado por sus compañeros de trabajo para inclinarse a la acción gremial como delegado del Servicio Nacional de agua potable, donde se desempeñó como empleado durante cerca de dos décadas. Un reclamo por salarios y condiciones de trabajo marcó a fuego su trayectoria en un ámbito que le era por entonces desconocido, como el sindicalismo. De la protesta inicial se pasó a la acción y un paro por tiempo indeterminado concluyó alrededor de cincuenta días después con un acuerdo de partes que satisfizo al sector demandante. Poco después, ya convertido en un referente para sus compañeros, fundó una mutual de trabajadores.
Quien luego de concluir con éxito sus estudios en educación media fuera quiosquero y lavador de autos, entre otras profesiones, fue creciendo simultáneamente en la faz profesional al punto que llegó a ser contratado como especialista en financiamientos para proyectos de saneamiento ambiental. A fines del siglo pasado se vinculó a HYTSA, una consultora encargada de supervisar y promover el desarrollo del estudio de la estructura institucional, apoyar programas de educación ambiental y capacitar al equipo de la planta de tratamiento.
Cantero unió su devoción por Independiente con la militancia como socio del club. A mediados de la década pasada, propuso cambiar el nombre de la calle de entrada al estadio “Libertadores de América” y que en vez de “Almirante Cordero” se llamara “Ricardo Bochini”, en honor a la legendaria figura futbolística del “Rojo”. Como su propuesta fue ninguneada por la dirigencia, llevó su proyecto al Concejo Deliberante de la ciudad de Avellaneda. Finalmente, a fines de 2007 logró su propósito y ésto actuó como disparador para comenzar a aglutinar a asociados alrededor de la idea de conformar una agrupación política dentro de la entidad.
Más que el poder del dinero, a Cantero lo movió el poder de las ideas. La construcción de su nucleamiento se cimentó desde la base, al contrario de cómo suele hacerse desde el intrincado mundillo del fútbol. En un altísimo porcentaje de casos, las dirigencias futbolísticas suelen nutrirse del perfil personalista de una figura de tinte caudillista, aggiornada a los tiempos que corren. Casi simultáneamente, el sistema tracciona solo: barrabravismo asociado, punterismo político, múltiples representantes y apoderados de jugadores, control de los ingresos colaterales tales como estacionamiento, puestos de merchandising, contratos de concesión para confiterías y bares dentro del club, etc; en síntesis un negocio redondo que gira más rápido que la pelota.
A fines de diciembre de 2011, Cantero ganó las elecciones con un sorprendente porcentaje de 60 por ciento del caudal de votos. Tras la confirmación del resultado, quizás acostumbrado a intimidar con su presencia física para lograr resultados inmediatos, el gran referente de la barra brava, Pablo Álvarez, alias “Bebote”, estaba esperando al flamante presidente. El contacto fue directo y la respuesta, taxativa: “No hay plata para nadie”.
La estrategia de “Bebote” para sostener esa redituable fuente de ingresos que suele ser un club de fútbol fue utilizar las redes sociales con un mensaje entrelíneas a través de facebook. La reacción de la nueva dirigencia fue clara a través de una consigna: “el club es de los socios”. Así, se le restaba poder a quienes habían hecho de las instalaciones (sede y predio) un lugar habitual de permanencia intimidante. Nadie los había enfrentado como Cantero, quien anuló la Subcomisión del Hincha como una de sus primeras medidas; ése agrupamiento había sido cooptado por barras, entre ellos Álvarez. Fue la primera señal, pero no la última.
“Bebote” había estado alojado en el Penal de Sierra Chica, a fines de los ’90, por delitos no vinculados al fútbol. En 2003, ya cuando había recuperado la libertad, ganó el centro de la escena mediática de inmediato: en un homenaje a un ex líder de la barra brava, se peleó con un grupo de policías; al año siguiente, apareció en un video con un arma blanca en la tribuna popular y poco después amenazó a los futbolistas para que Independiente no le ganara a Newell’s por un pacto tácito entre barras.
En 2006, su notoriedad alcanzó el pico máximo cuando participó de un tremendo combate entre barras durante el Mundial de Alemania: Álvarez y varios de sus pares se aliaron con “Los Borrachos del Tablón”, de River, para una emboscada a “La Doce”, de Boca, en República Checa, donde se hospedaban en un predio para luego desde allí cruzar al país germano.
Dos años después y dado su vínculo con el sector duro de la barra riverplatense, “Bebote” estuvo implicado en la causa por la muerte del hincha “millonario” Gonzalo Acro. Aquí, estaba sospechado de haberle facilitado el arma a “Cucaracha” Girón, nominado como uno de los autores materiales del hecho, ocurrido en el barrio Villa Urquiza, de la Ciudad de Buenos Aires. Álvarez estuvo casi tres meses en condición de prófugo.
La escalada de sucesos teñidos de violencia no se detuvo: en tres días diferentes de febrero 2009, se produjeron aprietes y extorsiones a los jugadores del plantel “rojo”. La denuncia fue hecha por la ONG “Salvemos al Fútbol” hasta que la Justicia intervino, aunque con extrema lentitud. Hoy día, inclusive, el procurador general adjunto Eduardo Casal solicitó a la Corte Suprema que sean investigados tanto “Bebote” como el por entonces presidente Julio Comparada. El expediente sigue esperando que haya un juez a cargo de la investigación, a cinco años de los sucesos.
Ya en las cercanías del Mundial 2010, “Bebote” se encargó de posicionarse en un lugar de privilegio durante la conformación del núcleo “Hinchada Unidas Argentinas”. Sin embargo, como le pesaba el derecho de admisión – Cantero lo había incluido en la lista – figuró en la nómina de quinientos hinchas que el Gobierno le entregó a su par sudafricano. Ni bien pisó el suelo del aeropuerto internacional “OR Tambo”, de Johannesburgo, fue deportado.
“Bebote” estuvo siempre cercano a los Moyano (Hugo y Pablo), de marcada influencia dentro de Independiente. Dos semanas atrás, convocó por facebook a un banderazo en contra de la permanencia de la actual CD. Delante de los medios, puso énfasis en declarar que Julio Grondona y el líder de la CGT opositora iban a colaborar con el club. De hecho, el presidente de la AFA mantuvo una reunión con el titular de Independiente en la semana anterior. Poco después, los líderes sindicales impusieron su posición de fuerza y llegaron a un acuerdo de palabra para saldar deudas salariales con el plantel a cambio de que haya adelantamiento de las elecciones, quizás mientras se esté disputando el Mundial de Brasil.
Cercado por la realidad, Cantero comprueba minuto a minuto que le soltaron la mano; ya no hay funcionarios que lo inviten a reuniones en un despacho oficial. Mientras, Álvarez sigue apareciendo por televisión con una careta o casco: sus letrados le recomiendan que oculte su rostro; ése es el motivo por el que se continúan presentando medidas cautelares.
Las nueve renuncias de miembros de la CD y las tres de los cinco revisores de cuenta dejaron a Cantero expuesto al tiro blanco, sin otra defensa que la de su propia resistencia y remembranzas de la lucha que inició con la esperanza, quizá, de solucionar un problema de fondo. A “Bebote”, en cambio, sólo le falta que algún deslumbrado por quienes acceden a la fama le pida un autógrafo…o dos, quizá, como para quedar bien con algún amigo.