A los vecinos del Santa Cecilia, en las afueras de San Martín, los asuntos relacionados con el progreso del barrio casi nunca les han resultado sencillos y la misma gente enumera casos: desde el gas natural, que se consiguió por pura gestión vecinal a las cloacas, que pese a las promesas de las autoridades siguen siendo solo un proyecto.
Uno de los últimos ejemplos es el semáforo que está en el ingreso al barrio y que para conseguirlo, la gente tuvo que salir una mañana a cortar la ruta, porque reclamar con los trámites administrativos habituales no había dado ningún resultado.
El Santa Cecilia queda a la salida de la ciudad de San Martín: al poco andar hacia el este por la ruta 50, uno llega hasta el semáforo del que hablábamos más arriba y ahí hay que girar hacia el sur, esa es la calle Vior y también el ingreso al barrio, que se construyó en cuatro etapas pero que se extendió aún más todavía, gracias al loteo de terrenos particulares que, de a poco, se fueron anexando al casco principal.
"Este barrio se empezó a construir en el 92 y a través de la Cooperativa Austral; en una primera etapa, que a su vez se dividió en otras más pequeñas, se levantaron 105 viviendas, las primeras que tuvo el Santa Cecilia", cuenta Oscar Agostini, uno de los vecinos: "Luego hubo tres etapas más, en un terreno que tiene unas 12 hectáreas y que antes fue una finca".
Esas cuatro etapas suman más de 250 viviendas, a las que hay que agregar algo más de un centenar de casas que se han ido levantando en loteos particulares aledaños al barrio, una obra que no ha terminado y que aun muestra viviendas a medio levantar: "Hoy, todo esto es Santa Cecilia, más de 380 casas", dice Javier Garavaglia.
El grupo de vecinos se ha juntado a contar la historia del barrio en la manzana donde debería haber una plaza y la capilla, aunque por ahora solo es un descampado, con un tinglado donde el cura, si hay buen tiempo, da misa los fines de semana; más allá del tinglado solo hay un tierral bárbaro y también unos arcos de fútbol mal clavados.
De la plaza entonces, no hay noticias y lo más cerca que ha estado el barrio de tenerla fue con la limpieza que hace algún tiempo hizo la Municipalidad, cuando arrancó y amontonó los yuyos en una esquina.
El de la futura parroquia parece ser otra historia y aunque por ahora solo hay un pequeño cartel anunciando el proyecto, los vecinos cuentan que esa parte del terreno es del arzobispado y que todos los años realizan en el barrio una fiesta en honor a la patrona y que así se van juntando fondos.
"Este año la vamos a hacer el 22 de noviembre, la entrada será de $20 y habrá carne a la olla, empanadas y números artísticos", cuentan y aseguran que en el 2016 finalmente arrancará la obra.
Y hablando de obras, la gente recuerda que el gas natural se consiguió tras una larga gestión cuyo trámite encararon ellos mismos. "Acá todo es así", dice uno y se queja por la falta de nivel que muestran la mayoría de las acequias: "Cuando llueve hay calles en las que el agua te llega hasta la puerta del auto", asegura Walter Vera y también dicen que en el barrio son habituales las roturas en los caños del agua y que cuando eso ocurre, "pasan semanas y hasta meses con los caños filtrando y el agua por las cunetas".
El Santa Cecilia es un barrio de clase media y luego de 20 años, sus calles siguen siendo de tierra y aunque el asfalto sería un gran avance, el barrio precisa antes las cloacas, que es el principal reclamo de los vecinos desde, una obra que hasta el gobernador en persona prometió.
"Hace dos años anunciaron la construcción de las cloacas y en ese momento el dinero estaba, pero pasó el tiempo y la obra nunca se hizo", explica Agostini. Las familias del lugar vienen reclamando por las cloacas desde hace años y en los días previos a las elecciones legislativas de 2013, el gobernador Francisco Pérez visitó el barrio y anunció allí, el comienzo de obras en los siguientes días y también prometió el asfalto y hasta la capilla.
"Los pozos sépticos están prácticamente llenos y a esta altura del año, muchos ya hemos llamado dos o tres veces al atmosférico", resumió Garavaglia y algunos vecinos de las primeras manzanas, como la señora Delia, aseguran que hasta una vez por mes necesitan vaciar los pozos, a un costo que ronda los 450 pesos.
"En nuestra situación, el asfalto y la capilla pueden esperar, porque tenemos una urgencia, la de las cloacas y pedimos que el dinero aparezca y que los trabajos se realicen", insiste la gente del Santa Cecilia.
Las cloacas, el principal reclamo de los vecinos
Para que el barrio Santa Cecilia tenga cloacas, hay que salir con las cañerías, cruzar la ruta y avanzar más de 1.600 metros hacia el norte por calle El Alto, hasta el colector de Mitre. Los graves problemas de pendiente encarecen esa obra hasta prácticamente triplicar su costo.
"El problema del Santa Cecilia es que sus terrenos están muy bajos, algo que la mayoría de la gente sabía cuándo compró el lote; en esas condiciones, el proyecto de cloacas es muy caro, casi tanto como sería levantar una nueva etapa de casas", explicó hace algún tiempo Alfredo Giménez, a cargo del área de Vivienda de la comuna, que admitió que el error fue haber anunciado la obra en 2013 sin saber si en realidad estaba el dinero.
La verdad es que el proyecto de cloacas ya se licitó dos veces, pero por demoras en la nación, cuando llegó el momento de adjudicar, el dinero presupuestado no alcanzaba. Inicialmente, parte de esas cloacas debían financiarse por el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enosa).
El Enosa ponía cuatro millones de pesos y la comuna los ocho restantes; el asunto fue que cuando bajó el proyecto de la nación había pasado más de un año y medio desde la licitación y por la inflación, la empresa que ganó pedía seis millones más. Ese dinero restante nunca se consiguió. Desde la comuna señalaron que las cloacas del Santa Cecilia serán incluidas en el Promeba, aunque no pudieron asegurar cuándo estarían disponibles los fondos.