El 9 de agosto, o sea previo a las PASO, había un récord de u$s 32.578 millones de depósitos privados en moneda extranjera en los bancos, ya que la mayoría aprovechaba la caja de ahorro en dólares como una suerte de caja de seguridad gratis.
Pero la última cifra del Banco Central (BCRA), del 30 de octubre, señala que bajaron a u$s 19.168 millones, quebrando la barrera de los u$s 20.000 millones.
La pregunta es dónde se fueron esos u$s 13.410 millones, equivalentes a más del 40% de lo que había en el sistema financiero. Una parte se fue al colchón, pero gran parte se fue a cajas de seguridad, según confiesan en los bancos líderes que vieron aumentar en gran medida la demanda por los cofres.
"Alta demanda, baja disponibilidad y estábamos atrasados", así explican en uno de los principales bancos del país por qué decidieron aumentar un 50% el valor de las cajas de seguridad desde enero.
Acaban de mandar nota a los clientes, porque deben hacerlo con dos meses de anticipación, donde detallan que pasaron de $ 2337 trimestrales pasaron a $ 3507 para las más pequeñas, que son las más difíciles de conseguir, mientras la que le sigue en precio aumentó de $ 3260 a $ 4890 trimestral.
En las cajas más chicas entran hasta 1500 billetes, siempre cuando se sepa cómo ubicarlos. "De canto es la mejor forma, de modo que los fajos estén parados de costado", explicó Jorge Gatto, CEO de Hausler, que son cajas de seguridad extrabancarias.
Confesó que la demanda en el microcentro se incrementó 50% porque la gente quiere guardar sus valores en lugares seguros desde el cepo. Y, a su entender, la demanda por cofres en la City reside en una cuestión de conveniencia y proximidad con los lugares de trabajo.
En los bancos hay listas de espera, ya que sus bóvedas son chicas, salvo la de las casas matrices. "Yo conseguí porque fui el lunes 12 de agosto a la mañana, estaba en la puerta esperando antes de que abriera el banco, de modo de pasar mis dólares que tenía en la caja de ahorro a una caja de seguridad, porque si iba después ya no había más", cuenta uno de los ahorristas que pasó la noche del 11 de agosto junto a su mujer decidiendo qué hacer con sus billetes.