Bariloche se reinventa cada año

Las oportunas nevadas y una oferta de productos turísticos ‘a medida’ son las claves de una buena temporada.

La Corriente del Niño finalmente depositó una generosa nevada, a tiempo para las vacaciones escolares y para alivio de los centros invernales. Para Bariloche esto tiene un significado especial: el destino emblemático de la Patagonia viene de desastres climáticos (las cenizas del volcán Puyehue, inundaciones) y de varios años con escasa nieve.

La Ciudad del Nahuel Huapi se halla además, en un interesante proceso de reinvención. La combinación entre un pasado “aristocrático” y el auge de los viajes de egresados y otros perfiles masivos había generado una identidad difícil de desentrañar. La industria del turismo parece haber encontrado la respuesta a ese mosaico: dar a cada uno lo suyo. O en jerga marketinera, segmentar.

Cerro Catedral -decano de los centros de esquí argentinos y uno de los más importantes de América Latina- ilustra esa tendencia. En el mundo Catedral existen dos hemisferios bien diferenciados: los esquiadores y lo que llaman “peatones”.

Esto es, toda criatura que no se deslice sobre tablas; desde familias en su bautismo de nieve a egresados (el único hielo que conocen es el de los tragos) y ocasionales turistas. La nieve es el denominador común, pero cada ‘subespecie’ tiene actividades y logística propias.

Hotel Panamericano: un clásico del centro se renueva

El hotel Panamericano, en pleno centro de San Carlos de Bariloche, escogió una adaptación drástica. Era un gigante de más de 300 habitaciones, con equipamiento de los ‘80 que empezaba a mostrar el paso del tiempo. Los propietarios decidieron desprenderse de todo un edificio e iniciar un proceso integral de modernización y mejoras en las 161 habitaciones con las que cuenta actualmente.

El resultado es un hotel de estándares internacionales, de gama alta sin ser lujoso y con una ubicación ventajosa para paseos y actividades en la zona urbana; ideal, por ejemplo, para el turismo brasileño que cada invierno colma la ciudad (por algo le dicen “Brasiloche”).

Una habitación doble, sin vista al lago, cuesta U$S 220, en agosto (temporada media). Una doble con vista al lago, U$S 260 en agosto. También cuentan con promociones y preventa de paquetes para esquiadores. Un rincón recomendable del hotel es el spa del noveno piso. La vista al lago desde la piscina temperada y el deck, son inmejorables.

Cocina patagónica, un diálogo entre dos mundos

La gastronomía siempre sorprende para bien en el sur argentino. En un entorno de armonía como el Lago Gutiérrez, el espacio y restaurante Cassis (de Mariana Muller y Ernesto Wolf) son una expresión de la alta cocina patagónica. El menú degustación de siete pasos de Mariana es toda una definición de la identidad barilochense, con un ir y venir continuo entre productos locales y tradiciones europeas.

Cassis ocupa el tercer lugar entre los mejores restaurantes de Bariloche, de acuerdo a Tripadvisor.com. Un puesto significativo, ya que varios de los otros primeros puestos son cinco estrellas y el total relevado alcanza a 238 restaurantes. Los precios de Cassis, claro, están en el lado alto de la escala.

Otro inoxidable hito gourmet, más accesible, es el chocolate de Bariloche (que, de hecho, es también resultado de una materia prima americana, el cacao, y de su reinterpretación europea). La casa de delicias Rapa Nui, heredera de la marca Fenoglio, es un caso. Elabora chocolates artesanales desde 1996, y sus productos se venden en esta ciudad y en Buenos Aires.

Catedral: novedades para todos los públicos

Cerro Catedral está llevando al terreno la filosofía de manejar al público esquiador y al público “peatón” en forma independiente. De hecho ambos mundos vienen creciendo tanto que el cerro ha dejado de ser un centro de esquí para dar lugar a un complejo de actividades de montaña. De hecho en la web institucional conviven dos marcas, Catedral Ski Resort y Cerro Mágico, que es el polo de actividades extra-esquí y que funciona todo el año.

Esta temporada, las innovaciones más palpables están en el área de Cerro Mágico. Por ejemplo: dos pistas de “donas” (gomones que se deslizan; el nombre alude a las confituras circulares que hacen delirar a Homero Simpson). Catedral Alta Patagonia -empresa que maneja la concesión- también ha logrado poner en marcha toda una nueva circulación en la base, a pesar de un alud que afectó la zona en junio.

Este nuevo trazado facilita el movimiento de los cerca de 600.000 visitantes que registra Catedral en un buen invierno. Gestionar este enorme caudal implica una logística de iguales proporciones (basta pensar que son 1.200.000 tobillos pisando pendientes de nieve y hielo…). Buena parte del plan de inversiones que lleva adelante está enfocado al sector de base y a la zona llamada “1600”, que tiene pistas y actividades para principiantes e intermedios.

Por otro lado, Bariloche es la cuna de muchos de los mejores esquiadores de la Argentina, y Catedral tiene una larga tradición en este terreno más “pro”. Con 40 medios de elevación (cubren unos 60 km de pistas y caminos) y pistas para deportistas de alto rendimiento, el esquí competitivo tiene un rol central en la vida del lugar. El 1 de agosto, por ejemplo, una carrera FASA agrupará a 80 esquiadores en el sector del Estadio de Entrenamiento.

Las tarifas: El pase diario en temporada alta cuesta $ 790 para mayores de 12 años y $ 675 para chicos de entre 6 y 11 años. Los menores de 6 pagan $ 470. Alquilar equipo de esquí cuesta $ 250, por día.

La crema de cacao y avellanas es la estrella.

La Dama del Lago

El principal atractivo de San Carlos de Bariloche es por supuesto la naturaleza, el bosque y los Andes patagónicos. Una de las mejores maneras de experimentarlo es también una de las menos costosas. Basta con contratar un tour hasta  la Isla Victoria, luego el Bosque de Arrayanes y un micro de línea desde Villa La Angostura. En cuanto a equipo, alcanza con zapatillas cómodas y un par de litros de agua, cámara de fotos y un abrigo en la mochila.

La primera alegría de la jornada es surcar las aguas del Nahuel Huapi hacia el Bosque de Arrayanes. Hay distintas empresas que realizan esta excursión turística, pero un atractivo extra es navegar a bordo del Modesta Victoria, una belleza que surca estas aguas desde 1938 y actualmente es operada por Turisur.

La  embarcación, construida en Holanda por encargo de Parques Nacionales, fue reciclada en 2013 con criterios de conservación y homenaje a su elegante personalidad. Navegar el Nahuel Huapi y avistar el paraje donde se encuentra la tumba de Francisco Pascasio Moreno -prócer no guerrero de nuestra historia- crea el ambiente justo para lo que viene.

La dama del lago atraca en el Bosque de Arrayanes. Por un segundo el parloteo sobre la casita de Walt Disney (aparentemente hay algo que se llama así, pero es apócrifa) y los miles de celulares tomando fotos, distraen al visitante del verdadero tesoro del lugar: un tramo de la Huella Andina, una red de senderos de montaña a lo largo de los Andes. Un pequeño cartel a un costado del trillado camino turístico anuncia sin estridencias esta maravilla, que es parte del Parque Nacional Los Arrayanes.

Es momento de saludar con la mano al contingente (¡Previo aviso a la/el guía del tour!) e internarse en la ‘matrix’, el ombligo de la

Patagonia: el bosque. Un sendero perfectamente trazado y señalizado avanza entre los troncos naranja de los arrayanes y el verde de los coihues. El extraño silencio de la foresta se adueña del ambiente, interrumpido por el canto de un ocasional Carpintero.

Este tramo de la Huella Andina recorre 13 kilómetros desde el Bosque de Arrayanes hasta Villa La Angostura. A paso moderado se puede realizar en unas tres horas de caminata, con algunas pendientes no muy pronunciadas. Se puede recorrer en bicicleta también.

Una bonita vista del Nahuel Huapi y la costa de Villa La Angostura es la recompensa al finalizar el circuito. Desde esta localidad se puede regresar a San Carlos de Bariloche en micro de línea (lo que implica caminar dos km. más hasta la terminal).

Una aventura más

Los bosques sureños también dan lugar a experiencias para bon vivants (después de todo, esto es Bariloche). Más costosas, por cierto, pero tan singulares como manejar una moto de nieve hasta la cumbre de un cerro para comer fondue en un impecable refugio de montaña.

El escenario en este caso es el country y club de golf Arelauquen, en el Lago Gutiérrez. Desde allí se parte en Land Rovers, hasta que la huella da lugar a un sendero. Allí esperan esos increíbles inventos que son las motos de nieve o, si no ha nevado lo suficiente, cuatriciclos doble tracción. El visitante pesimista (es decir periodista) que vaticina un recorrido tibio por una aburrida calle con un barniz de nieve, se equivoca. Lo que sigue es una trepada a pura adrenalina entre lengas centenarias, en una pequeña caravana encabezada por el guía.

El destino es El Refugio de Arelauquen, una cabaña de madera de pura estirpe andina, con un gran hogar que entibia el salón. Allí espera Santiago, concesionario del servicio y anfitrión de la velada. La fondue de queso es épica y, diga lo que diga el manual de los maridajes, ideal para acompañar con cerveza artesanal. El siguiente plato después de la fondue es fondue, pero de chocolate. Hasta que llega el tiempo de decir adiós al confort de la vida burguesa y volver al sendero: la vida del motoquero (de nieve) es así…

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