Como cada año en la víspera del Día de la Bandera argentina, miles de chicos de escuelas mendocinas prometieron lealtad a la insignia nacional. Lo hicieron en la IV Brigada Aérea, y esta vez fueron más de 3.200 niños de 46 escuelas de Las Heras, Ciudad, Guaymallén y Godoy Cruz quienes -orgullosos y entusiasmados- participaron de la ceremonia.
Cada escuela vivió el acto -incluyendo la preparación- a su manera, al igual que cada uno de los chicos. Probablemente durante la mañana de ayer hayan habido 3.200 historias distintas para contar. Los Andes reconstruye apenas tres de todas ellas (incontables).
Por un lado están las sensaciones y vivencias de Santiago y Anais, ambos niños de 9 años y que están en cuarto grado de la escuela José Federico Moreno (Ciudad). Él es colombiano y ella es venezolana, aunque hace ya tiempo viven en Argentina y le prometieron lealtad a la bandera celeste y blanca ayer junto a todos sus compañeros.
Por otro lado, está la emotiva historia de Brisa (11), quien durante la mañana de ayer se reencontró y disfrutó del hermoso momento con sus compañeros de cuarto de la escuela Juan Gregorio Las Heras luego de más de 3 meses. Brisa se encuentra internada en uno de los hospitales de la Fundación Conin -por problemas de salud- y cuenta con una maestra hospitalaria. Pero ayer, tras gestionar una autorización especial, pudo prometer la bandera con los otros niños.
Santiago Granda llegó de Colombia cuando tenía 5 años. "He vivido 5 años allá y casi 5 años en Argentina", resumió con mucha simpatía y mientras se cuela algo del acento de su tierra en sus palabras.
Junto a sus 45 compañeros de la José Federico Moreno, Santiago aguardaba en la fila durante la previa del acto. "Es todo muy lindo, nos han recibido muy bien. Pero sin dudas lo mejor es estar acá y ver a los aviones", resumió con la fascinación que todo niño de 9 años tiene (o debería tener) por las aeronaves.
"Jurar la bandera significa respetarla, y es algo que se hace para toda la vida. Me emociona. No importa de qué lugar sea, a la bandera se la tiene que respetar siempre", resumió con entusiasmo antes del desfile.
En la misma formación estaba Anais Loaza (9), nacida en Venezuela y quien llegó a Mendoza hace poco más de un mes. También entusiasmada y con su cabello prolijamente peinado, detrás de sus lentes la niña resumió la alegría que la invadía.
"Llegamos y nos dieron chocolatada y facturas, desayunamos acá", contó. Y agregó: "Lo más lindo es que podamos cantar el himno, y lo vamos a hacer con Lengua de Señas también. Me ha gustado mucho poder practicar el desfile en la escuela. Y me emociona prometer la bandera, es algo que en Venezuela o Colombia no hacemos los niños".
La directora de la escuela, Adriana Latorre destacó que durante el último mes los dos cuartos se han dedicado casi de forma exclusiva a la preparación y ensayo del acto.
"Hace un mes estamos trabajando en el proyecto 'Amo a mi bandera', en conjunto con la comisión de papás. Incluso uno de ellos hasta consiguió el micro para que los chicos puedan venir gratis", indicó.
Brisa Rodríguez (11) es alumna de cuarto de la escuela Juan Gregorio Las Heras. Hasta marzo compartía el cursado con sus otros compañeros; pero un problema de salud (vinculado a la nutrición) la llevó a que deba quedar internada en uno de los micro hospitales de Conin.
Más allá de que sus días transcurren en ese establecimiento y de que cuenta con una maestra que le da clases en el lugar -y que permanentemente está en contacto con las docentes de la escuela Las Heras para estar en sintonía con los contenidos-, para Brisa la mañana de ayer fue distinta.
"Le han dado un permiso especial para que pueda prometer la bandera junto a sus compañeros y volver a compartir un momento. Hace mucho que no los ve y está muy emocionada", resumió sonriente Claudia, su mamá mientras abrazaba a la niña.
Tímida, Brisa sonreía a su lado, luciendo su escarapela celeste y blanca y con una banderita en sus manos. "Estoy contenta, me gusta volver a estar con mis amigos", agregó la niña.
El acto
Pasadas las 11:20 y ya con la presencia del gobernador Alfredo Cornejo, comenzó la ceremonia en el predio de la Fuerza Aérea ubicado en la zona de El Plumerillo.
Con los más de 3.200 chicos dispuestos en la pista y formando una C que bordeaba el palco oficial, el acto incluyó la entonación del Himno Nacional y de la Marcha de la Bandera, además de una ceremonia religiosa.
Luego fue el momento de la jura de lealtad a la bandera -protagonizada por quienes ingresaron este año a la IV Brigada Aérea- y finalmente fue el turno de la promesa de los niños.
Bronca por la lejanía
Bastante alejados de los chicos y también en la pista, la organización había dispuesto un vallado para que allí se instalaran algunos familiares de los alumnos. El humor de quienes tuvieron que instalarse allí no fue el mejor, ya que muchas personas habían viajado desde Alta Montaña y otros puntos alejados. "Hicimos casi 400 kilómetros de ida y vuelta para estar en la promesa de mi nieto, pero no pudimos disfrutarla. Nos ubicaron en un vallado a más de 500 metros y no pudimos siquiera disfrutarlo con mi nieto. Yo vine de Puente del Inca, y hay gente que vino de otros lugares rurales y alejados", sintetizó enojada Aylén Venegas