La carátula de un resonante caso de violencia de género contra una mujer en San Rafael fue cambiada y el acusado, que fue derivado a la cárcel, ahora está imputado también de "femicidio", según la modificación del Artículo 80 del Código Penal que incorporó esa figura.
Sergio Sosa, el imputado, debe enfrentar el cargo de "homicidio agravado en grado de tentativa con alevosía y amenazas y femicidio en grado de tentativa" en perjuicio de Laura Girala (39), una conocida comerciante del rubro productos regionales de esta ciudad sureña, en lugar del cargo que en un primer momento se le imputó de "lesiones leves".
Según el juez que entiende en la causa (hasta ayer, porque entró en feria) Pablo Peñasco, "ya se han registrado otros casos de violencia de género desde la modificación de la ley pero que no llegaron a encuadrarse en femicidio en grado de tentativa".
En esta modificación se contempla como agravante cuando los involucrados (víctima y victimario) tienen o tuvieron una relación sentimental. Con la ley anterior Sosa hubiera sido imputado por un delito simple.
También Peñasco aclaró que es apresurado y hasta imprudente hablar de posibles penas cuando el imputado aún no está ni siquiera procesado. "Estamos en plena etapa probatoria y al señor Sosa se lo envió a la cárcel porque se teme no responda a los requerimientos de la Justicia porque estuvo ya prófugo unos días".
También habló sobre los plazos que en algunos casos no son tan rígidos. "Es posible que la etapa probatoria supere los seis días hábiles previstos para decidir sobre el procesamiento o no de Sosa. He ordenado la recolección de varios elementos de prueba que serán agregados a las declaraciones del presunto agresor. También se han pedido pericias psicológicas y la recolección de otras pruebas, así que es posible que este plazo sea mayor", dijo el juez.
El caso tomó estado público por la red social Facebook poco después de sucedido. El acusado en un primer momento se mantuvo prófugo y, en declaraciones a una radio desde el lugar donde se había refugiado, pidió perdón a Laura y se justificó al aire explicando que había sido "un momento de enojo".
En realidad, de acuerdo a las declaraciones también públicas de la agredida, que en un primer momento (el 31 de diciembre a la noche) tuvo que ser internada en el hospital Schestakow por la gravedad de las lesiones recibidas, Sosa habría preparado el ataque.
De acuerdo a la víctima, el hombre la esperó en el patio de su vivienda en horas de la noche, al que habría ingresado saltando una medianera. Luego aflojó los focos y se preparó para cuando la mujer ingresara a guardar su automóvil.
Cuando eso ocurrió, se abalanzó sobre ella advirtiéndole que no gritara porque de todos modos la iba a matar, y comenzó a aplicarle fuertes golpes en la cabeza, el rostro y el cuerpo con un trozo de madera.
Laura relató en las distintas entrevistas que hizo a distintos medios que al entrar ella presintió que algo estaba mal y además porque el hombre ya la había amenazado varias veces el día anterior por teléfono. "Cuando me di vuelta porque presentí algo, se abalanzó y comenzó a golpearme sin mediar palabra".
Fueron los vecinos los que intervinieron al escuchar los gritos de la mujer y gracias a ello el agresor huyó, no sin antes ser reconocido por tratarse de un bailarín de tango de amplia trayectoria en el departamento. Cabe destacar que Sosa también se habría asegurado que los hijos de la mujer no estuviesen en la vivienda como tampoco sus padres, que viven en una casa en el mismo lote.
Según lo expresado por Girala, Sosa le decía en todo momento que no quería lastimarla sino matarla. Que la quería ver muerta.
Hoy la mujer está de vuelta en la casa de sus padres porque afirma tener miedo, un gran temor de regresar a su vivienda, y tampoco aún trabaja en su negocio ubicado en una de las principales avenidas de la ciudad.
De acuerdo a allegados a la mujer golpeada, Sosa le habría hecho llegar otros mensajes de texto a Girala después del hecho, donde habría vuelto a amenazarla. Todo eso está en el sumario que ahora tiene el Juez Peñasco.
Durante la jornada en que el acusado prestó declaración ante el magistrado (el lunes), un centenar de manifestantes hizo una ruidosa protesta en las afueras de Tribunales reclamando justicia para Laura y exigiendo que se cambiara la carátula que en un primer momento fue por "lesiones leves". También se pidió por la resolución de otros casos de violencia de género ocurridos en el departamento.