Miles de manifestantes se congregaron hoy en la plaza Sant Jaume de Barcelona, donde se encuentra la sede del gobierno catalán, bajo el lema "¿Parlem? ¿Hablamos?", para reclamar un diálogo como salida al conflicto secesionista, en un momento de gran incertidumbre ante la amenaza de una declaración unilateral de independencia por parte de Cataluña.
La manifestación tuvo réplicas en los principales ayuntamientos de España, con Madrid a la cabeza, mientras en la capital española también se llevó a cabo una concentración en la plaza Colón en defensa de la "unidad" y el Estado de Derecho".
Para mañana está prevista otra gran movilización en Barcelona, convocada por la plataforma Sociedad Civil catalana, de la que participarán los partidos "constitucionalistas", con el Partido Popular (PP) y Ciudadanos a la cabeza, mientras los dirigentes socialistas se sumarán a título personal.
Los catalanes no secesionistas y los "unionistas" españoles protagonizan un fin de semana de protestas, mientras en el frente independentista se están produciendo movimientos tensos y confusos respecto a los pasos a seguir.
Los anticapitalistas de la CUP (Candidatura de Unidad Popular), socios de la derecha catalana en el proceso de secesión, y las organizaciones civiles independentistas presionan para que la proclamación de la "República catalana" se haga la próxima semana, en la sesión del parlamento catalán prevista para el martes a las 18 (13 horas de la Argentina).
Sin embargo, la burguesía catalana a través del sector empresarial está mostrando una fuerte resistencia emprendiendo una huida de Cataluña, que políticamente debilitó al Ejecutivo del presidente regional, Carles Puigdemont, y abrió un intenso debate en su partido, el PDeCat, que depende de estas bases electorales.
La fuga comenzó con el banco Sabadell, y continúo con Gas Natural y CaixaBank, cuyo último movimiento ha sido trasladar la sede de la Fundación Bancaria La Caixa a Palma de Mallorca.
Por su parte, el Ejecutivo español de Mariano Rajoy se mantiene expectante sin adoptar ninguna medida drástica a la espera de lo que haga Puigdemont, con quien no dialogarán mientras mantenga la amenaza de una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) sobre la mesa.
El ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, dijo en una entrevista publicada hoy por el semanario alemán Der Spiegel, que el Estado tiene la obligación de defender la legalidad ante el "golpe" perpetrado por el gobierno catalán, y que una "mediación internacional" no tiene ningún sentido.
En este marco de confrontación se realizó la convocatoria "¿Parlem? ¿Hablamos", una iniciativa promovida en las redes sociales por catalanes involucrados en el movimiento pacifista, que históricamente ha sido muy activo como se pudo ver en 2003 con las masivas protestas contra la entrada de España en la guerra de Irak.
La consiga era reunirse frente a los ayuntamientos sin banderas, con ropa blanca, manos pintadas de blanco, lazos y pancartas con lemas a favor del diálogo y la convivencia, como "Toc -Toc ¿hay alguien ahí?", o "Las calles son de todos".
"Espero que se den cuenta de que tienen que hablar, porque con esta escala vamos hacia un callejón sin salida. Si no se sientan en un mesa pasarán cosas malas, como la aplicación del artículo 155, que es la intervención del autogobierno, y habrá más crispación y odio", dijo a Télam Rafael Gallardo, en medio de la concentración de plaza Sant Jaume.
"Me preocupa el futuro de mi hijo, que crezca en un ambiente de crispación, de fractura, porque esto se está sintiendo entre las amistades, en el colegio, en el trabajo, en los grupos de WhatsApp", añadió este barcelonés, quien se considera parte de la "mayoría silenciosa" y no se identifica con ninguno de los "dos bandos".
"No sé si nosotros conseguiremos algo, pero la presión económica, tristemente, puede ser lo que logre mover las cosas", opinó Rafael.
"Dijeron que todo iba a ir estupendo, que esto no tendría consecuencias, pero engañan a la gente, que ahora está viendo cómo las empresas están trasladando sus sedes fuera de Cataluña por inseguridad, y esto tendrá consecuencias", apuntó, en la misma línea, Sol Moreira, de 53 años.
"Esto solo se arregla dialogando, pero Puigdemont y Rajoy no lo podrán hacer; espero que surja alguna alternativa, como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y (su par de Madrid) Manuela Carmena", sostuvo esta mujer, quien cree que los simpatizantes de la izquierda se quedaron huérfanos en medio de este conflicto, ya que el Partido Socialista (PSOE) está del lado del PP y Podemos no articula una alternativa viable.
Víctor Almeida, de 21 años, confía en que todo se arregle con unas elecciones anticipadas en España y en Cataluña, que la presión en la calle lleve tanto a Rajoy como a Puigdemont a acordar esa salida.
"La escalada se está descontrolando, la presión es grande, y hay mucha gente que no quiere perder su status, aunque hay otros fanáticos a los que les da igual", señaló este joven, quien destaca las dificultades que tienen los no independentistas para movilizarse, al existir diferentes sensibilidades.
"Pero si no se dialoga, lo que vendrá será una declaración unilateral, y la reacción por la fuerza del Estado", advirtió Víctor, dibujando un escenario de mayor confrontación y consecuencias impredecibles para el futuro de Cataluña.