Los mendocinos este año tuvieron oportunidad de ver de todo. Mientras algunos shows quedaron en el camino por no vender suficientes entradas (el caso de Liliana Herrero), otros explotaron la taquilla.
Si bien Estilo eligió destacar solo cinco, muchos de ellos merecen ser recordados también: Lisandro Aristimuño vino para presentar su disco Constelaciones (3 de junio), y Joaquín Sabina volvió con una firme intención: Lo niego todo (27 de octubre).
Abel Pintos vino para festivales y para presentar Once en el Arena Maipú (22 y 23 de setiembre). Y fue precisamente un gran año para él, que resultó el gran ganador de los Premios Gardel. Y el hitero del año también tuvo su pasito por la provincia: nos referimos a Luis Fonsi, que el 23 de agosto puso a bailar a los mendocinos al ritmo de "Despacito", la canción del año.
También vinieron Miguel Mateos (20 de octubre) y Ian Anderson, líder de Jethro Tull, que debutó aquí el 18 de octubre, además de los más asiduos como La Beriso y Luciano Pereyra. Totó la Momposina llegó un martes (el 8 de agosto) al Independencia y cumplió el sueño de muchos de sus fans: cerrar un panorama múltiple y completo en Mendoza.
Ricardo Arjona
Muy esperado fue el show del guatemalteco en el Arena Maipú. Tanto el 16 como el 17 de noviembre, el Stadium de ese complejo se llenó para recibir a las fanáticas. Su caso, se sabe, no sólo involucra a lo que tiene que ver con la música: es también sociológico, por lo que genera en la sociedad y especialmente en su público (especialmente femenino).
Y así se comprobó en el show, con fanáticas entregadas totalmente al ídolo, que había llegado para presentar su último disco, Circo Soledad. La producción realmente fue grandiosa, de carácter internacional, con visuales y proyecciones climáticas y de excelente nivel.
El repertorio, más que fijarse en lo último de su autoría, estuvo concentrado (obligadamente) en los clásicos que el público cantó con él en todo momento. Después de esa sesión llena de lágrimas y risas, se despidió cantando su canción Mujeres, porque sí: ellas lo aman, pero él a ellas también. / Daniel Arias Fuenzalida
Gustavo Santaolalla
Si bien el concierto de Gustavo Santaolalla con su gira Desandando el camino no fue el más concurrido del año, el público selecto que lo disfrutó en vivo, en el auditorio Ángel Bustelo quedó más que conforme. El ex Arco Iris y productor musical hizo un impecable recorrido por toda su carrera, demostrando una vez más que su instinto musical, ese que rompió el paradigma del rock en los 70 sigue intacto.
Acompañado por un quinteto de multiinstrumentistas, Santaolalla generó un puñado de climas y sensaciones con canciones como Paraíso sideral, De Ushuaia a la Quiaca, Mañana campestre y Ando rodando. Fue uno de los shows que marcaron una diferencia en la agenda musical. No sólo por la calidad artística, sino porque el músico eligió Mendoza como uno de los escenarios de su gira. Un concierto impresionante que quedará marcado en la memoria de los asistentes. Con este espectáculo recopilatorio de su obra, Santaolalla demostró su lucidez y su talento indiscutible. / Lorena Misetich
Les Luthiers
Todo pasó entre el 3 y el 5 de agosto: cuando Les Luthiers dieron shows en un Arena Maipú que, cada vez, estuvo repleto y más que dispuesto para recibir a los moñitos del humor, que cumplían 50 años sobre el escenario. El tiempo pasó volando. Desde que Gerardo Masana fundó ese grupo, que llegó esta vez como sexteto, había pasado medio siglo. El aniversario fue la excusa para volver con Gran reserva, exquisita antología de números compuestos entre 1975 y 2008 (algunos muy conocidos, otros no tanto).
Además de los inoxidables de siempre, vimos a Martín O’Connor y Horacio Tato Turano, quienes reemplazan las líneas del fallecido Daniel Rabinovich.
Y otra excusa más citó a los fanáticos: la última oportunidad para ver por última vez en ese grupo a Carlos Núñez Cortés, que había anunciado poco antes su retiro (se dio en octubre). Esa fue una fecha especial, ya que tuvieron una nueva consagración, cuando viajaron a España para recibir el Premio Princesa de Asturias. / Daniel Arias Fuenzalida
Fiesta de la cerveza
La idea amplificada del “Patio cervecero más grande de la provincia” funcionó. El cambio de espacio geográfico y los dos escenarios enfrentados reformatearon muy positivamente el cumpleaños número diez de este festival de espuma y rock.
Otro acierto (aunque todavía faltaría afinarlo mejor) fue el equilibrio entre bandas mendocinas en convivencia con las invitadas nacionales.
Si bien la cereza del postre fue sin duda el regreso de Café Tacvba, la programación apuntó a clásicos como Los Fabulosos Cadillacs, Bersuit Vergarabat y Las Pelotas y a contemporáneos como Onda Vaga, Ella es Tan Cargosa y Guasones . Y la variedad de alternativos rock-punk-pop equilibraron los oídos.
Pero sobre todo, ha sido la presencia de lo local lo que hay que hay que destacar realmente: Costa Canal, Las Ex, Strudel Klezmer, La Skandalosa, Cinical, Spaghetti Western, Alejo & Valentín, Usted Señálemelo, Fuego en Moscú, Gordo Cañón, presentaron shows de primera línea. Todo por 300 pesos por noche. / Pablo Pereyra
Natalia Lafourcade
¿Por qué el de la chaparrita fue uno de los mejores shows que desembarcaron en Mendoza este año? Porque la mexicana lo dejó todo: cantó durante casi tres horas, contó anécdotas sabrosas, bailó y charló con el público, pasó por diversos climas.
Hubo varias razones para encenderse: Natalia y su banda brindaron un show planteado en dos partes. Invocó no sólo a Agustín Lara (el versionado compositor de su disco homenaje) sino a Violeta Parra, a quien Natalia versionó con conciencia tan telúrica como moderna. Pero no sólo es esa voz y el virtuosismo que transita géneros y paisajes latinoamericanos con soltura y profundidad. Su carisma y su despliegue escénico fueron responsables de que el público terminara eyectado de las sillas, bailando al ritmo del cuatro.
Todos la ayudaron a corear el estribillo que le compuso a un ex novio que la dejó. La gente la hizo reír y emocionarse. "A los 10 años canté por primera vez en público, junto a un mariachi. Estaba muy muy nerviosa. A la media hora, ya no me quería bajar. Supe que quería hacer esto toda mi vida", asumió. / Mariana Guzzante
Discos de rock argentino 2017
El inabarcable mundo de la música tiene sin embargo, este año, un haz de luz de un “par mil” ubicado puntualmente en el rock indie argentino. Podríamos habernos puestos a elegir de la infinidad de géneros algunos buenos álbumes publicados este año (en cualquier formato), pero nos pareció que nuestro rock estaba dando señales de una renovación tan importante que ir hacia ese género nos iba a regalar un muestrario de 2017 que, a la vez, diera cuenta de un movimiento que se muestra con inusitada vitalidad, aun a pesar de que en las listas de temas figure el reggaetón como acaparador de las escuchas.
Elegido ya el foco no deja de ser sorprendente que, a la par (incluso por encima) de esos discos elegidos, hay al menos los de dos mendocinos: Luca Bocci y Usted Señálemelo. Ellos conviven en esta lista nada menos que con Charly García. Acaso tan sólo con ese detalle ya todo esté dicho.
Ahora - Luca Bocci
"Y mis canciones ya no son complicadas", dice Luca Bocci en el tema Ahora. Y el verso parece un manifiesto. Cuando subió a YouTube el disco (el 28 de marzo) quizás no imaginó el suceso que tendría: lleva más de 430 mil reproducciones y escaló en listas de elegidos del año. Estas canciones, grabadas en su casa, lo merecen.
Tienen aire a eso: a una cosa íntima, artesanal, con líricas sinceras y pulidas, con sonidos que recuerdan a ese rock nacional perdido en el fin de siglo. A algunos les vendrá a la mente Charly, el Flaco o Los Abuelos de la Nada. Pero es Luca Bocci, mendocino de 22 años.
Y llega con una poesía solipsista, donde hay archipiélagos, mares, bahías, nubes y algún fuego, incluso. Luca dijo que se aburre de hacer lo mismo, y anticipó que su próximo disco volverá a la psicodelia de su banda Alicia.
Quizás lo suyo sea transitar. En definitiva, se agradecerá por mucho tiempo la frescura que le imprimió al rock argentino con Ahora. Fresco, sí: como el sonido de lluvia en el final de la última canción, después de dejarnos entrar a su mundo. / Daniel Arias Fuenzalida
II - Usted Señálemelo
Imagino a quien haya escuchado por primera vez a Usted Señálemelo y lo haya hecho a través de este acelerador de partículas sonoras que es II, su segundo disco. Seguro, habrá sido algo así como un terremoto. Quienes ya habíamos superado la sorpresa del primer disco, la habíamos entendido y racionalizado (tienen talento, pero además han crecido en un ambiente nutricio envidiable) no podíamos más que esperar algo de calidad.
Pero hay que decirlo: este disco rompió la barrera de las expectativas. Juan, Gabriel y Lucca están lejos de la quietud, y a la mera muestra de calidad interpretativa y a la capacidad de crear buenas canciones, le agregaron una sonoridad que avasalla, que arrasa.
Y no por mero ruido potente sino todo lo contrario: por la belleza de los detalles, de los contrastes, de la instrumentación, de la lírica. II tiene canciones con la sangre necesaria para convertirse en clásicos contemporáneos (Aguetas o Big bang, por ejemplo) y su escucha tiene una sola contraindicación: no quiere nunca acabar. / Fernando G. Toledo
Agua ardiente - Los Espíritus
En la cima de los discos nacionales que nos han salvado la vida este año, hay que ubicar a Agua ardiente, de Los Espíritus. Pues mientras todo se prende fuego, este sexteto de La Paternal nos hidrata con un blues reconfortante y la dulzura del bolero más frases del tipo: "Las armas las carga el diablo y las urnas si está de humor".
Un viaje en escenas, sobrellevadas con sensibilidad y psicodelia. Las voces de Maxi Prietto y Santi Moraes, en despojada belleza, espejean la oscuridad con dulzura. “El pibe mira al hombre; él aguanta la mirada, apretados en un subte. El pasaje sale el doble y ninguno dijo nada”. Es por escenas como estas que el disco instala una comprensión profunda de la ciudad y su magma.
"El fuego nos unió una noche, la tormenta se hizo barro", cuentan Los Espírutus en su biografía. Ese fuego ha llegado en Agua ardiente l punto alquímico justo. Es el disco perfecto para salir a la ruta, la banda sonora ideal para películas de frontera. / Mariana Guzzante
Random - Charly García
Una buena noticia del verano 2017 fue la vuelta de Charly García. Y la expectativa no era menor: después de siete años el astro del rock nacional volvía a sonar con Random.
La máquina de ser feliz fue el corte de difusión y uno de los temas más nostálgicos del disco. Pero Charly tenía mucho más guardado: un rock potente con Otro, la verborragia de su poesía con frases como: "Es medianoche en la televisión / Cuando uno quiere algo de diversión / Con maquillaje, sin disfraz, / aparecen los amigos de Dios" (en la canción Los amigos de Dios). De lo apocalíptico y duro, pasa a ritmos pegadizos como Believe, donde retoma su rock más amigable.
Diez composiciones que muestran un Charly en estado puro. La génesis que lo distingue (teclas, guitarra y batería) y el presente, donde muestra un sonido prolijo, psicodélico y renovado, con su mirada ácida de la realidad y las obsesiones humanas.
¡Volvió Charly! Y, por supuesto, merece estar entre los mejores del año. / Lorena Misetich
La síntesis O'Konor - Él Mató a un Policía Motorizado
Como si fuera la banda de sonido de una película de Ezequiel Acuña, las diez últimas canciones del álbum de la banda que liderada Santiago Barrionuevo continúan tejiendo tramas de sentimientos melancólicos, polaroids de instantes y cócteles de emociones.
El cambio ahora es que le suben el volumen y la calidad a los arreglos electrónicos, a los coros y a la superposición instrumental y lo ecualizan para sonar más pop, sin deshilacharse por completo de los ingredientes indie.
En definitiva, nunca habíamos escuchado al vocalista tan íntimo y personal pero al mismo tiempo animado a interpretar relatos más accesibles y atmosféricos.
Hay respiros de The Smiths y The Strokes en esta cosmovisión de ficciones. Las luces (¿una de las mejores canciones del año?), El tesoro, Ahora imagino cosas, El mundo extraño reformatean tiempos de ansiedad, esperas trágicas, inseguridades, noches sin luna y las demás fábulas urbanas típicas de este poeta llamado Santiago. / Pablo Pereyra
Teatro en Mendoza 2017
No hay crisis que lo apague. El teatro es un espacio de resistencia ante la falta de iniciativa oficial y un lugar de crecimiento para los cientos de actores que mueven la escena independiente mendocina.
Y pese a la falta de espacios, el atraso en los subsidios y en muchos casos la escasez de público no son motivos suficientes para subir al escenario y demostrar que la creatividad no se apaga.
Elencos con trayectoria y jóvenes promesas, son parte de este balance positivo en materia teatral en la provincia.
El 2017 tuvo más de veinte estrenos a cargo de artistas mendocinos, sumados a los festivales oficiales.
En cuanto a las propuestas foráneas, el humor y la comedia se destacaron en la grilla con la visita de estandaperos, el espectáculo de Radagast, la multipremiada comedia El otro lado de la cama y Casa Valentina, de José María Muscari.
En este resumen, la mirada sobre las que consideramos fueron las mejores cinco propuestas de la temporada.
32° Fiesta Nacional del Teatro
Luego de catorce años sin pasar por estas tierras, la ya clásica Fiesta Nacional del Teatro volvió a Mendoza y durante diez días llegaron 32 propuestas del teatro independiente de todo el país.
Entre lo más destacado de la edición se lucieron las obras Volver a Madryn (Córdoba), Gurisa (Buenos Aires), Usted está siendo interpretado (Buenos Aires), Quiero decir te amo (Neuquén), Nada del amor me produce envidia (Buenos Aires) y Empleados (CABA).
En tanto, las anfitrionas Somos el recuerdo del mar que pasó y Tu veneno en mí, se destacaron con funciones agotadas en la agitada grilla. Un encuentro que como es costumbre brindó un panorama federal de la escena independiente, donde se destacaron los espacios de reflexión entre artistas y hacedores del ámbito teatral. / Lorena Misetich
Comedia Municipal (por duplicado)
Una particularidad que tuvo este año la Comedia Municipal Cristóbal Arnold fue la producción de dos propuestas bien diferentes. La comedia 120 Kilos de Jazz, perteneciente al 2016 y con carácter itinerante resultó uno de los montajes más elogiados del año. La obra dirigida por Pablo Longo cautivó a todo el público, desde lo lúdico, lo dinámica y lo narrativo.
Basada en los textos César Brie La jam session de Méndez, en escena saben unir la comicidad, música y la ternura suficiente de una simple historia de amor, que se transforma en grande y que atrapa a todo el público, en espacios no convencionales.
Por su parte el director Ariel Blasco volvió a brillar en la producción de Capital con Pequeños círculos. La obra que tuvo éxito de convocatoria reúne un acertado elenco, que se mueve en una exquisita historia, que mezcla literatura, ficción y realidad.
Escrita por William Prociuk, en escena combina todo lo suficiente para que guste: una puesta calibrada en escenografía, diseño lumínico y banda sonora, un elenco que encaja a la perfección y un texto, que juega con la intriga y ese ida y vuelta, entre la comicidad y el drama. Un "imperdible" que dejó este año la escena local. / Lorena Misetich
La Savia
La última producción del Teatro Nacional Cervantes visitó Mendoza a mitad de julio. La savia, escrita y dirigida por el sanjuanino Ignacio Sánchez Mestre y protagonizada por Mirtha Busnelli, fue un placentero recorrido por un texto sensible, con el toque de gracia justa y una vitalidad implícita.
En su paso por Mendoza, tuvo dos funciones a sala llena en el Centro Cultural Julio Le Parc y, la verdad, colmó absolutamente todas las expectativas.
En la obra, Elsa es una mujer madura y la protagonista de este relato; su historia, que repasa, escribe y transita plenamente. En el medio del “ida y vuelta” aparece Mariel, Dolores (Constanza Herrera), El Chino, Sebastián y Quique (Agustín García Moreno), personajes que irán alimentando su cotidianidad.
Como el texto, la puesta es encantadora. Un escenario lleno de plantas, libros y un escritorio, son suficientes para recrear el universo diario y la historia del personaje. Una gran obra y de las mejores que iluminaron la temporada teatral mendocina. / Lorena Misetich
AOI! El gualicho de la malvarrosa
Esta reescritura de Aoi no Ue (Yukio Mishima) hecha por la mendocina Ivana Catanese fue la gran ganadora del Festival de Estrenos de Teatro de este año.
Dirigida por el estadounidense Kameron Steele, nos mete en las cuatro paredes de un hospital psiquiátrico, donde Anna (Valentina Luz Aparicio) es sometida a un tratamiento experimental por sus ataques de histeria.
La tensión aumenta cuando irrumpe en su mente la examante de su esposo, interpretada por Celeste Álvarez. Así nos damos cuenta de que no es la histeria su problema, sino un fantasma que busca venganza.
Estrenada el jueves 27 de julio en el Teatro Independencia, AOI! –del elenco Ala Sur– tiene el mérito de proponer una poética teatral arriesgada en la escena local, basada en el método de entrenamiento Suzuki y una fisicidad precisa, hipnótica.
Es un gran logro para el elenco, íntegramente local, que aquí pudo probarse con gran éxito sobre las tablas y que, es esperable, seguirá ofreciendo obras para destacar. / Daniel Arias Fuenzalida
SorPresas
Esta comedia musical, que se vio religiosamente viernes tras viernes en el Teatro Tajamar durante meses, fue un verdadero evento taquillero: agotó entradas siempre y muchos fueron a verla más de una vez, e incluso más...
Versión en español de Nunsense (de Dan Goggin, estrenada en 1985 en el off-Broadway) aquí conocemos a cinco monjas del convento de Santos Lugares.
Lo que empieza como un acto sencillo para recolectar fondos madura en una historia disparatada y realmente bizarra, llena de canciones divertidas y ensambles, donde se intercalan desde números reguetón a números de tap y una suerte de ventriloquia. Adrián Sorrentino, Darío Martínez, Rodrigo Navarro Sardá, David Laguna, David Páez y Aníbal Villa (quien es además el director) se lucen son desparpajo.
Y destaquemos a Sorrentino en un párrafo aparte: por este papel este año ganó el Premio Hugo Federal a mejor interpretación masculina. Trajo así el primer galardón de este tipo a Mendoza, donde cada año crece un poco más la movida de la comedia musical. Aplausos y todo el apoyo para estos artistas y los productores. / Daniel Arias Fuenzalida
Series 2017
El mundillo de las series está en plenitud hoy en día. Gracias al consumo actual de contenidos audiovisuales (que trascienden la programación frondosa de cable y aire y se vuelca cada vez más al streaming), la producción de contenidos presentados en capítulos está viviendo una nueva, y sorprendente, edad de oro.
Y no son muchos los que actualmente (entre ellos, el gran escritor español Arturo Pérez Reverte) consideran que es en las mejores series de la TV contemporánea donde late la mejor ficción de nuestra época.
El año que termina fue pródigo en sorpresas y confirmaciones. A la impresionante coherencia y nivel de Game of Thrones (en su ¡séptima! temporada) o Vikingos, se sumaron novedades aplaudidas como la serie alemana Dark, que vino a demostrar que hoy en día ningún país tiene el patrimonio exclusivo a la hora de producir las mejores historias y filmadas de la mejor manera.
Pero, a su vez, nombres probados como el de Damon Lindelof (el de Lost) trajeron nuevas creaciones como Leflovers, que dejó en claro que también en productos de consumo masivo como una serie de TV es posible reflexionar, de manera honda y atractiva, acerca de la condición humana.
The Leftovers
Damon Lindelof, el creador de Lost, proyectando la novela de Tom Perrotta, cerraron este año su universo ficcional de tres temporadas, en el que el 3 % de la población del planeta, sin distinción de edades, simplemente se desvanece en el aire.
Luego de un salto temporal de tres años que le dio una atmósfera de reinicio al relato apocalíptico, la familia Garvey, sus vecinos y parientes, se conectan para enfrentar el definitivo Fin del Mundo. La despedida duró ocho episodios. Arrancó con una temperatura esotérica para volverse desesperación, tristeza, desasosiego y delirio.
Todo este planteamiento con aire de thriller religioso era una excusa para desarrollar el tema principal: la condición humana. Eso de observar cómo nos comportamos los hombres y las mujeres frente a lo desconocido, frente a la muerte inminente y de cómo podemos ser capaces de manejar la fragilidad y la fortaleza en ese misterioso y a veces vertiginoso camino de la supervivencia.
Aplausos de pie a los protagonistas: Justin Theroux, Amy Brenneman, Christopher Eccleston y Carrie Coon. / Pablo Pereyra
Dark
Quizá una de las grandes sorpresas de la grilla de series de las plataformas streaming fue Dark. Una propuesta que combina la fantasía, el misterio y la ciencia ficción, con un pulso narrativo notable y un nivel de producción hollywoodense, pero que venía de Alemania.
En un artículo anterior, dijimos: “Dark tiene como seña de identidad su fabulosa y compleja trama, un verdadero rompecabezas de historias entrecruzadas entre personajes del presente y de dos distintos pasados. Para el mundo de las series esto no es novedad. Por buscar antecedentes célebres, el de Lost podía ser un buen ejemplo de viajes en el tiempo. (...)
El trauma (a juzgar por la pésima andadura final de aquella exitosa serie) sobrevuela en los espectadores al asistir a la historia que se despliega ante los ojos en Dark. Sin embargo (...), por suerte Dark evita el derrape y los puntos altos son muchos. La historia, traducida a un resumen, puede no serlo tanto. Pero el logro de la serie es no tanto la originalidad de su historia como el talento para llevarla a cabo". Si el objetivo era atraparnos con un misterio y dejarnos con ganas de más, Dark lo logró. / Fernando G. Toledo
Game of Thrones
El tendal de carbonizados que dejó la 7° temporada de Game of Thrones fue sin dudas uno de los puntos más altos del año en la tevé. Transmitidos entre el 16 de julio y el 27 de agosto por HBO, estos siete capítulos también tuvieron sus detractores: algunos acusaron que el guion tenía lagunas y que hubo una aceleración inverosímil de los tiempos narrativos, especialmente en los últimos dos capítulos.
Aún así tuvo escenas de antología (y esto es spoiler): Daenerys, montada sobre Drogon, le dio una caliente lección a los Lannister en el capítulo cuarto; Meñique desapareció finalmente del juego; los caminantes blancos dejaron de ser una "mitología" y traspasaron el muro, destruyéndolo en segundos gracias al cadáver resucitado del dragón Viserion (poderoso, impactante). Por otra parte, también tuvimos el plus romanticón cuando Daenerys y Jon por fin se besaron (y no solo eso).
El último capítulo, El dragón y el lobo, fue el más visto de la historia de la serie, con más de 12 millones de espectadores solo en Estados Unidos. Y para saber cómo terminará toda esta saga habrá que esperar, ya se sabe, hasta 2019. Paciencia, nomás. / Daniel Arias Fuenzalida
Vikingos
Si bien con sólo seis episodios de la quinta temporada al aire, podemos confirmar que la serie épica que inspiró todas las series épicas de grandes presupuestos, está en su apogeo.
Por un lado, sus protagonistas ahora se definen definitivamente por sus peligrosas decisiones como nunca antes había ocurrido y por otro, el desarrollo de las aventuras de los hijos de Ragnar han amplificado, para placer de sus seguidores, los territorios geográficos de la ficción.
Este año hay cuatro líneas argumentales; la venganza sangrienta del menor de los varones de Ragnar, el psicópata Ivar, contra el Rey anglo Aethelwulf; el viaje esotérico de Floki a un paraíso habitado por dioses; la odisea de Bjorn, el mayor de los hijos, quien navega por el Mediterráneo conociendo varias ciudades de África y Europa y el panorama de guerra civil que se avecina contra la Reina de Kattegat, la legendaria Lagertha.
La creación de Michael Hirst afina más su puntería este año con memorables escenas de batalla y personajes tan salvajes como adorables. / Pablo Pereyra
Stranger Things 2
Conseguir fanáticos fue cosa fácil para la primera entrega de Stranger Things. Reunir un refrito fenomenal de historias conocidas, de películas de probado éxito y de personajes cuidadosamente diseñados podía resultar en un fiasco a lo Frankenstein o en un éxito rotundo. Sucedió lo segundo.
Quizá porque en la historia rezumaba cierta inocencia perdida en los años 80 (la época en que se ubica la trama), y la estética preciosa de esos tiempos estaba más que lograda. Los más exigentes (o los que creemos serlo) no nos pusimos del lado del fanatismo.
Sin embargo, al estrenarse la segunda temporada, algo cambió: los que esperábamos una mera continuación de frituras debimos callarnos. Stranger Things, en su segunda temporada, comenzó dando vueltas en estilo e historia, indagó en lo más profundo de los personajes, se permitió tender de a poco el arco de la historia a riesgo de perder frenesí, pero al final atacó con toda la fuerza.
Ya conocíamos que iba a haber mucho de aire a lo "ya visto", pero luego de este volantazo, de una propuesta menos superficial y más oscura y filosófica, aquellos que miramos la serie con desconfianza estamos esperando, ya, la tercera entrega. / Fernando G. Toledo
Series mendocinas en la tevé
Algo para destacar de 2017 es que algunas producciones mendocinas se transmitieron en TV de aire. Un logro no menor, que significó que muchos mendocinos pudieran acercarse a contenidos locales.
Con el antecedente importante de La educación del Rey (en El Siete y la TV Pública), la primera que llegó a la tele, en este caso los sábados de Canal 9 Televida, fue Gregoria, una miniserie dividida en ocho capítulos de media hora cada uno.
Con su primera emisión el 22 de abril, esta historia dirigida por Virginia Céspedes tuvo el atractivo de estar ambientada en 1815, con el gran desafío que supone una producción de época.
¿La historia? Gregoria Segura (aquí la actriz colombiana Luisa Zúñiga) es una esclava negra en la Mendoza de ese año, en el que Don José de San Martín ya era gobernador de Cuyo. Ella está enamorada de Felipe Calderón (Diego Quiroga), hijo de una familia acomodada y vecino de Gregoria, cuya ama es una bondadosa y comprensiva anciana, Doña Bruna (Gladys Ravalle).
El 23 de setiembre llegó a El Siete Mamut, que dirigieron Matías Rojo y Ariel Blasco. Una miniserie con aire de novela de formación: una banda adolescente busca a un nuevo vocalista y, mientras se ven los "aspirantes", van madurando artística y personalmente.
Y lo interesante no solo fue la serie en tanto ficción, sino que, por la importancia de sus protagonistas, queda como documento histórico de una camada musical que este año se consagró en escenarios nacionales y agita uno de los polos musicales más prometedores del país. Ellos son Juan Saieg, Gabriel Orozco, Lucca Beguerie Petrich, Gastón Araya, Julián Padilla, Andrés Nelson y Francisco Montilla.