Bañarse en cauces, riesgo evitable

Si bien descendió la cantidad de desgracias, no debe bajarse la guardia porque todavía hay una utilización indebida de esos lugares.

Bañarse en cauces, riesgo evitable
Bañarse en cauces, riesgo evitable

Afortunadamente en los últimos años disminuyeron los decesos por ahogamiento en espejos de agua y cauces de riego de la provincia, pero de todos modos no conviene bajar la guardia en este aspecto porque mucha gente sigue haciendo un uso indebido de esos lugares.

Hace unos días, la Dirección de Bomberos de la Policía de Mendoza, cuerpo que trabaja junto a Defensa Civil en los rescates y otras acciones preventivas, señalaba que hasta hace unos años se producían entre 20 y 30 muertos por temporada por esta causa (diciembre a marzo), pero que se habían disminuido drásticamente. Las últimas estadísticas marcan que en el verano 2014-2015 hubo ocho ahogados y en 2015-2016 once, mientras que en el estío anterior al presente, los fallecidos bajaron a siete.

En los grandes espejos de agua o diques las cosas también mejoraron y prácticamente no se presentaron inconvenientes. De tomarse los tres últimos veranos sólo hubo dos casos fatales: uno en El Carrizal y el restante en Potrerillos, aunque en ambos casos los hechos se produjeron en lugares no aptos para bañarse. En el episodio puntual de El Carrizal, el grupo había pasado por delante de un cartel que así lo advertía.

Si en materia de incidentes de tránsito, especialmente con motos, tuviéramos esta progresión descendente, estaríamos de parabienes, pero en ese capítulo la mortalidad durante la ocurrencia de los hechos sigue siendo muy alta y preocupante.

Volviendo al tema del agua utilizada por muchos comprovincianos o visitantes para contrarrestar las altas temperatura veraniegas, el panorama se encauzó un poco.

De todos modos, y como decíamos al principio de esta nota, hay que mantener todas las alarmas intactas y los organismos responsables no deben descuidar el control. Esto significa, lisa y llanamente, conseguir que las personas no se bañen en cursos de riego ni en lugares públicos donde no hay presencia de guardavidas.

Gente que se arriesga -principalmente infantes- no falta y como demostración de lo que decimos baste narrar lo ocurrido en noviembre en un canal que desvía aguas de riego en el municipio de Rivadavia. Allí tres chicos, de entre 8 y 10 años, habitantes de un asentamiento de emergencia, fueron arrastrados mientras se bañaban en el lecho de esa estructura. En el área, y casi como un milagro, se encontraba en tareas de práctica un equipo de la Asociación Mendocina de Guardavidas, Rescatistas, Acuáticos y Afines. De no haberse lanzando a la corriente uno de los socorristas, es casi seguro que los tres niños hubieran corrido serios peligros. Los padres de los arriesgados bañistas estuvieron ajenos a la aventura.

Por el lado de las normativas de prevención y protección de bienes públicos hay un conjunto de leyes y decretos que buscan que las personas no utilicen ríos y cauces naturales o artificiales para la realización de actividades balnearias o esparcimiento. La ley 8784 contempla las faltas contra la seguridad pública en un artículo titulado "Uso indebido de cauces de agua". A partir del mismo se puede sancionar con trabajos comunitarios al que utilice para bañarse los canales de riego, represas, diques y cualquier obra hidráulica de la Provincia.

Se trata entonces de salvar vidas y proteger bienes públicos. Las campañas de concientización apuntan a dos aspectos fundamentales: uno, prever el riesgo que implica bañarse en cauces de riego, que por lo general traen caudales importantes, tienen gran profundidad y velocidad de escurrimiento. En segundo término, tratan de impedir que los usuarios realicen taponamientos que alteran las condiciones normales de escurrimiento originando desbordes de los cauces con afectación de las banquinas y de los márgenes del canal, que terminan inundando las vías de circulación.

En suma, la pretensión es terminar con un flagelo que varios años atrás se cobrara muchas existencias, especialmente de menores, adolescentes y jóvenes.

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