Barcelona, meca del turismo en España, contiene el aliento ante el posible impacto del sangriento atentado en la Rambla en este sector clave que, por el momento, asegura no estar notando repercusiones graves.
Las habitaciones de hotel escasean y los precios están por las nubes esta semana y la próxima debido a la llegada de unos 30.000 médicos para un congreso cardiológico del 26 al 30 de agosto.
El sector ve la cita como una primera prueba de fuego tras los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils, localidad costera 120 km más al sur, que dejaron 14 muertos -entre ellos dos argentinas- y más de 120 heridos.
"Hay cierta inquietud porque no es un elemento positivo obviamente", reconoce el vicepresidente ejecutivo de la empresa turística Exceltur, José Luis Zoreda. Asegura, si embargo, no prever "ninguna catástrofe".
Los ataques reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI) golpearon dos zonas muy apreciadas por visitantes de todo el mundo en plena temporada alta. Nueve víctimas mortales eran turistas y entre los heridos hay 35 nacionalidades.
Restaurantes, más afectados
En el rubro de los restaurantes sí parecen haber notado una caída de ingresos en los días que siguieron.
“Desde el jueves hemos bajado un 30-35% de ingresos”, lamenta José Yeste, director del restaurante La Tramoia, en pleno centro turístico de la ciudad.
“Está todo muy parado. Gente con miedo que no quiere sentarse en la terraza. El viernes teníamos 40 personas con reservas y se cancelaron todas”, dice David Serrat, director de otro restaurante en la céntrica plaza Cataluña y a escasos metros de la Rambla.
Un temor que se hace sentir en la caja registradora: “estábamos facturando entre 8.000 y 10.000 euros diarios, y en los días subsiguientes al atentado no pasamos de 6.000”, afirma. Aun así, se muestran convencidos de que será una caída pasajera.
“Creo que Barcelona volverá. A lo mejor no al nivel de antes, porque estábamos viviendo un año récord, batiendo cada mes récords de años anteriores, pero no será tan dramático como estos días”, agrega.
Daños limitados
Barcelona, que con más de 400 hoteles genera entre 12% y 14% de su Producto Bruto Interno gracias al turismo, recibió unos 30 millones de visitantes en 2016.
La afluencia es tan alta que la municipalidad estudiaba la necesidad de reducir su flujo, mientras grupos de ciudadanos manifestaban, en ocasiones violentamente, contra lo que consideran una invasión de visitantes.
Ahora, los responsables del sector piden tiempo para analizar el impacto de los atentados pero, por el momento, los daños parecen limitados.
En el hotel Rialto, a un centenar de metros de donde quedó parada la furgoneta tras atropellar mortalmente a 14 personas, apenas registraron 5 cancelaciones sobre 80 entradas previstas.
"Prácticamente es lo mismo. Las cancelaciones fueron muy pocas y sobre todo de gente que venía a pasar sólo una noche. Las estadías largas se han mantenido", asegura su jefe de recepción Vicente Rodríguez, de 54 años.
Una triste realidad
Justo sobre la avenida que da al mar Mediterráneo, el hotel W, con su emblemática forma de vela, registró algunas cancelaciones, pero éstas “se han estabilizado en las últimas horas”, afirma Stijn Oyen, su director general, sin precisar cifras.
"El ritmo de reservas se mantiene igual. Incluso la misma noche del atentado seguíamos recibiendo reservas", apunta por su parte el presidente de la asociación de departamentos turísticos Apartur, Enrique Alcántara.
Y agrega: "Ha pasado en París, en Londres, en Berlín, en Bruselas, en Niza... Mi conclusión, aunque sea triste, es que nos estamos acostumbrando a este tipo de eventos".
En la Rambla, ayer llena de nuevo de turistas y locales, Falko Wieclemann, un profesor alemán de 49 años, contempla con su hija y su esposa la alfombra de flores, velas y mensajes depositadas en honor a las víctimas.
Llegaron el sábado, dos días después del ataque, para estar una semana en la ciudad. “Nos sentimos seguros, fue un acto aislado. Venimos de Berlín, allí pasó lo mismo. La vida tiene que continuar”.
"La madre de Satán", el explosivo que preparaban
Fácil de fabricar pero muy letal, el triperóxido de triacetona (TATP), conocido popularmente como “la madre de Satán”, es un poderoso explosivo utilizado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) cuyos componentes estaban en posesión de la célula que atentó en Cataluña.
El escrito del juez de la Audiencia Nacional -principal instancia penal española- que el martes imputó a dos de los cuatro miembros de la célula aún con vida por “asesinatos terroristas” y “posesión de explosivos” ofrece detalles sobre los preparativos que llevaron a cabo.
Entre los escombros de una casa que el 16 de agosto explotó en Alcanar, 200 km al sur de Barcelona, los investigadores encontraron 120 garrafas de gas, gran cantidad de clavos destinados a servir de esquirlas, detonadores y al menos 500 litros de acetona, ademas de agua oxigenada y bicarbonato.
Estos últimos son los ingredientes del TATP, un poderoso explosivo utilizado en anteriores atentados por el EI, que lo bautizó como “la madre de Satán”.
Los días 1 y 2 de agosto, los hombres compraron al menos 500 litros de acetona, principal componente de este explosivo, y “otros componentes necesarios a la fabricación de artefactos explosivos”, precisó.
Este explosivo artesanal tiene un gran poder de detonación y se puede elaborar a partir de ingredientes que se encuentran en el comercio. Se obtiene mezclando, en proporciones precisas, acetona, agua oxigenada y un ácido (sulfúrico, clorídrico o nítrico), productos que se encuentran en droguerías.
La parte más delicada consiste en agregar el ácido a la mezcla de acetona y agua oxigenada, lo que desprende calor y fuertes emanaciones de gases que se pueden inflamar.
Musulmanes manifiestan en rechazo a los yihadistas
Unos doscientos musulmanes se manifestaron ayer en las calles de Granada (sur de España) en rechazo al terrorismo, tras los ataques yihadistas en Cataluña, a partir de los cuales ha habido un aumento de incidentes antiislámicos en el país.
"Es un acto para transmitir un mensaje de paz y de cariño a las víctimas" de los atropellos masivos en Barcelona y Cambrils el jueves y viernes pasado que dejaron 14 muertos y más de 120 heridos, dijo Nizar Liemlahi, director de la asociación cultural musulmana Dar Loughat, coorganizadora de la manifestación.
Los manifestantes portaban pancartas con lemas como “Soy musulmán y quiero crecer en paz” o “nosotros también somos víctimas”. El lunes, más de 1.000 musulmanes habían marchado en Barcelona. “Es muy importante para nosotros hacer hincapié y afirmar con determinación que nuestros valores como musulmanes son valores que tiene cualquier ser humano en este planeta”, dijo Liemlah, sicólogo marroquí residente en España desde 2010.
La manifestación en Granada fue convocada también luego de que el sábado un grupo de miembros de Hogar Social, una asociación de extrema derecha conocida por sus acciones antiinmigrantes, rodearan la principal mezquita la ciudad.
Desde los ataques, ha habido un aumento de actos vandálicos contra mezquitas, con daños a sus fachadas y pintadas, a la vez que circulan videos en redes sociales que llaman a expulsar a los musulmanes, señaló Mounir Benjell, de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (Feeri).