Bachata, un ritmo que enamora

Nació en República Dominicana, y de la mano de Juan Luis Guerra y ahora el fenómeno de Romeo Santos, el género se popularizó mundialmente. En nuestra provincia, el boom caribeño se expande por distintos puntos de la ciudad.

Bachata, un ritmo que enamora

En la década del '90, "Bachata Rosa", del dominicano Juan Luis Guerra impuso una atmósfera de romanticismo en las pistas de baile. Ese género romántico y cadencioso, que tímidamente comenzaron a bailar los que gustaban de la cultura caribeña, hoy se expandió por todo el continente, y es sin duda uno de los ritmos con mayor auge en los últimos años.

En países como Colombia, Cuba o Venezuela forma parte del colectivo musical que los caracteriza, y aquí entra en una nueva movida, producto de la globalización y la difusión cultural. De allí, el notable crecimiento del círculo social del género en la región.

Artistas pop que se unen a los latinos consagrados, popularizan el compás de las guitarras que lloran de melancolía o por un amor furtivo, ese ritmo que se baila cuerpo con cuerpo e invita a la seducción.

Así, la bachata, género que nace en los '60 como canciones de los migrantes de la región (que componían canciones como una forma de catarsis ante la tristeza por sus afectos) se desprendió del bolero y ese ritmo lento hoy copa la noche, dejando a un lado a la salsa o el merengue como el estilo por excelencia del Caribe.

Bachata en vivo

"Aunque no es un género nuevo, acá recién lo están descubriendo. En la última década la mirada evolucionó en Mendoza. Antes la gente no se animaba a bailar en algún recital y esto cambió rotundamente, porque ahora en cualquier toque ya sea de salsa o bachata, se animan y se suman a la fiesta", destaca el músico Walter Ulloa uno de los integrantes de La Levingston Colmenares y Son 4, grupos de Son Cubano que miran con buenos ojos este auge por la cultura caribeña.

Al margen de los compositores comerciales, músicos y bailarines se dejan llevar por las tendencias para sumarse a la fusión de ritmos tropicales, que invitan a la alegría y la fiesta.
"El público que asiste a los toques o las clases no es distintos, por lo general va gente del ambiente, van a escuchar a cualquier banda que exprese esos géneros. Pero sí es impresionante la cantidad de jóvenes que se suman a la movida. Antes con la Levingston tocábamos una bachata para amenizar el encuentro, aunque ahora para nosotros cobró otro sentido, y como luego de cada recital comienza el baile, le dejamos ese espacio al DJ que ponga varios temas que el público quiere escuchar", cuenta el músico sobre el ambiente que se vive en cada encuentro.

Tambores, guitarras, requiebre de caderas, sonrisas, abrazos y varios giros que limpian la pista forman parte de la escena que se repite durante la movida nocturna que promete y mucho.

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