Baby Etchecopar: “La Argentina no es un país para tomárselo en serio”

El periodista y actor vuelve a Mendoza con su unipersonal “Jaque a la Reina”. Repasará toda su vida, con la verborragia que lo caracteriza. Una charla sobre la realidad argentina y el periodismo. “Sinceramente no hay nadie que me conmueva con su relato”,

Baby Etchecopar: “La Argentina no es un país para tomárselo en serio”

Baby Etchecopar está en camino a lo que él denomina su lugar en el mundo. Después de hacer su programa "El Ángel del Mediodía" por radio 10, es momento de descansar en su casa de el Tigre, en la provincia de Buenos Aires.

"Yo no vivo en una jungla. Vivo en Tigre, en el medio de una isla, que es lo más parecido al paraíso. Es una bahía sobre el río Luján, tengo mi barquito. Me hice mi lugar en el mundo. Capital la visito para entrar a la radio y salir. No me contamino con los enfermos. Esto es como un principado, donde hay otras leyes, otra conducta, otro respeto por el prójimo", sostiene sobre su refugio, ese que construyó hace unos años, luego del asalto que sufrió en 2012, junto a su hijo en su casa de San Isidro.

El humor irónico, el pesimismo y la sinceridad, son algunos de los adjetivos que le caben al conductor, siempre polémico. La reflexión y la pregunta, como motor en todos sus proyectos.

Así se embarcó en el teatro, desde hace más de una década: lleva firmadas once obras. "Jaque a la Reina", es su último unipersonal, el cual escribió, dirige y protagoniza desde el año pasado y con el que esta noche, debuta en el teatro Plaza, de Godoy Cruz.

“Es mi laburo, lo siento como un trabajo. Me gusta. Si paro, me aburro. Además en este trabajo, las vacaciones vienen solas”, afirma de su rutina entre la radio, la escritura y los escenarios.

-De qué va este nuevo espectáculo.

-La historia de mi vida, desde que nací en el ‘53, estoy signado por Perón y ya pienso morirme con Perón. O sea, Perón siempre estuvo en mi vida pero no como peronista, si no como no peronista.

Es la historia de un tipo que tuvo que sufrir al peronismo, nada menos que 64 años. No tiene un tinte político, porque es la analogía de las esperas de que Perón se va, que Perón vuelve, que se muere, que resucita. Y mientras tanto las cosas que nos fueron pasando.

-Arriba del escenario, ¿sos otro Baby diferente al de la radio?

-Yo soy uno solo. Porque si no sería un psicópata. Arriba del escenario muestro el Baby que la gente conoce. A veces crudo, cómico, pero el mensaje es siempre el mismo. La obligación es ayudar a la gente a pensar. Yo no tengo la razón, pero por lo menos discutamos lo que digo.

No tomemos a pie y puntilla, como esas obras de teatro típicas, que “si te jubilaste sonaste”, “mi mujer era un varón”. Y te vas del teatro sin encontrar nada. Por lo menos hay una reflexión y una reflexión impecable, que tiene que ver con mi vida final... Nos va a servir mucho a varias generaciones. En este espectáculo la gente se va a encontrar conmigo, con eso suficiente. Después veremos que sale.

-En que se diferencia de tus otros espectáculos?

-La vorágine de la argentina nos lleva a vivir siempre momentos diferentes y somos todos personajes fellinesco. La verdad es que la Argentina es desopilante.

De golpe desde el espectáculo anterior a este, pasó que tiraron 9 millones de dólares por la ventana de un convento. Convento que no era convento, donde una monja tenía un fusil y otra se quejaba porque se habían comida los scones. Todo eso tiene que ver con un monólogo en sí. Los argentinos somos un gran manicomio con fronteras.

-¿El teatro te sana?

-No, porque a mí la Argentina no me enferma. La argentina me hace cuestionarme muchas cosas. Lo que pasa es que cuando aprendés a vivir en la argentina, ya te estás muriendo y es tarde.

Pero la Argentina no es un país para tomárselo en serio. Si pasás la vida pensando que los ingleses nos van a devolver las Malvinas, si pensás que los peronistas nos van a sacar de los problemas, te morís y se te pasó la vida. Hay que tratar de vivir por otro lado.

Baby frente a su espejo

Transparente como pocos, Baby Etchecopar es de esos periodistas sin grises, o lo querés o lo detestas. Con sus declaraciones, más de una vez desató alguna polémica mediática e incluso muestra sus aciertos y miserias.

Hace poco más de un año quedó viudo, luego de la partida de Adriana Paz (madre de sus hijos Federico y María Paz), quien falleció a causa de un cáncer de colon. En ese momento conmovió a toda la audiencia con una sentida carta de despedida a su compañera.

A sus 64 años, se muestra como un hombre de calle, que sabe mirar la realidad, sin dejar pasar algún mensaje o la reflexión que trae tela para cortar.

-Hace tiempo que practicas meditación, ¿en qué te ayudó?

-En la abstracción. En salir del núcleo. Veo gente que se entera que no juega Messi y se le amargó la vida. Yo no me voy a amargar la vida por Messi, ni por Cristina, ni por Menem. Mi vida tiene otros protagonistas que son mis hijos, mi familia, mis amigos. Después que perdés tantas cosas, como me tocó a mí, hay cosas que no me conmueven.

Hoy me llamó un amigo y me dijo que se le rompió el tobillo y le respondo: “¿Algo malo te pasó? Porque si querés te cuento lo que me pasó en la vida”. La verdad que después que te pasan algunas cosas, empezás a priorizar y darte cuenta de lo verdadero, lo fundamental y no las pavadas.

-¿Cómo llevás la soledad?

-Es muy raro, porque siempre digo que me morí con mi compañera. Lo que quedó fue la cáscara y otro hombre. Pero el Baby que era antes, se fue con Adriana. Lo único que trato es de hablar, que a la gente le vaya bien por lo que yo digo, de abrirle la cabeza para que no los sigan estafando. Y esperando el día de encontrarme con ella.

-¿Te molesta que algunos periodistas no se jueguen por una postura o se vendan?

-Creo que más que mirar lo que hacen las ratas, hay que mirar lo que hacen los halcones. Yo no pierdo el tiempo en periodistas ratas. Admiro alguna gente que se juega. Lamentablemente cada vez admiro menos y casi a nadie, por eso me compre un espejo (ríe).

Sinceramente no hay nadie que me conmueva con su relato. Antes me conmovía Lanata, me gustan algunas cosas de Longobardi. Pero me di cuenta que el problema del correo no es de Macri, si no del periodismo que recibe más sobre que el correo.

-Es llamativo no tener referentes en el periodismo en la Argentina.

-El periodismo se convirtió en vedette y en vez de preguntar, dice. En cambio de pedir opinión, opina. Mientras vos ves un montón de giles queriendo ser estrellas y al entrevistado, tratando de misógino o de xenófobo, o de facho, o de zurdo y estén rotulando como en un supermercado]; están haciendo la salada. Hay que saber opinar y saber preguntar.

La otra vez hice una entrevista a Diego Lagomarsino y le pregunté si él y Nisman tenían una relación sentimental. Y salió en todos los portales lo que había preguntado. La nota duró una hora y media, le hice dos acotaciones pedorras y los berretas se quedaron con eso. Y esa pregunta la hice a propósito para que se difunda y lo levanten los portales. Porque sabía que lo otro no lo iban a levantar.

La ficha

Baby Etchecopar en "Jaque a la Reina"

Día y hora: hoy, a las 22.
Lugar: teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz). 
Entradas: $300, $350 y $400. En Tarjeta Nevada (Las Heras 419, Ciudad) y boletería del teatro.

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